La composicion

Una pintura antes de ser una batalla, una mujer desnuda o una anécdota, es esencialmente una superficie plana cubierta de colores colocados en cierto orden. Antiguamente estos ordenamientos eran patrones compositivos bidimensionales. Luego añadieron volúmenes, estructurando las composiciones tridimensionales. La última cena, de Leonardo Da Vinci, es la pintura más famosa del mundo, no por su tema religioso de gran dramatismo y acción, sino por su interesante composición triangular bidimensional. Esta estructura unida al concepto intelectual, lo convierte en un cuadro sencillo y claro de gran expresividad.

Otro ejemplo: La transfiguración, de Rafael, tiene una de las composiciones más complicadas y confusas del mundo. El ojo del observador se mueve en cientos de direcciones a la vez; y a pesar de que las figuras son bellísimas por si solas; se dice que la composición falla por falta de punto de interés a de foco.

Los pintores renacentistas fueron los primeros en estudiar los arreglos tridimensionales. Inventaron la perspectiva y exploraron las leyes del movimiento, no sólo de la forma, si no también de la luz y del color, utilizando los conceptos básicos de composición espacial que llamaron "espacios abiertos" y "espacios cerrados".

La composición más popular ha sido la triangular, repitiéndose cientos de veces en crucifixiones, nacimientos, Madonnas y sujetos similares. Es curioso notar que El Guernica de Picasso tenga una composición parecida. El punto de interés está en el ápice y luego a los costados, continúa su original y explosiva temática violenta.

No obstante, en épocas modernas, desde los impresionistas hasta los postmodernistas, los pintores se han encargado de transmitir más sus sentimientos y emociones respecto al mundo fuera y dentro de si mismos, que de seguir estructuras o patrones compositivos. De ahí que hoy se rompan tantas reglas establecidas que, en tantas ocasiones, impiden la libertad de expresión y la evolución del arte. Sabemos que la composición puede o no ser patrón o estructura, tener movimiento o ser narrativa, pero siempre debe ser expresión. Una buena composición resulta no de reglas establecidas, si no de los sentimientos del artista respecto a lo que es correcto para él, desarrollándolo mediante, el estudio, la contemplación y la práctica.

Del Curso APRECIACION DEL ARTE . Washingon, D.C. USA. 1979

Editados en los siguientes periódicos: Ovaciones, El Universal y EXCELSIOR