Creo firmemente en las teorías educativas del cognitivismo y las teorías del constructivismo, las cuales insisten en la centralidad del alumno, sus necesidades y motivaciones. Estoy de acuerdo con la premisa de que sin motivación y atención plena junto con el elemento emocional no hay aprendizaje a largo plazo y, por lo tanto, la creación de memorias en el hipocampo. También creo que cada alumno tiene una forma diferente de aprender, ya que no hay dos seres humanos con el mismo cerebro y cada uno tiene su estilo de aprendizaje favorito, como establece Howard Gardner en su Formae Mentis donde habla de inteligencias múltiples. Es por tal motivo que es muy importante para mí elegir las tecnologías educativas multimediales que se implementarán en el curso, para de este modo poder atraer la atención de los estudiantes mediante una multiplicidad de estímulos. De esta manera, también puedo ofrecer a mis estudiantes la oportunidad de descubrir diferentes herramientas, quizás desconocidas para ellos, que pueden ayudarlos y motivarlos en el proceso de aprendizaje del italiano o de cualquier tema fuera del salón de clase. También considero que es muy importante, especialmente en los momentos delicados que estamos atravesando, implementar una enseñanza humanístico-afectiva de idiomas y considerar al grupo de estudiantes como un componente afectivo y no simplemente un grupo estático, ya que cada uno tiene diferentes experiencias y motivaciones que lo distinguen de sus compañeros.
Teniendo en cuenta los conceptos de bimodalidad, es decir, la funcionalidad cognitiva de cada hemisferio del cerebro, es muy importante para mí activar primero el lado más global del cerebro, o el hemisferio derecho, que está más interesado en la visualización y la simultaneidad. De esta manera puedo estimular los sentidos de los alumnos, empujándolos así a crear una curiosidad sobre el material a discutir en clase para tener plena atención antes de pasar a la comprensión y análisis del material, característico del hemisferio izquierdo. Es muy importante para mí que el estudiante mantenga el interés en el tema y evite la frustración. Por lo tanto, trato de usar ejemplos en clase con los que los estudiantes estén familiarizados y puedan crear relaciones de asociación para de este modo poder cumplir con los objetivos del curso. Todo lo anterior nos lleva a la práctica de una filosofía progresista, humanista. El estudiante es el centro de todo y por lo tanto sus emociones son sumamente importantes en el proceso de aprendizaje.