De su obra se ha dicho...

“Me gusta mucho su trabajo “

Rufino Tamayo

Pintor


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Las exposiciones de Ana Queral son producto de su gran talento y extraordinaria sensibilidad, cuya imaginación desbordada haría sentir la estrechez de materiales y formas plásticas si no fuera porque los aprovecha íntegramente en aras de una exposición personal que traspasa los parámetros estéticos para insertarse en un alucinante mundo cuya tónica de expresionismo interiorista constituye la mayor invitación a contemplarlo y compenetrarse de él, de sus formas, materiales, conceptos, imágenes y experiencias que se agitan como inequívoca de las catarsis estéticas”

Miguel Bueno

Escritor, crítico de Arte y Ex Director del INBA


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“Felicito a Ana Queral por su gran imaginación”

Naomi Siegmann

Escultora


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Además de tener un gran talento, la pintora Ana Queral es una artista de asombrosa inquietud y energía. De ahí que su camino sea siempre el de la más sincera experimentación.

Para su arte no hay barreras ni convencionalismos: ella presenta en cada una de sus obras un reto a la capacidad creativa de su público. Ana Queral es una artista de imaginación maravillosa, que además sabe inventar cada vez un nueva manera de maravillarnos. Por todas sus cualidades de mujer y de artista sabe abrirnos la puerta secreta que conduce más allá de nuestras limitaciones estéticas. Es decir, que saber ser creativa y divertidos y siempre enriquecedores senderos de su obra.

Alberto Ruy Sánchez

Escritor

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El espacio privado

Desplegarse de la abstracción lírica a la abstracta es uno, de los aspectos más destacados en las obras recientes de Ana Queral. El movimiento y la tridimensionalidad se acentúan en su pintura por medio de la peculiar manera de la artista de procesar sustancias, lo cual da por resultado un sorprendente conjunto de metáforas vívidas y creíbles.

Frente al mundo de los espacios, frente a estereotipos formales, Ana Queral se ubica proponiendo nuevas posibilidades con volúmen, movimiento y color. Disciplinas sin llegar a sistemática, somete su materia a tratamientos exigentes sin seducciones en el sentido en que estás puedan desembocar en otorgamientos impremeditados. La seducción en este caso radica en un discurso directo, posible, que no se basen mecanismos superficiales de atracción.

Al desarrollar formas de factura elemental, ella integra un lenguaje plástico tridimencional en que las directrices o líneas, los tonos y las luces se convierten en respuestas formales para el espectador.

El poder comunicativo de esta artífice de lo imaginario radica en esa síntesis que se transforma expresivas.

Su energía de dialectiza con el movimiento, un movimiento de lo interno a lo externo que se encuentra de acuerdo con la nueva física y del que deriva un completo sistema de semejanzas y diferencias que van señalando como hitos marcas de un largo proceso de trabajo con el espacio y el color.

Maestra de la forma simple, Ana Queral consigue transmitir con geometría, gráfica y materia, sistemas concretos y vibrantes; de ahí ese desarrollo de la abstracción lírica a la abstracción concreta que en su caso resulta trayectoria lógica y sensible.

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Las connotaciones observadas en su pintura provocada sugerencias ajenas a nuestro tiempo y geografía, comunican con su visión poética del mundo que trueca las dimensiones: lo grande se vuelve pequeño y lo aparentemente insignificante se hace grande y ocupa el primer plano; por estos medios se enfatiza la gracia de formas primitivas que en algunas composiciones parecen infantiles, y que consiste en descubrir con clara objetividad algo real, necesidad expresiva que empuja a Ana Queral a desplegarse hacia espacios definidos de su materia plástica.

Sus manifestaciones de hoy son formas en sí mismas que vencen los límites del cuadro para expresar modalidades de movimiento, la realidad humana es su esencia.

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El tratamiento extremo de las texturas y las formas simples acentuado por tonos claros y transparentes, la identifica como un artista concreta que procesa los elementos de la realidad y los reubica y recrea al combinarlos. Sus formas internas en contacto con las externas configuran un campo luciente, esa especie de espacio privado donde el poeta reconsidera lo que surge de la estrecha interrelación entre su ambiente y su geografía interior.

En resumen, se trata de una pintura elocuente y significativa, resultado de una objetividad de las ideas y, mejor aún, de un mundo interior que la artista exterioriza, complejidad que solamente en el espacio visual puede ser desarrollada.

Bertha Taracena

Crítica de arte


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... de elevada espiritualidad

La obra pictórica de Ana Queral, busca instaurar o reinstaurar una poética autónoma de las convenciones vigentes. El lirismo espacial y visual que emana de sus cuadros, tiende a elaborar un mensaje informal. Sin embargo, dicho mensaje muévenos a modificar nuestra manera de ver la materia, -sus accidentes-, la sensual textura de los colores, las cualidades de los materiales y la inteligencia que logra animar las texturas; hechos que, anteriormente sin duda, eran atribuidos a la casualidad.

En la pintura de esta joven artista, podemos notar la utilización de la redundancia en cuanto al color, de espacios avivados por la súbita irrupción de breves toque de color, de degradaciones de color, y de texturas un tanto esfumadas donde se mezcla lo sensual y lo poético. Los colores son tratados con elegancia y serena inquietud; los espacios son manejados líricamente pero procurando la expresividad del accidente; las texturas, por último, son subrayadas de manera discreta y trabajadas con sutileza.

Gerardo Ciper

Crítico de Arte


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Doña Ana:

Le mando una cuantas líneas porque me urge poner por escrito algunas de las ideas que me asaltaron cuando me mostró sus cuadros, y ahí voy:

La primera: que pienso que disfruta mucho el hecho de pintar.

La segunda: que esta alegría de pintar se convierte en un deslumbrante juego de colores y formas que terminan agarrandonos a nosotros los espectadores se una manera última y definitiva.

Y la tercera, pero no final, porque este libre lenguaje suyo estará presente en cada oportunidad que nos acerquemos a él, sabemos está logrado a través de una gran disciplina y rigor.

Así que de esta suerte, y dicho no todo, sino parte, hago votos porque usted siga abriendo esa puerta por donde asomamos nuestros asombrados ojos.

Gilberto Aceves Navarro

Pintor y escultor.


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La vocación por las artes plásticas surge en Ana Queral a edad muy temprana. La niña Ana, de apenas seis o siete años, ya realiza dibujos y pequeñas pinturas que denotan un talento poco común. Después, quizá para complacer a la familia, estudia la carrera de odontología, pero no deja de trabajar en lo "suyo", o sea la pintura. Una de las características de esta joven artista, en su necesidad de investigar diferentes técnicas. Su trabajo por eso es tan rico, por lo que Ana domina los materiales que tiene a su alcance. Dos épocas anteriores de la pintora, escultora y dibujante la dieron a conocer como Ana Doris y Ana Levy. Ahora se presenta con el nombre que será permanente en su carrera de artista, siempre en ascenso: Ana Queral.

He visitado su estudio. Constituyó para mi una experiencia espléndida porque pude hacer un viaje por los diferentes momentos de su obra. De una inmensa bodega brotaban veintenas de cuadros que ella atesora, porque no le gusta desprenderse de sus "hijos". Mirando, mirando llegamos a la serie más reciente que lleva el título de Bienes sobrenaturales, aspectos humanos y horrores mundanos. Aquí una nueva Ana surge, renovada, con la piel cambiada. La actualidad, aquello que no conmueve y cuya información no la proporcionan los periódicos, es lo que ha tomado Ana como punto de partida para la realización de cuadros y figuras recortadas de una gran intensidad. Hay también dibujos de pequeño formato trazados y manchados durante los viajes. Son anotaciones, caligrafías necesarias para que la mano no repose nunca. Hay búsqueda también de nuevas ideas.

En los últimos años se ha dado en el mundo un interés muy grande por lo que las mujeres están haciendo en las artes y en la literatura. Antes habían estado relegadas a un segundo plano. Ahora, cuando son escritoras, son las más leídas y cuando pintoras las más vistas y comentadas. Ana Queral merece por sus méritos innegables, pertenecer a esa pléyade de mujeres maravillosas que están en la vanguardia en la pintura.

José Luis Cuevas

Pintor y escultor, Octubre,1994


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Es difícil encontrar en el actual panorama de las artes plásticas a una artista tan libre en sus concepciones, tan poco formal en sus fórmulas estéticas y que proponga un nuevo camino a las artes visuales, dando paso a la utilización de un espacio que se hermana con lo escultórico y con la escenografía.

Lilia Román

Crítica de Arte

Periódico NOVEDADES, México



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Sí existe una abstracción espiritual, la de Ana Queral

Cuando estuve de frente, ante el óleo sobre tela llamado por su autora, Ana Queral, Asunción, tuve este inmediato parecer: He aquí, en lenguaje pictórico, lo escrito por San Pablo en su Primera Carta a los Corintios 15:42. No conozco mejor interpretación de algo tan abstracto como el “espíritu” o “spiritus” latino, definido como un ser inmaterial dotado de razón, ni siquiera entre los maestros más reconocidos del arte abstracto; y sin embargo, tan admirablemente concreto, tal vez por figurativo. El arte tiene en este cuadro, una excelente muestra de la resurrección de los muertos; de aquella siembra en corrupción física, transformada en incorrupción por la fe. Sí confieso cómo me impactó la obra y lo sabe la propia artista; fue testigo.

No está aislada dicha pieza. Ana Queral ha hecho del tema resurreccionista cristiano un argumento particular ante el reclamo de su propio espíritu; ello lo confirman estos otros cuadros magníficos: Reflexiones sobre la muerte -acrílico sobre tela-; La resurrección de los muertos -óleo sobre tela-, para el que únicamente empleó tres pigmentos: ocre, blanco y negro; y Cosmos, instalación de gran formato. Así consigue, con el juego del “expresionismo abstracto” que lleva, eleva y trasciende, las sugerencias figurativas de cuerpos humanos en mezcla lírica, digamos, lo “concreto”. Más que una idealización, un auxilio a la comprensión intelectual o razonable. Consigue su objetivo plástico: la pintura, desde luego. Tras difícil labor, tiene la capacidad de atrapar la atención del espectador.

Pero el mundo de Ana es bastante más ancho, respecto de un solo tema, interesante y más para la pintura. Tiene una definitiva cercanía con toda la naturaelza. Es feliz incorporada a ella y parece serlo más, demostrando con sus obras cómo siente y comparte de semejante manera sus sentimientos con los demás. Sus cuadros más abstractos seguramente tienen apoyos reales: una visión para otros insignificante, que resulta para ella plena de colorido cautivador; y quizás un poquito del mar infinito, otro tanto de las frondas cerradas de un bosque, o algo de lo que alcanza a ver el ojo en la bóveda celeste. Y la imagen humana: las mujeres y los hombres en sus goces extraordinarios, según lo grita en "Paraíso campirano"; o en la desdicha sufrida por la gente, ahí están: "Por Ruanda", "Por la esperanza de Haití" y otros.

Sus “desnudos”, antes están revestidos de emociones, como que viven su comedia. Pero no están ausentes ni el drama ni la tragedia; o, ¿no forman también parte de la naturaleza toda?

Ahora bien, la obra de la pintora se sustenta además en conceptos por ella misma declarados con palabras. Para comenzar, ella cree que la obra de arte es poética y participa así de la tarea cotidiana de armonizar el universo. Estas son sus expresiones que traslado de un ensayo suyo intitulado ¿Qué es un artista? Escribe:

“El artista tiene un don especial, es un carismático necesario en la comunidad, siempre y cuando sirva para el bien común y refleje en mil facetas la gracia soberana del Creador Supremo del Universo. La obra de arte es poesía, manifestación de belleza en forma existencial...."

Discreta en el uso de colores, no obstante tampoco los limita; simplemente no los derrocha en una demagógica, aparente alegría; y ésta, muy lejos de la tristeza supuesta por la muerte tratada, es cualidad en su trabajo, Aquí la muerte no es un fin trágico, simplemente: es resurrección; esto es, vida más abundante. Su apocalipsis es alegre consecuentemente, y también justo. Muy dada al uso de los pigmentos metálicos: el oro, la plata, el bronce y el cobre. Otorga nobleza, sí, pero a su vez no hace pensar en las profundidades de la naturaleza que celosamente los conserva en el subsuelo; mas también, en cómo dichos elementos resisten tiempos y circunstancias. Así se expresa, sinceramente, la espiritualidad de Ana Queral.

Luis Rubluo

Periodista y crítico de arte.

Periódico EXCELSIOR, México


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Ana Practica una filosofía mística de su vida y la impregna sobre el lienzo donde habrá de trabajar.

Sus colores poseen vida física y alma espiritual. Además de los colores básicos, incluye a los metálicos; clave de su semántica y hallazgo feliz en su trayectoria. Desde 1978, Ana emplea sobre todo el oro, directamente o en collage; porque sabe, como los zapotecas, que el oro en hojas delgadas, parece verde por transmisión de luz y rojo por reflexión. El color áureo posee mil historias y simbologías que la naturaleza otorga a la ciencia y al espíritu del hombre. Áureo es el oro de Ana Queral al dar una húmeda transparencia y textura lumínica a sus composiciones cromáticas inauditas.

Frente a las obras de Ana Queral, uno podría entonar con líneas de Rubén Darío: “Cantemos al oro, río caudaloso, fuente de la vida, que hace jóvenes y bellos a los que se bañan en sus corrientes maravillosas .....”

Macario Matus

Crítico de Arte.

Periódico EXCELSIOR


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Existen Artistas que nunca se están quietos. Artistas que constantemente están cuestionando su propia relación con el arte. De esta manera abren, para sí mismos, un abanico de interrogantes. Abanico que quiere ser compartido y que invita a múltiples reflexiones

En esta pequeña retrospectiva, Ana Queral nos introduce a su propia búsqueda. Desde hace años ha ido creando su propia mística centrándola en la autenticidad y la libertad del pintor. Para Ana la pintura puede tener también un efecto privilegiado en el espectador: “un efecto mágico que penetra por los ojos del que la mira, estimulando la imaginación y la sensibilidad del corazón.” Por otra parte, todos los géneros pictóricos desde el realismo, el hiperrealismo, el expresionismo, el arte abstracto, etc., pueden lograr la misma sensibilización en el espectador si es que conllevan a lo que ella denomina “Valores Espirituales”, que están más allá de la técnica y del mismo género.

Estas interrogantes han acompañado a Ana a través de su obra pictórica y se van enriqueciendo con más reflexiones a través del tiempo, al igual que su propio trabajo.

Dra Margarita de Orellana

Comunicóloga, historiadora y crítica de arte

Directora de la revista ARTES DE MEXICO

1991


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A diferencia de los artistas que trabajan su obra con objetivos conceptuales preconcebidos, Ana Queral es una pintora que sin abandonar del todo los conceptos y el rigor formal, prefiere, como creadora, abandonarse al libre vuelo del espíritu y aventurarse mas a esa constante resolución de problemas plásticos.

Difícil calificar su obra en progreso continuo. Mas estimulante y fructífero es descubrir el secreto que encierra cada obra; mejor seguir el caudal desbordante, el flujo natural del sentimiento sujeto ahí en cada cuadro, en cada evocación de la mirada, presencia y forma de colorido azul.

Si bien el arte es el resultado formal de una experiencia, podemos agregar que en el caso de Ana Queral, esta experiencia vivida no sólo adquiere formas y contenidos diversos, sino que también encontramos esa "cantidad hechizada" de la que nos habla el poeta cubano José Lezama Lima, ingredientes que da a la obra de Ana ese carácter explosivo, fijo, mágico, circunstancial y erótico-velado concebido por Breton con respecto a las cualidades de la belleza. Fruto de una amplia experiencia plástica e intelectual, la obra de Ana nos sugiere un enigma, un secreto, una profunda verdad apenas sugerida en el uso de las formas, las texturas, la composición y el colorido, elementos que articulan y expresan su ser interno, reto al que se enfrenta todo creador en el ejercicio de esa libertad que es el Arte.

"Azul Profundo", título de su más reciente exposición, nos remite a un simbolismo plástico en el que el juego del color y de la forma, aprisionan las fuerzas a golpes de luz que van penetrando en esa azulada esencialidad que aspira a ser total. El azul de Ana nos desplaza la conciencia a los plano espirituales, materia sobre la cual se teje y desteje el ingrávido hilo de sus percepciones y recuerdos, de sus sueños y anhelos. Diálogo intimista y amoroso, conversación que se da cita en esa interioridad no fugitiva, elocuente y real.

La intrínseca unidad de las distintas "instancias anímicas" que nos sugieren los cuadros que integran esta exposición, son en realidad la expresión mas sincera de esa intensidad contenida

que aparece continuamente en su obra. Para Ana, pintar es "una aventura personal donde las reglas del juego son: libertad, autenticidad y continuidad". Entonces, ¿porqué hablar de una intensidad contenida? Ciertamente la propuesta pictórica de Ana Queral no es de fácil lectura aún a pesar de la aparente sencillez y frescura que aflora en algunas de sus anteriores obras, objetos y ambientaciones, Detrás de esa virtual simplicidad, se revela un discurso que reúne búsquedas y encuentros, intención formal y capacidad creadora.

Exposición y eclosión destrucción y creación, binomios esenciales de todo proceso creador. ¿Acaso alcanzan las estrellas su brillo mas intenso cuando estallan? La obra de Ana nos motiva a ir mas allá de una mera promesa; nos deja leer entre líneas de esa magia que se intenta desatar y rompen por fin las ataduras que la contienen. En todo santo debe haber una herejía y nada humano le es ajeno al pintor. El riesgo, el atreverse a romper todas las barreras, la trasgresión del límite son intuiciones que no hablan de una rebeldía oculta y silenciosa que conversa a solas consigo misma en una antigua lengua olvidada. Azul Profundo es un salto en el vacío, pero no todavía un tocar fondo y mucho menos la redención de la culpa desconocida. Nos sumergimos, descendemos o nos elevamos como Altazor en su viaje en paracaídas, o quizás nos suceda como a los buzos a quienes la profundidad hipnotiza y deseamos ser llevados a lo mas hondo de la Ana Azul que nos es tan semejante. Porque el azul es el mas misterioso de los colores y nos remite también al enigma del cosmo. Si la trama del tejido es azul, si Ana cumple su promesa de viajar a los abismos, corre el riesgo de alcanzar la iluminación y por fin estallar. Nos veremos entonces arrastrados junto con ella, desatándose así esa relación en cadena que genera la develación del encantamiento encerrado.

No me atrevería a situar la obra de Ana Queral en el terreno del Arte Abstracto en sentido estricto y tradicional, porque en su Arte Endógeno, los sentidos descubren el valor de los elementos plásticos que apunta a las esencias y que demandan nuestra total atención. Al confrontarla tenemos que apreciarla en su conjunto con esa pasional espontaneidad urgida tal vez de un claro raciocinio, pero en la que definitivamente la pasión se escapa y nos inunda, esa pasión elemental e inocentemente primitiva; reacción primigénea ante el impacto del color que quisiera desbordase en ese azul profundo, de donde surge la imagen -metáfora del ansia de infinito-.

Por: Maricruz Patiño

Escritora y crítica de arte.

México. D. F. Noviembre de 1991

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Ana Queral es una artista innata. No es sólo, claro, que haya pintado prácticamente toda su vida adulta, sino que su vocación es su primera naturaleza. Igualmente, es una exploradora. Diestra dibujante, ha incursionado en lo figurativo. Pero, es verosímil, ella se ha encontrado a sí misma en el expresionismo abstracto.


Empecinadamente, quepa lo reiterativo, aquí también Queral ha emprendido la búsqueda y exploración, lo es ir a extremos como son el minimalismo y la abstracción abigarrada,llena de vida, de profunda raigambre latinoamericana y, acaso, de recuerdos infantiles conscientes o inconscientes que sitúan al espectador en lo florido y exuberante del Golfo de México, el Mar Caribe o la selva de los mayas.

La presente exposición –25 obras-, que el Instituto de Seguridad y Servicio Sociales de los Trabajadores del Estado ha organizado en la Casa del Lago, se concentra en esta última fase. Quizá la más madura de dicha búsqueda. Dos ejemplos de los logros artísticos de Ana Queral son, sencillamente, sus coloridos y sus texturas. Su gama de colores también es sorprendente. Combina las rosas con los ocres –sensibilidad de suyo femenina-, los azules finos con los rojos pálidos. En contraste, en otras de sus estaciones, los colores se tornan al rojo vivo, el azul se vuelve de un ultramarino intenso y los amarillos recuerdan a las pencas de plátanos bajo el sol tropical ardiente.

Las texturas de Queral, por otra parte y rasgo definitorio en su obra, son con absoluta deliberación consistentes. Evidentemente, es heredera del historial del collage europeo de principios de este siglo que hoy fenece, así como de la genialidad de Rufino Tamayo, aunque su texturización sea de una enorme originalidad.

Y es que su mundo es netamente femenino, marcadamente inmenso en las intimidades de la mujer, en la reserva donde la hembra se recluye tras puertas cerradas. Ana Queral aplica encajes, reborda sus abstracciones, emplea cuadrículas que reavivan la cocina de trabajo. Y añade unos dorados y plateados, de oropel de buen gusto, que traen a cuento el lujo de las joyas de las damas. Todo ello, sin embargo, sería meramente anecdótico si no se considera la libertad de creación y la luz que impregnan su obra. Libertad que, además no se toma tan en serio.

Como dice Gilberto Aceves Navarro de Ana Queral: la característica de ella es “la alegría de pintar”. Empero, muy de fondo resulta la luz que trasminan las obras, donde color, textura y alegría se funden.

Bien explica la propia artista. “La luz que reflejan (las obras) es tan especial que tardo mucho en olvidarlas cuando aparto mis ojos”. Basten estos rasgos para subrayar la atención que la artista sabe despertar en todo espectador. Una exposición suya siempre será una gran oportunidad para que el público, de toda edad o condición, pueda aprender a deleitarse con el arte. Su pintura sólo exige sensibilidad e interés, no alardes de intelectualidad o lógica.

El ISSSTE –en colaboración y con la amable hospitalización de la Casa del Lago de la Universidad Nacional Autónoma de México- tiene la clara intención de acercar al trabajador del Estado, al igual que al enorme público que visita el Bosque de Chapultepec, al maravilloso mundo del arte.

Ana Queral, evidentemente, brinda con creces tal oportunidad.

Martín Luis Guzmán Ferrer

Escritor y crítico de arte

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Frente al lienzo, Ana Queral se convierte en una alquimista: manipula acrílicas, pinturas ahuladas, hojas de oro; se sumerge en un estado hipnótico y trasciende el lienzo para volcar su espiritualidad en etéreas composiciones donde, como en un acto de prestidigitación se entremezclan formas abstractas, figuras, texturas.

Ella es la nigromante detrás de Paisaje en rosas, donde los rojos y el oro surgieren un jardín amoroso y etéreo; o de Angel barroco, donde desde el misterioso velo de otra sustancia se desprende un fragmento dorado, símbolo bizantino de riqueza espiritual.

Ella ha osado pisar de una manera distinta el escenario terrestre: con los ojos interiores siempre abiertos viaja por el túnel de Alicia en el País de las Maravillas, cierra un puño y con la otra mano captura estrellas. Y es que aún cuando lamenta la turbulencia de este mundo, también sabe dirigir la mirada al firmamento y se vuelca en el lienzo donde trasciende a la materia.

Pero nada de adustez: lúdica es su actividad creadora; como una niña se apodera de colores, materiales y texturas para recrear al mundo en un arranque inaudito de espontaneidad.

Mary Lou Dabdoub

Escritora, traductora y crítica de arte


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Hace más de veinte años Ana Queral, se inició en el camino infinito de las artes plásticas, con el anhelo y la capacidad que sólo se tiene cuando hay talento.

Su obra rica en posibilidades, es la poesía abstracta del espíritu. Se siente profunda y emotiva, misteriosa y audaz. Sabia a fin de cuentas por lo inaudito de sus posibilidades, por su apasionada entrega y por la increíble belleza de sus formas.

Ana es una creadora de expresiones nuevas en donde lo circunstancial de un experimento, se hermana a la construcción mental de un universo. Esto es porque, como ella misma lo ha dicho: el espíritu mueve la materia, y el color en este caso, unido íntimamente a la textura, se ha convertido en la voz.

Parece que cada obra fuera resultado de una perfectísima serie de relaciones de vivencias únicas y de insólita planeación.

Su obra parece destinada a proyectar un mensaje de elevada espiritualidad; tanto así que la relación con la realidad o el símbolo, parecen haberse quedado atrás . La magia de sus collages de maravillosa transparencia revelan las expresiones mas puras y universales.

Rebeca Barrera

Historiadora del arte

1980


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De Ana Queral escribí que vive en un constante, frenética búsqueda estética.

Pasa de lo abstracto a lo figurativo, utiliza una enorme diversidad de técnicas y materiales y cuando todo esto no le resulta suficiente va en pos de formatos mayores, recurre al collage y a la escritura. Y esta búsqueda es permanente. Se nutre de sus lectura favoritas como Dante y Carrol y de sus pintores más admirados como Kandinsky, Chagall y Clav y tal vez de Siqueiros y de Klimt. Viaja por la historia para encontrarse con los muros de Bonampak o más atrás con las pintura rupestres. En ocasiones los horrores de la humanidad la conmueven y hace cierto tipo de pintura politizada que nos dan resultados fascinantes, pues poco tiene que ver con las falsas preocupaciones de llamado realismo socialista. La de Ana Queral es honesta y nada obvia de una conmovedora sinceridad. Allí están sus preocupaciones por los dramas de África, de Cuba o de la destruida Yugoslavia.

El arte de Ana Queral es de una intensa profundidad y de una completa honestidad. No hay nada que la pintora no haya sentido. La lectura de “Alicia en el país de las maravillas” la conmueve de tal forma que hace una serie bajo el mismo título y allí están los célebres personajes de Lewis Carrol, con colores tropicales que en mucho recuerdan la paradisíaca isla perdida en la que nació Ana. Aquí ella es Alicia mirándose en el cuadro, entrando o saliendo de la obra, a placer.

Para la artista el agua es un elemento principal, es la fuente de la vida. La encontramos frecuentemente, del mismo modo que tenaces alambres de púas nos muestran que el ser humano no alcanza la libertad, que la tierra es un falso paraíso. Y es que parte del ideario de Ana Queral es un contundente rechazo al poder y al dinero. Prefiere moverse dentro de la completa libertad que sólo concede el arte, pero un tipo de arte no sujeto a las reglas del mercado ni a los deseos de los poderosos. En todo caso, su fuerza, la del artista y consecuentemente la de Ana, proviene de la tela o del papel en donde ha puesto sus pinceladas , sus trazos que van y vienen del figurativismo al abstracionismo y que a veces chocan quedándose en una hermosa mezcla de ambos. Pero decía yo que Ana Queral busca incesantemente. No le bastan los elementos tradicionales. Como Siqueiros, explora, busca caminos, usa toda clase de pinturas, recurre al chapopote, a la pintura de aceite, a la madera pirograbada o policromada, se apoya en la escultura, en el dibujo a tinta. Pronto deja una etapa, como lo hizo en Azul profundo, y pasa a la otra con entera facilidady con nuevas avideces, distintos apetitos creativos.

René Avilés Fabila

Escritor y perdiodista