In Memoriam

¿Murió?... Sólo sabemos

que se nos fue por una senda clara,

diciéndonos: Hacedme

un duelo de labores y esperanzas.

Antonio Machado, 1915 

In memo­riam: Ramiro Iglesias Leal (1925 — 2021) 

Por Ma. Elena Aguilar Mena (1) e Irma Lozada-Chávez (2)

(1) Instituto Nacional de Infecciones Respiratorias: hipatia.aguilar@gmail.com 

(2) Universidad de Leipzig, Alemania: ilozada@bioinf.uni-leipzig.de


Eran las 11:20 del 24 de diciembre de 1968 cuando el Dr. Ramiro Iglesias Leal se encontraba analizando el primer trazo del electrocardiograma del astronauta William Anders, el cual se enviaba por telemetría desde la órbita lunar en el Apolo 8, a 386.000 km de distancia con el Tierra. La misión Apolo 8 fue la primera nave espacial tripulada que orbitó la Luna, tomó la primera fotografía de la Tierra, hizo uso de la nueva tecnología de la telemetría (ahora tan usada en el terreno médico), y contribuyó a la llegada de la humanidad a la Luna en el Apolo 11 en 1969. Así empezaría una misión de vida para el Dr. Ramiro Iglesias, considerado como el pionero de la Medicina Espacial en México.

La investigación científica del Dr. Iglesias estuvo enfocada en la identificación y análisis comparativo de las variables que modelan el funcionamiento del sistema cardiovascular (SCV) humano bajo las condiciones de la gravedad terrestre (1G) y en ausencia de gravedad (0G). Sus investigaciones muestran que los astronautas presentan diversos cambios en el SCV a partir de la segunda semana bajo gravedad cero (0G), por ejemplo: el diafragma se desplaza unos 5-6 cm arriba de lo normal, el tamaño del corazón disminuye entre 10 y 15%, el gasto cardiaco y el volumen total de sangre también disminuyen entre 10 y 20%. Los resultados de sus investigaciones lo llevaron a proponer el modelo del “hombre cósmico”, cuya tesis principal plantea que la raza humana está destinada a convertirse en una especie multi-planetaria y emprender su próxima gran migración hacia la Luna, a Marte y a otros planetas antes de terminar el siglo XXI. Las ciudades espaciales del Dr. Iglesias estarían compuestas por 10 mil o hasta 10 millones de habitantes, quienes sufrirían “adaptaciones positivas” bajo presiones selectivas de gravedad 0G a lo largo de un siglo, las cuales favorecerían la reproducción, nacimiento, inteligencia, estatura, y el retraso del envejecimiento humano.

Sin lugar a dudas, la hipótesis del “hombre cósmico” es visionaria y atrevida, se basa en un proceso evolutivo de tipo darwiniano, principalmente gradual y direccional. Esta hipótesis presenta múltiples problemas científicos para sostener, entre otras predicciones, la acción de la selección natural de forma efectiva y persistente en poblaciones humanas reducidas. No obstante, recientes estudios en diversos organismos han demostrado que el proceso de selección natural también persiste en el espacio, pues se ha observado la reproducción y adaptación diferencial de diversos rasgos en plantas, hongos, invertebrados, bacterias y virus.

El Dr. Iglesias fue médico cirujano de profesión (UNAM 1955), con estudios de especialización en Medicina Interna (1958), Cardiología (1960), y Medicina Aeroespacial (1964-1968) realizados en Francia, Inglaterra, y Estados Unidos, respectivamente. Fundó, presidió y perteneció a varias sociedades relacionadas con el cosmos, la cardiología, y la medicina espacial en México y el extranjero. Fue miembro fundador y el primer Presidente de la Sociedad Mexicana de Ciencias de la Vida en el Espacio en 2000, actualmente Sociedad Mexicana de Astrobiología (SOMA). También ejerció como Director de diversas instituciones mexicanas e internacionales dedicadas a la medicina y la exploración espacial. Recibió innumerables reconocimientos, entre el que destaca el premio de la Academia Internacional de Astronáutica en el 2002 por su libro “La ruta hacia el hombre cósmico”. El Dr. Iglesias siempre estuvo al tanto de SOMA, participaba en sus congresos y charlas de divulgación, muy concurridas por jóvenes estudiantes. Al término de su plática en el XI Congreso Nacional de Astrobiología, celebrado en 2018 en Cuernavaca, agradeció muy conmovido los esfuerzos y entusiasmo que han mantenido a SOMA por 20 años. Ramiro Iglesias no sólo sembró en otros la inquietud de la medicina y la exploración espaciales, sino también abrió múltiples caminos a las nuevas generaciones de médicos, médicas, astrobiólogos y astrobiólogas en México. 

“Todos los cambios que experimentan los astronautas en el espacio son reversibles al regresar a la Tierra”, reportaba el Dr. Iglesias, “todos excepto uno, los astronautas regresan con una visión distinta de la vida y de la solidaridad humana, pues contemplan a la Tierra como una nave espacial en la que viajamos juntos 7,500 millones de seres humanos, sin fronteras ni diferencias raciales, políticas o religiosas. Regresan profundamente preocupados por el futuro de la humanidad y de nuestro planeta”.


Lecturas recomendadas:

In memo­riam: David Gilichin­sky (1948 — 2012)

In memo­riam: David Gilichin­sky (1948 — 2012)

Por Irma Lozada Chávez

Cen­tro Inter­dis­ci­pli­nario de Bioin­for­mática, Uni­ver­si­dad de Leipzig, ALEMANIA

ilozada@bioinf.uni-leipzig.de

El legado cien­tí­fico prin­ci­pal de David Gilichin­sky es demostrar a una comu­nidad cien­tí­fica escép­tica que el hielo con­ge­lado per­ma­nen­te­mente (per­mafrost) con­tiene organ­is­mos viables que han sido inmov­i­liza­dos en suelo de hielo solid­i­fi­cado por hasta 5 mil­lones de años. El per­mafrost con­sti­tuye ~20% de la super­fi­cie de la Tierra y posee una pro­fun­di­dad de var­ios cien­tos de met­ros, donde se han encon­trado bac­te­rias aeróbi­cas y anaeróbi­cas, for­mado­ras y no for­mado­ras de espo­ras, acti­nobac­te­rias, cianobac­te­rias, algas verdes, levaduras, micromicetes, pro­to­zoar­ios y virus, así como tam­bién sus pro­duc­tos metabóli­cos, pig­men­tos (clo­ro­fila y feofitina), enz­i­mas biológi­ca­mente acti­vas den­tro y fuera de la célula, gases biogéni­cos y DNA. Las aporta­ciones de Gilichin­sky con­sti­tuyeron un gran des­cubrim­iento que motivó el estu­dio micro­bi­ológico en hielo con una edad esti­mada de 25 mil­lones de años en la Antár­tica, lo cual tam­bién motivo el interés astro­bi­ológico de la posi­ble vida preser­vada en hielo sobre los 4 mil mil­lones de años en Marte.

Gilichin­sky par­ticipó en numer­ables expe­di­ciones sobre hielo alrede­dor del mundo, y fue el primero en desar­rol­lar los méto­dos para per­forar el per­mafrost sin el uso de flu­i­dos per­foradores que pudieran con­t­a­m­i­nar los núcleos de hielo, así como tam­bién desar­rolló diver­sos méto­dos para alma­ce­nar y manip­u­lar apropi­ada­mente las mues­tras con­ge­ladas. De esta forma, Gilichin­sky se con­vir­tió en el pio­nero de la inves­ti­gación micro­bi­ológ­ica en hie­los. Estuvo mucho tiempo a cargo del Lab­o­ra­to­rio de Geocriología en Pushchino, Rusia.

En lo que sería su último artículo cien­tí­fico, pub­li­cado en Febrero de este año en PNAS, Gilichin­sky y su equipo de tra­bajo repor­tan la regen­eración de la planta Silene steno­phylla a par­tir de las semi­l­las (que poseen tejido pla­cen­tal) prove­nientes de los fru­tos inmaduros deposi­tadas en las madrigueras fos­ilizadas de mar­mo­tas del género Urocitel­lus par­ryii, las cuales se encon­tra­ban sepul­tadas en elper­mafrost del Pleis­to­ceno tardío, con una edad aprox­i­mada de 28 – 32 mil años. La activi­dad biológ­ica de muchos otros géneros de plan­tas tam­bién fue obtenida. Gilichin­sky y colab­o­radores hicieron un estu­dio fenotípico com­par­a­tivo entre las plan­tas regen­er­adas y las plan­tas exis­tentes (actual­mente) del mismo género encon­trando que pre­sen­tan una mor­fología difer­ente en la fase de flo­ración, además que las plan­tas regen­er­adas pro­du­jeron el doble de los capullos-​brotes, mien­tras que las plan­tas actuales pro­ducen raíces más rápidamente.

Gilichin­sky explicó estos resul­ta­dos en la Escuela Avan­zada de Astro­bi­ología en Brasil el pasado diciem­bre del 2011, y tam­bién mostró los primeros indi­cios del man­ten­imiento de metab­o­lismo básico activo a –15°C, una de las esti­ma­ciones más extremas repor­tadas a la fecha. Gilichin­sky apoyó ince­san­te­mente la idea de bus­car un pool genético antiguo de vida pre-​existente que hipotéti­ca­mente desa­pare­ció de la super­fi­cie de la Tierra hace mucho tiempo. Es claro que la fasci­nación de Gilichin­sky por la vida habi­tando los hie­los era insa­cia­ble, y que aún tenía una agenda pla­gada de pre­gun­tas por resolver. La escuela que gen­eró Gilichin­sky con admirable gen­tileza, entu­si­asmo y energía, entre los que se encuen­tran Chris McKay, con­tin­uará tra­ba­jando con varias de las inter­ro­gantes de este admirable per­son­aje que habitó la Tierra prác­ti­ca­mente sobre los hie­los permanentes.

Lec­turas recomendadas:

David Gilichin­sky, Trib­ute. Astro­bi­ol­ogy, 2012, 12(3):169. http://​online​.liebert​pub​.com/​d​o​i​/​p​d​f​p​l​u​s​/​1​0​.​1​0​8​9​/​a​s​t​.​2​0​1​2​.​2​2​3​0

Regen­er­a­tion of whole fer­tile plants from 30,000-y-old fruit tis­sue buried in Siber­ian per­mafrost. Yashina S, Gubin S, Mak­si­movich S, Yashina A, Gakhova E, Gilichin­sky D. Proc Natl Acad Sci U S A. 2012 Mar 6;109(10):4008 – 13. Epub 2012 Feb 21.http://​www​.pnas​.org/​c​o​n​t​e​n​t​/​e​a​r​l​y​/​2​0​1​2​/​0​2​/​1​7​/​1​1​1​8​3​8​6​1​09

Micro­bial pop­u­la­tions in Antarc­tic per­mafrost: bio­di­ver­sity, state, age, and impli­ca­tion for astro­bi­ol­ogy. Gilichin­sky DA, et al. Astro­bi­ol­ogy. 2007 Apr;7(2):275 – 311. http://​online​.liebert​pub​.com/​d​o​i​/​a​b​s​/​1​0​.​1​0​8​9​/​a​s​t​.​2​0​0​6​.​0​0​1​2


In memo­riam: Lynn Mar­gulis (1938 — 2011) 

Por Luis Delaye Arredondo

Depar­ta­mento de Inge­niería Genética, CIN­VES­TAV Ira­pu­ato, MEXICO

ldelaye@ira.cinvestav.mx

Lynn Mar­gulis fue, sin lugar a dudas, una de las inves­ti­gado­ras en cien­cias de la vida más impor­tantes del siglo XX. Su teoría sobre el ori­gen de la célula eucar­i­onte rev­olu­cionó nues­tra man­era de enten­der la evolu­ción de la vida en la Tierra. De acuerdo a esta teoría, las mito­con­drias y los cloro­plas­tos se orig­i­naron a par­tir de dos even­tos inde­pen­di­entes de endosim­bio­sis de bac­te­rias de vida libre con una célula hos­ped­era ances­tral (Sagan L, 1967). Si bien se conoce el tipo bac­te­ri­ano que dio ori­gen a las mito­con­drias y a los cloro­plas­tos (Rick­ettsias y Cianobac­te­rias, respec­ti­va­mente), la iden­ti­dad de la célula hos­ped­era ances­tral (el nucle­oc­i­to­plasma actual) con­tinua siendo un misterio.

La teoría de Lynn Mar­gulis nos mues­tra en parte, cómo ocur­rió una de las trans­for­ma­ciones evo­lu­ti­vas más impor­tantes de la biós­fera, ni más ni menos que el ori­gen de la célula eucar­i­onte. Sin embargo, la con­tribu­ción de Lynn a las cien­cias biológ­i­cas no ter­mina aquí. Rad­i­cal en su visión, Mar­gulis sos­tuvo que la sim­biogé­ne­sis juega un papel cru­cial en el ori­gen de las nuevas especies (Mar­gulis and Sagan, 2002) y apoyó tam­bién la hipóte­sis de Gaia (Mar­gulis, 1998), la cual sug­iere que la biós­fera con­tiene mecan­is­mos cibernéti­cos que mantienen las condi­ciones plan­e­tarias aptas para la vida. Si bien, las dos hipóte­sis ante­ri­ores no son recono­ci­das como ver­daderas por el grueso de la comu­nidad cien­tí­fica, el punto de vista de Mar­gulis nos fuerza a pen­sar nue­va­mente la biología desde sus bases.

Quienes tuvi­mos la suerte de haber cono­cido a Lynn Mar­gulis, aunque sea sola­mente a través de sus pláti­cas y encuen­tros casuales en reuniones cien­tí­fi­cas, recor­dare­mos siem­pre su fasci­nación por la vida y su extra­or­di­naria energía.

Lec­turas recomendadas:

In memo­riam: Lynn Mar­gulis. NASA: http://​astro​bi​ol​ogy​.nasa​.gov/​a​r​t​i​c​l​e​s​/​i​n​-​m​e​m​o​r​i​a​m​-​l​y​n​n​-​m​a​r​g​u​l​i​s​-​1​9​3​8 – 2011/

Mar­gulis Lynn. 1998. Sym­bi­otic Planet: A new look at evo­lu­tion. Basic Books, ISBN 0−465−07271−2.

Mar­gulis Lynn and Sagan Dorion. 2002. Acquir­ing Genomes: A The­ory Of The Ori­gins Of Species, Perseus Books Group, ISBN 0−465−04391−7.

Sagan, L. (1967). «On the ori­gin of mitos­ing cells». Jour­nal of The­o­ret­i­cal Biol­ogy 14 (3): 225 – 193.



In memo­riam: Miguel Ángel Herrera (1944 — 2002) 

Lo perdimos un 30 de julio de 2002, un accidente automovilístico se llevó su alegre presencia, su cálida compañía, su inagotable ingenio.

Miembro fundador de SOMA, profesor, investigador, divulgador, escritor, amigo, nos dejó un legado de charlas y escritos de divulgación.

Publicación "El Muégano Divulgador" dedicada a su memoria.

Obituario escrito por el Dr. Arcadio Poveda Ricalde.

Miguel Ángel Herrera - Charla sobre Sistemas Extrasolares 31 agosto 2001.