El Servicio Nacional de Migración de Panamá (SNM) comenzó a contabilizar en 2010 el número de personas que entraban irregularmente a Panamá a través del Tapón del Darién, la frontera natural que este país tiene con Colombia. En aquel año, se registraron al menos 559 casos; aunque con el paso de los años se registraron cifras con picos de hasta 30.000 migrantes en 2016, 91.000 en 2021 y 248.284 en 2022. La mayoría de las personas que han recurrido a esta ruta irregular lo han hecho con la intención de huir de crisis económicas y sociales en sus países de origen, como Venezuela, Haití, Cuba y, recientemente, Ecuador; aunque también se han encontrado casos de personas provenientes de África y Oriente Medio. Todas ellas, en su gran mayoría, con un mismo fin: atravesar el continente para arribar a los Estados Unidos y mejorar su calidad de vida. Sin embargo, esta hazaña se trata, más que de una aventura idílica, de una crisis migratoria y humanitaria, dado que el Tapón del Darién es una selva sin ninguna infraestructura, sumamente peligrosa no sólo por los riesgos naturales a los que se enfrentan las personas en esta travesía (como la falta de agua potable, presencia de animales venenosos, falta de rutas señalizadas y un paisaje sumamente difícil de conquistar), sino también a otros factores de riesgo como la presencia de grupos armados y delincuentes, quienes han sido denunciados por cometer violaciones, robos y asesinatos.
Actualmente, existen varias rutas para atravesar el Darién. La mayoría son ofertadas por los llamados "coyotes", quienes han aprovechado la crisis para generar toda una industria en el Darién alrededor de la migración. Así, encontramos rutas que parten desde los municipios de Necoclí y Turbo, en Antioquia; como otros que empiezan desde Capurganá y Acandí, Chocó. La información referente a las rutas es ofrecida en redes sociales y en el voz a voz.
Una vez en Capurganá o Acandí, las principales rutas tienen como destino las ERM (Estación de Recepción Migratoria) de San Vicente y Lajas Blancas, donde los migrantes reciben ayuda por parte de organizaciones humanitarias y migratorias. Y es aquí donde son recolectados sus datos y denuncias para obtener estadísticas sobre este fenómeno.
El trayecto caminando hasta estos puntos puede durar hasta siete días, aunque este tiempo puede verse recortado o aumentado dependiendo de distintos factores como la crecida de los ríos, el estado físico de los migrantes ylas situaciones adversas que encuentren en su camino.
Algunos coyotes también ofertan "rutas premium" en las cuales embarcan a los migrantes hasta carreto u otros puntos más cercanos a las ERM. Sin embargo, esta travesía por el Océano Atlántico, hecha principalmente en embarcaciones rudimentarias, ha dejado varios naufragios y muertos.