Historia.
El Realengo es una localidad española que forma parte del municipio de Crevillent, en la provincia de Alicante, Comunidad Valenciana. Es un pueblo de colonización que se construyó a finales de los años cincuenta en el periodo de 1957/1961, por el Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA), dentro de los proyectos de la campaña de activación agraria. Según el censo de 2021, tiene 302 habitantes. La localidad está situada al este de la carretera de Crevillent a Catral.
Se situó sobre una zona de saladar entre las desembocaduras de los ríos Segura y Vinalopo, cerca de las Pías Fundaciones del Cardenal Belluga. La mayoría de sus primeros colonizadores procedían de la provincia de Albacete, de unos pueblos que quedarían inundados por la construcción del embalse del Cenajo. Al margen de algunos macro crecimientos residenciales actuales, es uno de los asentamientos más jóvenes de la provincia.
Se le encargó el proyecto en 1950 al arquitecto José Luis Fernández del Amo, que diseñó un proyecto con un planteamiento racionalista propio de los años 1950. Era un trazado urbano de anchas calles ortogonales, con palmeras plantadas, y estaba presidido por la torre de la iglesia (que guarda un chocante parecido con un transformador eléctrico o un edificio industrial). Se construyeron 150 casas para colonos, organizadas en torno a un centro cívico en el que se ubicaron los edificios públicos: iglesia, ayuntamiento, escuela, casa del médico y casa de los maestros. Se trataba de casas de planta baja y piso, con volúmenes de fuerte efecto plástico, que contaban con grandes corrales y patios de labranza laterales y posteriores propios de las casas agrícolas. En su momento fue una apuesta por la arquitectura moderna, sin recurrir a tradicionalismos incoherentes o lenguajes ya anticuados. Un urbanismo moderno y una arquitectura culta, que buscaba la imagen de la arquitectura rural en sintonía con la revisión vernácula del racionalismo ortodoxo que se estaba produciendo a nivel internacional: formas prismáticas, asimetrías en huecos y volúmenes, paredes encaladas directamente sobre la obra de mampostería, cubiertas a un agua de poca pendiente con teja plana sin cumbrera ni limas... Conformó un poblado que tenía un lenguaje moderno, pero claramente adaptado al medio rural tradicional, para ayudar a crear rápidamente la identidad de un lugar nuevo surgido de la nada, y en el que no había ninguna raíz donde agarrarse. Todavía se puede ir a apreciar en las casas de los años 50 los juegos de luces y sombras, así como el trazado urbanístico original, aunque se encuentra bastante modificado y transformado.
El Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante premió a la pedanía crevillentina de El Realengo, el poblado de colonización diseñado por José Luis Fernández del Amo en la década de los 50, como ejemplo arquitectónico con motivo del Día Mundial de la Arquitectura, que se celebró el 7 de octubre de 2013.
La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, inauguró el 16 de septiembre del 2021, la primera Célula de Autoconsumo colectivo de la Comunidad Energética COMPTEM. Creado en la pedanía de El Realengo que será pionera a nivel nacional.
Urbanismo.
La ordenación urbanística de El Realengo parte de un riguroso trazado geométrico ortogonal. La carretera de Crevillent a Catral, que se orienta en sentido norte-sur, limita el solar. Una amplia calle en forma de paseo atraviesa completamente el poblado hacia el este y se cruza con otra perpendicular de las mismas dimensiones. Sobre estas directrices se ordenan una manzana grande y tres más pequeñas que alojan los edificios públicos, situados en el centro del poblado. En la manzana mayor se colocan el centro parroquial y las escuelas. Al otro lado del paseo, hacia el sur, el ayuntamiento y el edificio social, unidos en forma de L. En el lado opuesto del otro paseo se ubican la hermandad sindical, los comerciantes y las viviendas de maestros. La mayoría de las parcelas de los obreros se sitúan perpendicularmente a estas manzanas de edificios públicos. Una particularidad de este pueblo es que junto a cada vivienda de colono se dispone de un amplio campo para cultivo de más de 2.000 m2.
La parcela de la vivienda del colono tiene unas dimensiones de 30 m de fachada y 25 de profundidad con 750 m2 de superficie que se prolongan por la parte trasera con campos de cultivo de unos 2.000 m2 de superficie.
La vivienda se coloca en una esquina de la parcela, y se adosa a la siguiente según un eje de simetría situado en la medianera. Igual circunstancia se produce en las dependencias agrícolas, en las que el acceso se realiza por el centro, algo retrasado respecto a la alineación de la calle al continuar el muro de cierre una inflexión que se inicia en la vivienda. La vivienda se desarrolla en dos niveles y en las parcelas de las esquinas casi siempre se reduce a uno. La vivienda es un prisma poligonal que se cubre con un único plano inclinado, del que sólo sobresale un porche en la entrada y una terraza sobre él.