La preservación de los recursos pesqueros y el mantenimiento y mejora de la actividad económica a su alrededor es de fundamental importancia para nuestra sociedad. Los estudios científicos y gubernamentales sobre el estado de los "stocks" de pesca coinciden, junto con los datos estadísticos en nuestro país, en la tendencia decreciente de la evolución de las capturas y, aunque los precios del pescado han aumentado, los ingresos reales de los pescadores siguen disminuyendo. Todo ello pronostica la desaparición futura, tanto de los recursos pesqueros como de la actividad en su entorno si no se actúa adecuadamente.
Para garantizar la continuidad de estos recursos y mejorar la eficiencia de la industria pesquera y la economía de las sociedades costeras, la Unión Europea ha estado introduciendo, a lo largo de los últimos años, una serie de medidas, planes de gestión, limitaciones de pesca y requerimientos ambientales que necesitan, entre otros, datos reales detallados sobre capturas, para poder analizar correctamente la situación.
Un dato relevante de los productos pesqueros y que ayuda, tanto a la comercialización de productos con marca registrada, como sin ella, es el calibre. Este es, además, fundamental para su gestión y preservación como recurso biológico marino. En el caso de la comercialización de productos pesqueros en las lonjas, hay unas 40 especies con categorías de calibre y de frescura, según regulaciones europeas y más de 200 especias, presentes en las lonjas españolas, sin categorías comerciales y que por otra parte no tienen normas comunes de comercialización en la Unión Europea. Los efectos positivos de tener calibrados los productos pesqueros son muy importantes: permiten y mejoran las transacciones comerciales entre operadores situados en mercados diferentes, posibilitan la venta por internet con más detalle, ayudan a implementar los planes de gestión de la actividad pesquera y reducen la comercialización de pescado por debajo de la talla mínima reglamentaria.
La distribución y separación de las partidas de productos pesqueros, con calibre establecido, se hace normalmente en las lonjas, confiando en la experiencia de las personas (pescadores, operadores) y el control de las regulaciones se realiza mediante inspecciones por parte de personal de la administración, que se desplaza a las lonjas y hacen muestreos aleatorios para elaborar estadísticas. Sería muy bueno, pues, poder ayudar a determinar estos calibres de una manera más eficiente y exacta y diseñar sistemas que permitan calibrar un mayor número de ejemplares y rebajar la necesidad de intervención de personas.
Ya hay casos de aplicaciones recientes con éxito de la inteligencia artificial en recursos pesqueros. Podemos mencionar el reconocimiento automático de especies en barcos, el conteo y medida de peces, la detección de ejemplares en cajas de pescado o la medida de la frescura . Estas y muchas otras aplicaciones del «Deep Learning» abren todo un abanico de posibilidades en el monitoreo, la conservación y la gestión y comercialización de la pesca.