Ideario

Nuestro Colegio es una institución de la Iglesia Católica, perteneciente al Obispado de San Isidro. Como tal participa y colabora activamente con las demás organizaciones que forman parte del Obispado (colegios, parroquias, obras de Cáritas, apoyos escolares, etc). Por ser católica tiene como prioridad conformar un ambiente animado por el espíritu evangélico de caridad y libertad. Este espíritu buscará manifestarse en un estilo cristiano de pensamiento y de vida que impregne todos los elementos del ambiente educativo.

Reconociendo a la familia como primera educadora, buscará colaborar con ella en esta tarea fundamental.

Atendiendo al contexto actual se buscará responder a las demandas que el tiempo presente hace a la educación.

VISIÓN

Todos somos creados por Dios, a su imagen y semejanza, únicos e irrepetibles, por lo tanto, libres, llamados a la trascendencia, dotados de inteligencia, voluntad y afectividad.

Todos estamos llamados a descubrir nuestro proyecto de vida, para ponernos al servicio de los demás, viviendo los valores evangélicos.

Concebimos la educación como la tarea personal y comunitaria de llevar a cabo ese proyecto de vida, es decir, capacitarse para autoconducir y perfeccionar la vida conforme con las exigencias profundas del propio ser y de las llamadas realistas de la hora que le toca vivir.

Promovemos la formación académica basada en el conocimiento, el juicio crítico y las habilidades que permitan asumir el trabajo como expresión creativa.

Destacamos como los principales rasgos distintivos:

MISIÓN

Nuestra misión es evangelizar y promover una educación integral mediante la asimilación sistemática y crítica de la cultura a través del quehacer diario, para que cada estudiante descubra y desarrolle sus potencialidades poniéndolas al servicio del bien común.

NUESTRA PROPUESTA EDUCATIVA

De acuerdo a lo enunciado en nuestra visión de la persona y de la educación, propiciamos una educación centrada en todas y cada una de las personas.

Entendemos el proceso educativo como una instancia de encuentro y humanización, que favorece el desarrollo integral de cada estudiante, y el crecimiento de los componentes de la comunidad educativa.

PERFIL DE LA PERSONA QUE EDUCAMOS

Una persona que cultive los criterios para la reflexión, el juicio crítico, la capacidad de síntesis, los hábitos de la labor intelectual, así como las habilidades que le permitan asumir el trabajo como expresión de la creatividad y que adquiera los conocimientos suficientes y necesarios en el ámbito de la ciencia, el arte y la tecnología. Permitiéndole situarse en la vida e integrarse en el mundo del trabajo de manera solidaria y responsable.

Una persona que valore y respete su cuerpo y el de los demás, su desarrollo físico, sus posibilidades de expresión corporal y su salud, y los cultive  a través de hábitos higiénicos, de la vida al aire libre y del cuidado del ambiente natural y urbano en el que vive.

Una persona que pueda reconocer sus propias emociones, sensaciones y sentimientos; que pueda integrar su personalidad, mediante una sana relación consigo mismo, con la naturaleza, con los demás y con Dios.

Una persona que descubra el valor del ser frente al tener, y que crezca en el desarrollo de la libertad, la responsabilidad, la solidaridad, y la justicia a favor del bien común y la paz.

Una persona que pueda desarrollar su personalidad e insertar su carácter único e irrepetible en la comunidad a la que pertenece, comenzando por el conocimiento y el respeto de las normas institucionales.

Que sea partícipe de las realidades y problemas de otros y responsable de sus soluciones desde una visión cristiana del servicio.

Una persona que reconozca  en su identidad personal la dimensión trascendente que lo abre a los demás  y a Dios, que logre expresar y celebrar  con estilo dinámico, creativo y flexible la fe en el encuentro personal y comunitario con el Dios de la Vida.

Que al reconocer esta dimensión sea artífice de su propio proyecto de vida, integrando oración y trabajo; fe, cultura y vida.

ESTILO DE ENSEÑANZA

Nuestra propuesta educativa concibe al aprendizaje como un proceso dinámico, abierto, complejo, creativo y vital. Las metodologías de trabajo utilizadas son predominantemente activas, favoreciendo en los alumnos la tarea del descubrimiento.

A través de una pedagogía integral intentamos favorecer el crecimiento de cada estudiante en todas sus dimensiones. Proponemos  una educación personal que acompañe a cada estudiante según sus necesidades.  Siguiendo el ejemplo de nuestra patrona, la sencillez es una característica fundamental de nuestra institución y se traduce en el trato sincero y abierto entre todos los miembros de la comunidad.

ESTRUCTURAS DE PARTICIPACIÓN

Una adecuada concepción de la participación exige la actitud interior de integrarse, que implica el sentido de pertenencia a la institución y la aceptación del Ideario educativo. Se expresa en el espíritu de colaboración, el trabajo en equipo y la acogida de las personas y sus iniciativas.

La familia es la base de la educación de cada estudiante. Debe mantener una relación armónica con la Institución, interesarse por las necesidades escolares de cada estudiante, leer cuidadosamente y cumplir con toda información escolar, y colaborar con  los docentes en el desarrollo de las responsabilidades del niño y del adolescente para ayudarlo en su crecimiento. Es imprescindible que las familias adhieran y acompañen el Proyecto Educativo de Santa Teresita en todas sus dimensiones, en lo pedagógico-didáctico, en lo socio-comunitario, y en lo administrativo.

Debe brindarse el marco de un proyecto donde los miembros de la Institución educativa acuerden en trabajos basados en el respeto mutuo para complementar la educación familiar y ser movilizadores, orientadores y coordinadores de todos los actores que producirán los  cambios que exige la formación de personas libres, de espíritus flexibles y pensamientos auténticos y equilibrados.

Eso significa que todos los actores deben alcanzar un adecuado nivel de conocimientos, de especialización y actualización en técnicas y recursos del aprendizaje y en la capacidad de diálogo interdisciplinario.

Junto con esto se le pide que ayude a discernir y jerarquizar los valores auténticos, que promuevan relaciones humanas significativas y profundas en el ambiente escolar, y que sea capaz de integrar, a partir de las disciplinas que imparte, la fe, la cultura y la vida, desde su nivel de opción y coherencia personal.

Debe ser un participante consciente y cooperador, necesario en el proceso de enseñanza-aprendizaje, en el cual desarrollará  en forma activa y libre la creatividad y el pensamiento. Es receptor y transformador permanente de experiencias de vida que elaborará para crecer física y espiritualmente.