En 1967, Jocelyn Bell, una estudiante posgrado de la Universidad de Cambridge descubrió, usando un radio telescopio, pulsos de radiación en radio, estas pulsaciones eran detectadas de manera periódica y nadie sabía, en ese entonces cuál era su origen. Junto con su asesor de tesis, Anthony Hewish, fueron descartando las posibles fuentes de estas pulsaciones, incluso descartaron la remota posibilidad de estar comunicándose con extraterrestres.
Después de usar instrumentación más sensible descubrieron más patrones de estas pulsaciones en radio y determinaron que esta radiación se generaba cuando partículas cargadas eran aceleradas en el intenso campo magnético de estrellas de neutrones que giraban a una gran velocidad. A estas estrellas, después se les nombró “púlsares”.
Actualmente se han identificado más de 2000 pulsares en nuestra galaxia.
En 1974, se le otorgó a Anthony Hewish y a Martin Ryle el premio Nobel de Física por el descubrimiento de los púlsares y aunque en ese entonces se hizo pública la inconformidad de la comunidad científica al no otorgarle ese premio a Jocelyn, ella señaló que el premio estaba propiamente otorgado ya que ella era aún una estudiante. Después de concluir su posgrado se ha dedicado a la investigación y docencia en diferentes universidades, y ha fungido como miembro de la Sociedad Real (la sociedad científica más antigua del mundo) desde 2003, asimismo fue presidenta de la Sociedad Astronómica Real (2002-04) y fue electa en dos periodos como presidenta del Instituto de Física en 2008.
La semana pasada, a la edad de 75 años, a Jocelyn se le ha otorgado el premio “Breakthrough Prize”, conocido como el Oscar de la ciencia y puede traducirse como Premio a la Innovación en el área de física fundamental. Este premio, que se entregó con el título de “Contribuciones fundamentales al descubrimiento de púlsares, y una vida de liderazgo inspirador en la comunidad científica”, consiste en una medalla y 2.3 millones de libras esterlinas, dinero que ella ha decidido donar en su totalidad, en forma de becas, a la comunidad científica menos representada como lo son mujeres, refugiados y personas de grupos étnicos minoritarios para que puedan continuar con sus trabajos de investigación científica.
Estudiante doctoral del Posgrado en Astrofísica; INAOE, Puebla, México.