Nací el 22 de Junio del año 2000 en la ciudad de Castro, capital de Chiloé. Viví en un pueblo llamado Quellón, al sur de Chiloé, hasta los 5 años. Esta pequeña etapa estuvo marcada por estar muy unido a mi familia, ya que gran parte de mi familia materna se concentraba en esa ciudad.
Quellón, actualmente es una de las ciudades mas grandes, siendo conocida mayoritariamente por ser el final de la Ruta 5 que comienza en Alaska.
A los 6 años me mudé a Dalcahue donde he vivido hasta que salí al continente a estudiar. Desde esa edad mi vida estuvo marcada por una infancia desarrollada en su mayoría en el campo. Pasé gran parte de mi infancia junto a mi padre, debido a que su horario de trabajo era mas liviano y flexible, lo que me permitía pasar todo del día junto a él, ya sea ayudándolo a compartiendo junto a él. En esta etapa aprendí muchas cosas de mi padre y del mismo campo, como a tener una fuerte conexión con la naturaleza, vivir de ella y cuidarla. En veranos siempre disfrutaba y jugaba junto con mis perros en las pampas, era un niño muy feliz al tener mucho espacio libre para jugar, algo que no iba a tener en la ciudad.
Mi formación musical comenzó en mi enseñanza media, específicamente cuando llegué a 8° básico con la intención de aprender a tocar guitarra, instrumento en el que me fui desarrollando con el pasar de los años. Al llegar a 3° Medio, entré a la banda escolar del liceo, banda que marcaría mi habilidad en la guitarra y mi vida, ya que aprendí mucho siendo integrante. Dirigida curiosamente por un profesor de matemáticas que cumplía muy bien como profesor de música, es raro, pero era así. Fue una banda llena de buenos momentos junto a los integrantes, en su mayoría alumnos de mi curso, que hacían de los ensayos momentos inolvidables.
Al llegar a 4° medio me dolió mucho tener que dejar la banda y a mis amigos con los que tanto había compartido. La banda literalmente se disolvió, pues no habían otros alumnos con nuestras mismas habilidades en el instrumento, pero la música nunca se deja y espero algún día poder volver a tocar todos juntos.
Mi adolescencia en su mayoría estuvo marcada en gran parte por el internado. En los 5 años que estuve en ese liceo, los 5 años estuve en un internado del mismo liceo. Me complicaba el hecho de tener que viajar todos los días al pueblo al que estudiaba, así que era mas factible quedarme interno y evitar mayores gastos. En esos 5 años aprendí muchas cosas básicas de la vida tales como el orden y la obediencia. Teníamos una rutina de bañarnos todos los días a las 6:30 de la mañana, hora que nos despertaban por un timbre que quedaba al lado de mi habitación. Luego de eso teníamos que ordenar el internado, y desayunar para entrar a clases a las 8:30. Desarrollé amistades con las mismas personas encargadas del internado, profesores, directores, de donde aprendí a ser muy educado en ese ambiente. Se podría decir que yo era conocido en el liceo.