Este monstruo acuático tenía características de reptil, con fuertes patas terminadas en garras, las que sumadas a su lengua bífida, su cabeza alargada y sus profundos ojos de mirada asesina lleva a muchos a compararlo con el dragón de Komodo; aunque a diferencia de éste tiene un cuello largo semejante a una serpiente y largos dientes afilados como puñales.
Lo que hace única a la Hidra es la cantidad de cabezas, las que a partir de tres pueden llegar a ser una gran cantidad ya que tiene particularidad de regenerar dos cabezas por cada una que pierde o le es cercenada.
Esta propiedad la hace un ser solitario, aunque cada uno de sus ataques se convierte en múltiple, ya sea contra uno o varios enemigos a los que ataca con movimientos independientes de cada cabeza. La tradición dice que es capaz de lanzar un aliento muy frío con el que congela al instante a sus enemigos; aunque por el contrario, otras versiones hablan de su capacidad de expulsar un aliento de fuego por todas sus cabezas al mismo tiempo, aunque no lo hace con frecuencia porque la deja muy débil durante un prolongado tiempo.
La forma de evitar que regenere sus cabezas es cortándoselas e inmediatamente aplicar en el cuello un hierro caliente cauterizar el lugar. Así fue como Heracles (Hércules) venció a una Hidra de nueve cabezas, en la segunda de sus doce pruebas. Se la conoce también como Hidra de Lerna, haciendo referencia al lago donde tenia su escondite, ya que la leyenda dice que en el lugar había una cueva que conducía al inframundo y que la Hidra custodiaba esa entrada.
© Raúl Avellaneda
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