Anita Sirgo


¿Quién fue?

Ana Sirgo Suárez, conocida como Anita Sirgo,​ fue una militante comunista española. Tuvo un papel muy activo durante la Huelgona de 1962, colaborando de manera destacada para que tuviera éxito.​ Es considerada un emblema de la lucha obrera y antifascista.​

Huelga del 62

Anita Sirgo participó activamente en la  Huelgona . Aproximadamente un mes después del comienzo de la Huelga minera de 1962, empezaba a vislumbrarse un fracaso, habiendo mineros que plantearon volver a trabajar. Dada la situación, las mujeres de la Cuenca minera decidieron organizarse y apoyar activamente la huelga ante la situación de miseria en que se encontraban. Así, organizaron piquetes e impidieron que los esquiroles pudiesen acceder a los pozos.​

Además, Anita Sirgo participó de forma decisiva en la organización de los grupos clandestinos de mujeres durante la huelga, contando con la colaboración de mujeres como Tina Pérez o Celestina Marrón. Estos grupos se ocupaban, entre otras cosas, de recolectar ayuda en forma de alimentos, transmitir mensajes o repartir pasquines.


Represalias

Por su activismo durante la huelga, Anita Sirgo sufrió los efectos directos de la represión. Fue encarcelada y rapada a tirones, a pesar de lo cual no delató a ninguno de sus compañeros del Partido. En la cárcel, sufrió torturas y quedó sorda del oído izquierdo después de una paliza que le propinó Antonio Caro Leiva, capitán de la Guardia Civil.​ Además, el por entonces ministro del régimen franquista, Manuel Fraga, se mofó públicamente de ella y llegó a negar las torturas y palizas.

Después de las huelgas

Tras su arresto y tras haber sido identificada por la Guardia Civil, Anita Sirgo se vio obligada a exiliarse en París junto con otros miembros del Partido Comunista, entre ellos Santiago Carrillo. Aprendió a leer y escribir durante el tiempo que permaneció allí, mientras en la Cuenca estaba en busca y captura. Al cabo de dos años y ante la impotencia de no poder colaborar con la lucha obrera, en 1966 Sirgo decidió volver a Asturias con el consentimiento del Partido. Una vez en Oviedo, fue requerida y detenida por causas militares y pasó cuatro meses en la cárcel, uno de ellos a causa de que se negara a pagar 100 000 pesetas de multa.

Esquiroles

Sirgo narra a menudo cómo durante la Huelgona lanzó mazorcas de maíz a los esquiroles, según ella misma «para llamarlos gallinas».​ Asimismo, cuenta cómo cuando se reunían varias amigas colocaban una cafetera vacía en la mesa para que la situación pareciera sencillamente la de unas amigas que se reúnen a tomar café, evitando así las sospechas de la Policía secreta.