Las emociones están presentes en todas las organizaciones humanas (familia, escuela, empresas, entre otras), y el comprender que los actores principales son precisamente seres humanos implica el saber manejar e interpretar dichas emociones para involucrar a las personas con sus tareas de una manera más comprometida, ya que se estaría al tanto de las quejas, opiniones y pensamientos que permitan hacer las cosas de manera distinta, pero productivamente, sembrando el sentimiento de pertenencia e identificación con los postulados de crecimiento y desarrollo personal. En este sentido y bajo las ideas anteriormente planteadas se determina cómo estas dos facetas (la de centrado y la de reconocimiento) promueven o ayudan a que cada persona agudice el instinto y por ende, actúe con inteligencia emocional.