Durante muchos años me desempeñé en el mundo de la gráfica (como redactora, correctora y editora de libros y revistas), pero un día decidí cambiar el rumbo. Retomé el estudio de las Flores de Bach, lo profundicé y de a poco fui ampliando el rango de consultantes. Primero familia, luego recomendados... hasta que el círculo se amplió lo suficiente y estuve lista para el siguiente nivel.
Me mudé de la gran ciudad a un lugar más tranquilo y la naturaleza hizo el resto. Estudié fitoterapia y mientras iba aprendiendo sobre las hierbas, las iba recolectando de los alrededores... Luego vino el reino Fungi y finalmente la biodecodificación, que llegó para dar muchas respuestas a las preguntas que tenía de los consultantes y de mi cosecha.
La escritura terapéutica vino a cerrar el ciclo y a posibilitar que me reencuentre con mi primer amor, la escritura... entonces surgieron los talleres, donde sumo lo que sabía y lo que aprendí después.
En la suma de las distintas terapias encontré el conjunto intersección: las emociones y dado que no podemos subsistir sin que ellas nos atraviesen, es fundamental saber abordarlas para que no nos perjudiquen.
Como dijo el Dr. Edward Bach en 1931... "debemos aprender a ser libres. Libres de las circunstancias, de nuestro entorno y sobre todo de nosotros mismos. Ya que hasta que no lo seamos, seremos incapaces de brindarnos abiertamente".