Armando Alemán Juárez
Publicado: 24 de octubre del 2025
Desde el segundo semestre de 2022 he impulsado la elaboración de políticas de integridad académica en la Universidad Panamericana. En este camino, me he enfrentado a diversos retos; por ejemplo, la concepción cuidadosa, pero también creativa, de políticas y estrategias que respondan a las necesidades específicas de la Panamericana y, sobre todo, a su filosofía institucional y a su modelo educativo.
Hoy, ya contamos con un Plan institucional y con políticas de integridad académica formalizadas, tales como el nuevo Código de Honor, la actualización del Reglamento General y el Protocolo de atención a la integridad académica, todos ellos resguardados en el sitio institucional de integridad académica. Considero que el siguiente paso, como universidad preocupada por la formación integral de las personas, es implementar estas políticas, siempre poniendo en el centro a la persona humana.
Asistir al 13.º Congreso de Integridad Académica, que tuvo lugar en la UDEM, en Monterrey, del 24 al 26 de septiembre, me fue de gran ayuda para vislumbrar los avances y lo que aún queda por hacer en la Universidad Panamericana en materia de integridad académica. El congreso se tituló «La integridad es un compromiso que transforma». Ahora que reflexiono sobre este epígrafe, concluyo que impulsar la integridad en una institución educativa implica un verdadero compromiso: un acuerdo implícito de cada participante de la comunidad universitaria de transformarse en una mejor persona, mediante el esfuerzo académico propio y el trabajo bien hecho. En esta nota les relataré algunas ideas que aprendí en el congreso y que están en sintonía con la idea de que ser íntegro transforma a uno hacia algo mejor.
Más investigación sobre integridad académica en Latinoamérica
El primer día del congreso, el miércoles 24 de septiembre, Guy Curtis impartió un taller sobre cómo realizar y publicar investigaciones relacionadas con la integridad académica. Guy es profesor asociado de psicología aplicada en la Universidad de Australia Occidental y experto en el tema.
En el taller, Guy nos orientó sobre cómo formular buenas preguntas de investigación sobre la integridad académica. Por ejemplo, se puede partir de identificar los problemas más frecuentes que ocurren en las instituciones de educación superior relacionados con la deshonestidad y, a partir de ahí, plantear una pregunta inicial. Según Guy, la pregunta podría ser: “¿Qué he notado sobre la trampa estudiantil? Los estudiantes me han contado muchas veces que tienen poco tiempo y que están estresados”.
Al esbozar una primera pregunta de investigación, lo siguiente sería identificar la brecha de conocimiento (el gap) que existe en esta problemática. Para lograrlo, Guy recomienda cuestionarse qué preguntas podrían representar una brecha de conocimiento sobre el tema. A modo de ejemplo: «¿Qué otra cosa podría preguntar uno sobre la presión del tiempo y la deshonestidad académica? ¿Existe una relación entre la presión del tiempo y las distintas formas de deshonestidad académica en evaluaciones específicas? ¿La presión del tiempo es buena para ciertos estudiantes? ¿Los motiva a cumplir las actividades a tiempo? ¿Extender las fechas límite de entrega de los trabajos puede reducir la trampa?»
Para identificar el gap y comenzar a diseñar el estudio de investigación, Guy menciona que también es fundamental revisar la literatura existente sobre el tema, encontrar las palabras clave y diseñar una investigación original. Una parte de la literatura que recomienda Guy sobre integridad académica es el Handbook of Academic Integrity y el libro Cheating Academic Integrity: Lessons from 30 Years of Research.
Es fundamental realizar más investigaciones sobre la integridad académica en Latinoamérica. A pesar de que en los últimos seis años hemos avanzado, gracias al impulso de diversas universidades de la región, tanto públicas como privadas, pienso que todavía hay mucho por hacer. La investigación sobre integridad académica en la región latinoamericana contribuye a la construcción de un estado del arte que aporte al conocimiento sobre este tema y, en última instancia, a transformarlo. Pienso que el taller de Guy es un pretexto ideal para sembrar la inquietud de que distintos académicos quieran realizar investigación sobre estos temas.
Reunión de la Red Latinoamericana de Integridad Académica
Más tarde esa misma noche, el Centro de Integridad de la UDEM, liderado por Luz Godina, organizó una cena de trabajo para dialogar sobre los avances, retos y acuerdos de la Red Latinoamericana de Integridad Académica. La Red se ha consolidado a lo largo de los años al sumar universidades de la región. Tiene por objetivo impulsar la cultura de integridad académica en la educación superior mediante la consolidación de un entramado institucional.
Durante la reunión, cada integrante se presentó, incluidos los nuevos. Parte de la reunión estuvo dedicada a dialogar sobre cómo se inició la Red, como iniciativa surgida en uno de los primeros congresos de integridad académica de la UDEM. También cada quien relató el trabajo que ha realizado en materia de integridad académica. Entre estos esfuerzos hay muchos logros, como el programa de integridad académica del Tecnológico de Monterrey, que desde el 2017 cuenta con un sistema robusto para concientizar y formar a los estudiantes, así como para gestionar presuntas faltas. Otro ejemplo que se presentó es la Red Mexicana de Investigación sobre Integridad Académica (REDMIIA), impulsada por la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), que busca avanzar en la investigación de integridad académica.
Algo en lo que todos los de la Red coincidimos es que impulsar el tema de la integridad académica en las universidades supone un reto por diversas razones. Por ejemplo, en algunos casos se vuelve un trabajo arduo de persuasión o se enfrenta a la resistencia al cambio. Sin embargo, todos concluimos que el esfuerzo y el compromiso valen, porque impulsar la integridad académica ayuda a transformar las instituciones educativas en espacios más transparentes y certificados por la calidad y la validez de su oferta académica.
La Red es una excelente forma de concentrar los esfuerzos de las universidades latinoamericanas. Vislumbro en el futuro un sistema de universidades unidas por la integridad académica.
Rutas para desarrollar un sistema de integridad institucional
A mediodía del día siguiente, junto con colegas de la Universidad Autónoma de Nuevo León, el Tecnológico de Monterrey, CETYS Universidad y el Centro de Integridad de la UDEM, compartimos en una mesa panel en el auditorio principal del congreso nuestras historias sobre cómo surgió, en nuestras instituciones, la iniciativa de promover la integridad académica. Como ya he mencionado, uno de los eventos cruciales, de los que han surgido numerosas iniciativas, es el Congreso de Integridad Académica de la UDEM. Algunas universidades ya tenían un camino recorrido en el tema de la integridad, como el Tecnológico de Monterrey; no obstante, el congreso ha servido para fortalecer los lazos y generar nuevas ideas que posteriormente se han aterrizado en proyectos de cada universidad.
Dos retos que compartimos fueron los siguientes: la estrategia institucional de integridad académica depende de la magnitud de la matrícula estudiantil. No es lo mismo una universidad que cuenta con 8 mil estudiantes que otra con 200 mil. ¿Cómo se asegura uno de hacer llegar los mensajes a una comunidad universitaria tan grande? ¿De dónde se obtienen los fondos para impulsar las iniciativas? También discutimos la necesidad de un mayor apoyo en materia de integridad académica para las universidades públicas. Las autoridades institucionales deben entender que apoyar esta causa contribuye a formar ciudadanos honestos, lo cual, a su vez, podría ayudar a reducir la corrupción y la impunidad imperantes en las sociedades latinoamericanas.
Conclusión
En los últimos años, he visto cómo muchas más personas del mundo académico latinoamericano ya conocen el término «integridad académica». Parecería algo obvio, pero no lo es. Creo fielmente que lo anterior se ha logrado en gran parte gracias al Congreso de Integridad Académica que organiza cada año la UDEM.
La integridad académica no puede verse meramente como una serie de normas reactivas ni como un conjunto de reglas punitivas. Debe posicionarse como eje transversal en el currículum oculto y explícito de la institución. Nuestra labor ahora se centra en promover la praxis cotidiana de la integridad académica. El verdadero compromiso radica en que cada política institucional se convierta en una herramienta de reflexión de nuestros estudiantes. Solo cuando la integridad se internaliza y se vive como un valor intrínseco, y no como una coacción externa, logramos ese proceso de formación integral que promueve nuestra filosofía.