¿Sabías que para las obras del Canal de Castilla se emplearon como mano de obra a presos? Pues es cierto, así nos lo revela la documentación del 16 de julio de 1831, donde el Director Económico de la Empresa del Canal, solicita que se ponga a su disposición el palacio del duque del Parque, o en su defecto otras dependencias, como ya se había hecho con el del duque de Medinaceli, con su correspondiente arrendamiento y compromiso de buen cuidado. Esto para el alojamiento de los presos, y así evitar daños y perjuicios. Concluyendo con el arrendamiento de los dos palacios, el de los duques de Medinaceli y el del Parque en la Plaza de Mercado, una casa deshabitada propiedad de Francisco Caballero Moratinos y tres mesones, el de los hermanos Brígida Marcos, Pedro Bárbara, Josefa Aguado Marcos y Alfonso López Sierra, arrendado por Manuel Caballero Vigeriego, el de Andrea Torres arrendado por Manuel de Val y Val, y el de Ramón López Cañas.
Todo ello para alojar a los presos que trabajarán en las obras del Canal de Castilla. Quienes son reforzados con otros 2.400 presos de Toledo que convengan a la Empresa del Real Canal de Castilla, elegidos por el Director General del Real Tesoro a partir del artículo 20 de la Ley de 17 de marzo de 1831. Por otra parte el ayuntamiento confirma la Real Cédula ya mencionada del 17 de marzo, afirmando que la manutención, vestuario y alojamiento queda a cargo de la Compañía.
Algo que no se saldará tan fácilmente, existiendo diversas quejas entre el vecindario precisamente por estos alojamientos. El primero de ellos por parte de Agustín Medina-Rosales, administrador de la señora Duquesa de San Lorenzo, propietaria del palacio del Parque. Quien alega, que únicamente es eso, administrador, y como tal no puede oponerse a los mandatos de su señora que no quiere que los presos le ocupen el mismo. Así como también por parte de Isidro Antonio Gil, como representante de los Duques de Medinaceli. Una problemática que se salda con la intervención de la intendencia provincial ordenando el desalojo de los palacios ocupados en un plazo de tres días. Lo cual lleva a que se acuerde con el prior del convento de San Agustín el uso de parte de sus dependencias, así como otras nuevas el 4 de agosto de 1831. Otras como la casa habitada por Josef Fernández Moratinos, del mayorazgo de Francisco Javier de la Parra. La casa habitada por Antonio Hervás, apoderada de Ramón Villullas. También la de Tiburcia de la Parra, junto con la de Anselmo de Medina-Rosales, arrendadas por Juan Lago y Bernardo Buzón. Así como la Ermita de la Santa Vera Cruz, propiedad del ayuntamiento y que no tiene culto alguno, únicamente prestada a la Cofradía de la Santa Vera Cruz con Martín Gómez como representante. De esta manera, el prior de San Agustín cede parte de su convento para el cuartel de las tropas que debían vigilar a las tropas.
Toda una gran obra de ingeniería, reflejo de un gran sueño ilustrado del Marqués de la Ensenada, y que contaba con el prestigioso ingeniero, Antonio de Ulloa. La cual requirió todo este despliegue y sacrificio para llevar a cabo el ambicioso proyecto.
Archivo histórico de Dueñas, I.E. 0048.
En 1678, gracias a un concejo abierto donde se hace registro de las producciones y rentas de la villa de Dueñas, se nos desvela las 5 obras pías que habían en aquel momento. Estas no eran otra cosa que obras de caridad, de ayuda, de carácter asistencial, pero sobre todo para los pobres y los más necesitados.
La primera de estas es la del señor duque de Medinaceli, Segorbe, Alcalá y Lerma, adelantado mayor de Castilla y dueño de Dueñas, siendo patrón del hospital de Santiago y San Sebastián de la misma localidad. Del cual en la actualidad solo queda la iglesia parroquial de Santiago. La segunda es la que lleva a cabo la justicia y el regimiento de la villa a partir de la herencia recibida de Fernando Patiño, quien viajó a América, donde murió, y es mencionado en varios documentos. Concretamente, este dejó una renta de 11.000 reales anuales a la villa de Dueñas para casar a parientes suyas pobres, o en su defecto a otras huérfanas. La tercera sería la provista por el cabildo eclesiástico, la cuarta por el convento de San Agustín y la quinta por la bendita misericordia, un organismo destinado a la caridad posiblemente ubicado en la actual calle Misericordia.
Las cuales se enmarcan en esa mentalidad moderna sacralizada, donde la gente pudiente buscaba primeramente lograr esa propaganda de buen cristiano, que ayuda a los demás, pero que a quien ayuda es a él a expiar sus pecados y evitar pasar más tiempo en el purgatorio. Mientras las demás instituciones, actúan bajo esa misma mentalidad de caridad cristiana, por el bien común y la salvación del vecindario, siendo además ejemplares de buen cristiano, sin restar el valor simbólico y propagandístico. Siendo acciones que no solo se referían a la atención de los más necesitados, sino también de la recepción de expósitos, e incluso de dar dotes a las niñas huérfanas para que pudieran casar en mejores condiciones, como hemos visto con el caso de la obra pía a partir del legado de Fernando Patiño. Algo importante para evitar la soltería, de las peores situaciones que podía tener una mujer en esta época por los estigmas sociales que suponía.
Una vez más, un dato curioso que nos permite entrever esa sociedad moderna española.
Archivo histórico de Dueñas, I.E. 0013, carpetilla 04.
I.E. 0063, carpetilla 07.
El 15 de marzo de 1608, desde el concejo se organizan las honras por el fallecimiento de Don Francisco Guzmán y Acuña, quien era marqués de Algaba y señor de Dueñas. En esta ceremonia toman protagonismo todos los eclesiásticos, y en especial el convento de San Agustín, donde cuyos frailes son partícipes y el convento pone los cirios de cera y velas necesarias.
Esto nos muestra esa especial sensibilidad ante la muerte, y también el poder e influencia del señor. Por el cual, el concejo debe rendir honras a su costa, ello sin contar las misas y demás actos que el noble dejase en su testamento. Al cual no podemos acceder, pero suponemos por la mentalidad de esta época y la necesidad de salvación. Donde las misas ayudan a alcanzar esa santa gloria, y las donaciones y acciones de caridad, evitan pasar más tiempo en el purgatorio. Todo ello dentro de ese contexto sacralizado de la España moderna del siglo XVII.
Agradeciendo a Álvaro Pajares González por su colaboración y trabajo en el archivo y con su documentación, desvelándonos curiosidades como esta.
Archivo Municipal de Dueñas, I.E. 010.
Como es bien sabido, en España los toros son una tradición de tiempo atrás. Esto nos permite encontrar documentación relativa a la celebración de los mismos pero en otros tiempos. Así ocurre con este documento del 18 de octubre de 1761, en el cual se hace referencia a una providencia realizada por el Obispo de Palencia a raíz del Auto de visita del 18 de abril de 1757. En esta se habla sobre la celebración de los novillos y la prohibición a las cofradías de costearlos, indicando además que no deben celebrarse los días titulares, de las advocaciones o de los sacramentos de la cofradía. Sin embargo, el Obispo no tiene jurisdicción sobre el concejo, por lo que tampoco le puede prohibir hacer las corridas de novillos si estos son costeados por cuenta propia o de particulares, como así sucedía el 14 de septiembre, día de la exaltación de la “Santa Cruz”. Día de la cofradía de la Vera Cruz, la cual afirma que no tiene nada que ver con estos novillos, y que no desobedecieron su palabra, ya que ellos no los pagaron. Algo de lo cual el obispo se queja, pues estas celebraciones según cuenta, solo incitan al pecado y atrae a los mancebos. Argumentación por la cual insta al Ayuntamiento a no celebrarlos, y por la que insiste en que cualquier miembro del clero no debe asistir ni participar de estas celebraciones. Siendo un documento que nos confirma que desde tiempo atrás las fiestas de Dueñas eran celebradas en septiembre, y no en agosto como ahora.
Reflejando además algo muy propio de la mentalidad del siglo XVIII, donde la influencia de la ilustración, y las nuevas ideas que se van gestando durante el siglo cambian la perspectiva sobre las fiestas, no solo sobre los toros, sino hacia la festividad en general. Algo que se debe al fuerte carácter religioso de la sociedad del momento, donde el calendario estaba marcado por las celebraciones religiosas, y por ende las propias fiestas, pero se comenzaba a considerar que la celebración, la fiesta, desvirtuaba el carácter religioso en sí. De manera que se pretende defender una postura más ortodoxa, correcta, de buen cristiano. Es por estos motivos por los que encontramos este tipo de testimonios y afirmaciones sobre las celebraciones en estos días clave.
Archivo Municipal de Dueñas, I.E. 045, Carpetilla 17.
Tal día como hoy, pero de 1928, el rey Alfonso XIII concede a la villa de Dueñas el Título de Ciudad y a su Ayuntamiento el tratamiento de Excelencia. Ello mediante un Real Decreto que se comunica primero al gobierno civil de la provincia de Palencia por el Ministro de la Gobernación, y es remitido el 13 de agosto de 1928 al alcalde de Dueñas. El real decreto dice así:
“Queriendo dar prueba de mi Real aprecio a la villa de Dueñas provincia de Palencia, por el creciente desarrollo de su agricultura, industria y comercio y por su constante adhesión a la Monarquía. Vengo en concederla el Título de Ciudad y a su Ayuntamiento el tratamiento de Excelencia. Dado en Santander a tres de agosto de mil ochocientos veinte y ocho.”
Un hecho importante para el municipio y para su Alcalde Don Julio Gamarra Zapater, quien es alabado y agradecido tanto por el vecindario como por una multitud de instituciones y personajes de relevancia como, el Teniente Fiscal de la Audiencia Provincial de Toledo, el Real e Ilustre Colegio de farmacéuticos de Sevilla, la Abadía Cisterciense de Nuestra Señora de San Isidro de Venta de Baños, la Parroquia de Dueñas, el Colegio de San José HH. Maristas, el 9º Tercio de la Guardia Civil de Valladolid, la Escuela Nacional de Padilla de Duero (Peñafiel), el Ingeniero Jefe de Obras públicas de Palencia, el secretario municipal de Cevico de la Torre, incluso un telegrama de Hierro del Norte (Santander) o la propia Gobernación civil de Palencia y el mismísimo Diputado en Cortes por Palencia, Don Abilio Calderón, entre otros muchos.
Una atribución y reconocimiento a la ciudad de Dueñas de la que sentirse orgullosa y que sirva de precedente para reivindicar su historia y su término.
Archivo Municipal de Dueñas, 007, Carpetilla 2
En julio 1813 encontramos un documento que nos habla de un puente provisional que cruzaba el río Pisuerga. El cual era imprescindible para la villa de Dueñas, ya que permitía acceder a esas tierras de labor y por ende a las cosechas.
El texto relata a partir de los testimonios de Antonio Gómez y de Manuel García García, su destrucción por las tropas españolas y aliadas en la retirada hacia octubre de 1812. Cuestión que genera tensión en el ayuntamiento de la villa que no tiene medios económicos suficientes para suplir su reconstrucción, por lo que interviene solicitando el apoyo económico de la Tesorería Provincial.
Para la reconstrucción se emplean esas maderas de los sotos y alamedas de los conventos de San Isidro y San Agustín, ya que el propio ayuntamiento tenía escasez de estos bienes. Una colaboración que tampoco sería gratis, implicando un coste que ascendía a 3496 reales de vellón por madera de olmo negro y de álamo blanco obtenido esencialmente del monasterio de San Isidro.
Algo que nos muestra la influencia de los monasterios de Dueñas en su historia, así como la importancia de lo que hoy en día conocemos como sector primario en este comienzo del siglo XIX español.
Archivo Municipal de Dueñas, I.E. 042
El 4 de agosto de 1809 se hace el pago de 3000 reales a los maestros relojeros de la ciudad de Palencia por su trabajo de restauración e instalación del reloj en la torre de la villa de Dueñas en el año anterior. Que previamente había sido comprado al monasterio de San Isidro, más conocido como La Trapa.
Un intervención protagonizada por Matías Rivera, vecino y prosindico de la villa de Dueñas. Este presenta el recibo de compra el 29 de marzo de 1809 por valor de 68 reales y 12 maravedís. Algo que contrasta con el recibo de pago a los maestros relojeros, donde se habla de un trabajo hecho en el año anterior de 1808. Sin embargo los pagos están hechos en 1809. Todos ellos a través de la figura de Matías Rivera. El primero, con el recibo de la compra solicitando el reembolso de esos gastos en la compra del reloj. Y el segundo de los 3000 reales son dados por el ayuntamiento, obtenidos del ramo del aceite, a Matías Rivera para que pague a esos maestros relojeros de Palencia por su trabajo.
Archivo Municipal de Dueñas, I.E. 009, Carpetilla 7
Archivo Municipal de Dueñas, I.E. 042