Rayas Negras

En alguna ocasión una señora le comentó al pintor Joan Miró lo siguiente: "Mi hijito puede hacer lo que usted pinta"... "Si", le contestó Miró, "pero su hijito no sabe lo que está haciendo". Efectivamente, tal parece que cualquiera puede pintar rayas negras, círculos rojos, manchas amarillas, verde o azules, pero pocas son las personas que saben cómo, cuándo y dónde colocar todos esos elementos plásticos sobre una superficie, en determinada posición armónica. La composición ha sido desde hace cientos de años uno de los elementos esenciales y más importantes para determinar la estética de una obra de arte.

Miró no era sólo una sensibilidad que expresara la ingenuidad y la frescura infantiles. También era un gran intelectual y sabía dónde colocar ese sencillo círculo rojo o la graciosa forma amarilla, aquella línea gruesa o delgada con tal o cual movimiento a determinado tiempo, etcétera... Todo este aparente caos resume una armonía que se conjuga con el Cosmos, y por eso vale lo que vale y es lo que es.

Una obra de arte cuya proposición estética no sea tan sólo un bello tema de técnica depurada, sino que nos lleve a pensar; por qué, cómo y cuándo, está sin duda estimulando nuestra imaginación. Además, si nos despierta la curiosidad por el detalle, está educando sensiblemente la capacidad de observación, apreciación y conocimiento. Por eso la pintura de hoy resulta ser tan dinámica y está en constante cambio y evolución.

No debemos valorar las obras de arte contemporáneas con los mismos parámetros como lo hacemos con las obras clásicas. Como lo había mencionado en temas anteriores, todo tiene su tiempo y su espacio. Parece ser que a partir de la aparición de la cámara fotográfica, los valores del arte y su filosofía experimentaron un cambio radical, ya que cualquiera podía proyectar la imagen sobre una superficie y calcarla. Por esto las formas "realistas" han pasado a segundo término. Así surgen grandes pintores como: Picasso, Braque, Miró, Dufy, Motherwell, Clavé, Soulages, De Kooning y Reuschemberg, entre otros, quienes se atreven a proponer nuevas formas y técnicas que expresen su personalidad creativa.

Hoy día, existen tantas escuelas o formas de expresión como artistas. En el caso de los impresionistas y expresionistas abstractos, sus grandes áreas de color, sus efectos controlados y sus interesantísimas composiciones novedosas, nos ofrecen ese disfrute por la creación libre, transmitiéndonos toda clase de pensamientos, emociones y sensaciones.

Otros pintores, como los conceptuales, se encargan de romper con todas las reglas y valores establecidos. Proponen un nuevo "anti-arte", donde el único valor parece ser la libertad novedosa.

¿Porqué expresa lo negativo, la nada, la aparente ausencia de valores plásticos?, se pregunta mucha gente. Recordemos que el artista es un ser altamente sensible hasta llegar a ser co-creador con el Creador Supremo del Universo. Tan sólo por esto se merece respeto. Además representa en mucha ocasiones al inconsciente colectivo. Quizás son ellos a quienes les corresponde expresar plásticamente esa falta de sentido de la vida, ese vacío existencial, esa total ignorancia del verdadero amor.

Por eso el espectador no debe hablar por hablar, ni prejuzgar una obra de arte por el mismo hecho de "no entenderla", o por que "no le gusta". Todo tiene una razón de ser, y todo los grandes pintores de nuestra época saben perfectamente lo que hacen, cómo, cuándo, donde lo realizan, y porqué. Abandonemos esos prejuicios estéticos, pues a final de cuentas, lo que vale, vale en su espacio y en su tiempo.