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La novela relata la historia de un chico que ve interrumpida su rutinaria vida el día que estrena unos calzoncillos dotados de poderes mágicos. Está contada en primera persona por Jiggi McCue (también protagonista de otras novelas del autor), que nos cuenta sus aventuras y desventuras con tan peculiar prenda. Esta fórmula narrativa hace que el relato gane frescura y enganche hasta el final. El tono humorístico de la obra, marcado desde el título, se incrementa con la presentación de situaciones exageradas que se desarrollan en el entorno cercano del chico: el colegio, la familia y el barrio.

Disparatadas aventuras de una pandilla de inquietos adolescentes, dispuestos a probar cualquier propuesta que les permita "animar" su aburrida vida cotidiana. En este caso, la aventura les llega por Internet: un juego muy sugerente, pero todavía experimental, al que no pueden resistirse. El autor utiliza el recurso de la narración en primera persona -el que cuenta la peripecia es Jiggy, el mismo protagonista de Los calzoncillos asesinos)- para establecer la complicidad con el lector y meterle de lleno en una historia descabellada y exagerada hasta la caricatura, pero muy convincente y con notable efecto cómico. -