Sin lugar a dudas uno de los seres mitológicos más conocido y difundido en varias culturas. Originalmente se trataba de un ser con cuerpo de pájaro y rostro o torso de una bella mujer con una voz melodiosa, atractiva e hipnotizante. A nosotros llega a través de la mitología griega que las muestra como bellas mujeres, de largos cabellos, senos prominentes y esbelta figura hasta la cintura, desde donde se convierten en peces con escamas y cola terminada en dos secciones. Pese a su belleza, las sirenas eran seres malignos que mediante su excelso canto gracias a su magnifica voz, se encargaban de seducir a los marineros y arrastrarlos hacia las rocas para hundir sus embarcaciones.
El poeta griego Homero las nombra en su obra “La Odisea” que cuenta las peripecias sufridas por Odiseo (a quién en occidente conocemos como Ulises) y su tripulación, quienes al pasar por el lugar donde se encontraban las sirenas taparon sus oídos con cera para evitar el embrujo de sus canciones.
Se las ubicaba en la llamada Isla de las Sirenas que en realidad eran tres pequeños islotes rocosos donde era común ver a las sirenas sobre las rocas, acariciando sus largos cabellos a la espera de embarcaciones. Se las ha asociado con la muerte y han sido objeto de monumentos y ofrendas funerarias.
La mitología atribuye su figura mitad mujer, mitad pez a un castigo impuesto por Démeter al no haber defendido a su hija Perséfone a quien acompañaban cuando ésta fue raptada por Hades y llevaba a sus dominios en el inframundo.
© Raúl Avellaneda
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