Baraka, dirigida por Ron Fricke, es un documental cuyo viaje visual se construye únicamente a través de imágenes poderosas y música, sin necesidad de diálogos ni narración. Cabe recalcar, que fue nominado dos veces y también recibió premios. A pesar de que quizá es una visualización muy poco común, como son otras películas, en tan solo observar estas imágenes se puede aprender y reflexionar más que lo que las palabras pueden expresar. Para comenzar, compartiré mi punto de vista, destacando como se muestra tanto la belleza del planeta Tierra como las tensiones creadas por el ser humano.
Desde un principio podemos notar como el director de esta película nos lleva a contemplar las maravillosas formaciones de la naturaleza y los animales que habitan en ella, junto con tomas de volcanes, bosques y desiertos que nos llevan a transmiten un sentimiento de paz, pero también de fragilidad. Algo muy interesante es que mientras seguimos observando el documental, siempre se dedica una fracción de tiempo a los paisajes naturales y animales, los cuales nos recuerdan que todos los seres humanos compartimos un mismo hogar: la Tierra. No solo nos invita a recordar de dónde venimos, sino que, a través de la música ambiental, también nos ayuda a resaltar lo único y hermoso que es nuestro mundo sin ningún rastro de civilización, o simplemente nos transporta a un lugar sagrado, lleno de vida y fuerza.
Otro tema que llama mucho la atención es el enfoque constante hacia la espiritualidad del ser humano. Con esto en mano, se observa como el director nos transporta a diferentes tipos de países, pueblos o tribus, atrayendo la curiosidad al espectador. Sin embargo, esto también lleva pensar que, a pesar de que existan tantas religiones, todas buscan conexión con algo más grande que nosotros mismos. Además, siento que el director utiliza esta oportunidad para mostrar no solo la religion, sino también las variadas culturas que se encuentran en un mismo planeta. Este punto se puede ver reflejado en los rituales, bailes, vestimenta, arte, comida y, no menos importante, en la arquitectura.
La modernidad y el consumo derivados de la industrialización se muestran de forma contrastante con lo que se observa al inicio del documental: fabricas, ciudades sobre pobladas, contaminación, explotación laboral y de recursos naturales, entre otros. Por otro lado, la desigualdad económica es bastante notable en las escenas donde hay más población. Aunque muchas de estas escenas causan un espejo de incomodidad de nuestra realidad actual, hay un punto en que la modernidad y la tradición pueden coexistir y complementarse. Esto implica que, a pesar parezcan polos completamente opuestos, son fundamentales para entender como las culturas se adaptan a un mundo que siempre está cambiando.
La vida en Baraka aparece como un ciclo universal, pero también se muestra como algo frágil, sagrado y profundamente conectado con la Tierra. Las imágenes de nacimientos de animales, rituales humanos, celebraciones culturales, entre otros, son ejemplos bastante consistentes en este documental. Sin embargo, así como muestran la vida, también muestran la muerte indirectamente con imágenes de cementerios, rituales funerarios, imágenes de destrucción y guerras. A pesar de esto, lo siguen mostrando como parte del ciclo natural de todo ser vivo, pero también podemos reflexionar sobre las muertes creadas por la violencia, la guerra y la explotación de la naturaleza; apartándonos de la armonía que se supone que debe existir entre los humanos y la Tierra.
En resumen, Baraka es un documental echo específicamente para que podamos reflexionar sobre la vida y sobre el hecho de que vivimos en un mundo muy frágil. La película me hizo valorar las diversas culturas de este mundo como la riqueza de la naturaleza que nos rodea. El impacto que existe en la modernidad con lo tradicional, que, aunque existan tensiones, es esencial para la vida actual y para no olvidarnos de dónde venimos. Todos tenemos la capacidad de elegir la destrucción o la felicidad, pero también debemos entender que, a pesar de los diferentes pensamientos, seguimos compartiendo un mismo planeta y esencia. Al final, siento que la película logro lo que todo humano debe preguntarse: ¿qué marca queremos dejar como humanidad?