Obertura

Es para mi un gusto tener la oportunidad de ser uno de sus profesores en este comienzo de su carrera. Comprendo la emoción originada por el inicio de otra etapa y los nuevos retos en sus vidas. Además me encanta la idea de poder compartir nuestros gustos semejantes por la ciencia, pues este será su primer curso de física en la facultad y donde además conocerán otros compañeros.

De acuerdo con la administración escolar la composición de los grupos se hace a manera de combinar tanto a alumnos con buenos promedios previos junto con otros no tanto. Así que no hay grupos de élite, ni de bajo rendimiento, solo el de personas con el mismo interés por aprender. Para algunos será un repaso de lo eternamente visto en la escuela, para otros,… su primer curso de física (¡!) equivalente a un propedéutico. Por este motivo lo que más deseo es la participación de todos y cada uno de ustedes para poder guiar el curso de la mejor manera posible. Tengan presente, quienes realmente me demuestren que comprenden los conceptos involucrados en el curso, podrán obtener su 10 de calificación e irse, incluso, antes de terminar el semestre. Le insisto, demuéstreme que sabe, no el que sea muy inteligente. De hecho, es muy probable que en estos momentos de sus vidas todos ustedes sean mucho más inteligentes que su maestro.

Bueno. Volviendo a la emoción causada por un nuevo comienzo, siempre estoy tentado a cargarlos de información, aunque el resultado es que acaben con indigestión, asimilando muy poco y devolviendo el resto. Pero aprovechando que en estos momentos es cuando más receptivos se encuentran, no dejo pasar la oportunidad para insistirle tres cosas. Para ello voy a comenzar contándoles una historia.

Erase un vez, cuando mi apariencia era muy semejante a la de varios de ustedes e iniciando los estudios universitarios, caí en un auditorio en donde se presentaba una conferencia sobre la enseñanza de la historia de México. La expositora era una historiadora del excelentísimo y exquisito Colegio de México, institución donde no cualquier mortal recibe la bendición del “Olimpo” para poder ingresar, (por pase reglamentado ni siquiera se le ocurra pensarlo). Desearía poder decirles el nombre de la doctora que impartió esta plática, pero créanme que no me acuerdo de cómo se llamaba. Mmm,… de hecho, ni yo sabía que diablos estaba haciendo ahí. Bueno,… si. Digamos que la conferencia no era de mi interés, pero lo que si atraía mi atención era esa encantadora compañerita a la que uno seguía por todos lados. Considero que algunos de ustedes ya comprenden como se siente en estas circunstancias. Pues bien, en esta línea fue precisamente ella quien dijo: “hay una conferencia a la que deseo asistir, ¿me acompañas?”. Mi respuesta fue inmediata,… y obvia, sin importar de que se tratara, en donde y a qué hora fuera la dichosa presentación.

Ya estando con ella en el auditorio tampoco me acuerdo mucho de lo que se dijo en la conferencia, pues como podrán dilucidar, mi atención no estaba puesta en las palabras de la historiadora. Sin embargo hubo un comentario que llamó mi atención y del cual durante largo tiempo nunca pude comprender claramente su sentido.

Resulta que hacia la parte final, cuando se le hacían preguntas a la expositora una de las personas asistentes le cuestionó: Si una parte de los acontecimientos de historia que se enseñaba en las escuelas consistían en hechos claramente distorsionados o, hasta incluso, meras invenciones, entonces ¿Por qué se seguía enseñando así? ¿Acaso no es más honesto ofrecer siempre la verdad a los niños? ¿O será que los niños son tontos?

No recuerdo exactamente las palabras de la doctora, pero sí sé que su

respuesta fue enfática y en el siguiente tenor: La narrativa exaltadora de mitos y leyendas es necesaria para fomentar entre los niños y adolescentes valores de pertenencia a un grupo, ayudando así a forjar su identidad como mexicanos. Digamos que son mentiras piadosas cargadas de buenos propósitos, ofreciendo a los nuevos ciudadanos el sentido de ser parte de la nación mexicana. Posteriormente, una vez generada esta identidad entre los individuos, en un futuro los jóvenes más enjundiosos y críticos podrán profundizar en el estudio serio de la historia y lograrán derribar los muros míticos que ocultan a los hechos reales, pero siempre manteniendo intactos sus valores e identidad nacional.

Una vez dicho lo anterior seguramente se estará preguntado a que vienen al caso estos cuentos, y más aún, en el curso de física. Pues bien, déjeme decirle que no solamente la historia está llena de mitos y visiones distorsionadas, también muchas otras facetas de la vida cotidiana no se escapan a ellas y deberán luchar para derribar sus muros. Ahora que han cambiado sus dientes de leche por duraderos, han dejado el chupón y ya cuentan con credencial de elector, podemos afirmar que se encuentran en condición de enfrentarlos.

Iniciando sus estudios universitarios existen muchas distorsiones, que mezcladas con el rigor académico al que serán sometidos, seguramente causaran estragos emocionales en varios de ustedes. ¿Pero que esperaban? En algún momento les tendría que cobrar factura sus carencias en cuanto a hábitos y técnicas de estudio después de tres años de vacaciones en el bachillerato. Ya no podemos regresar la página y hay que continuar adelante. Así que vayamos por partes y déjenme mencionarle, al menos, tres aspectos a considerar.

El primero está formado por los típicos dichos, que de tanto repetirlos se han convertidos en verdades: “Esta carrera es para ¡hombres!”; “No vas a encontrar trabajo”; “Está muy competido, mejor estudia esto”; “Hazlo para que salgamos de pobres”; “La ciencia es solo para chingones”; etc. Lo más seguro es que usted ya se encuentra mareado de verse rodeado por estas frases y solamente sirven para sembrarle dudas. Sé que suena ridículo, y más en una sociedad donde solo el “éxito” es lo que vale, pero para derribar los mitos detrás de estos dichos le sugiero seguir siempre adelante con aquello que le guste, y sobre todo, lo que le diga su corazón.

En cuanto a las matemáticas, como ustedes ya lo saben, son el lenguaje de la física (y de otras ciencias más). De hecho, algo que van a valorar toda su vida son las “verdaderas” matemáticas que se les enseñaran en la Facultad de Ciencias. Están justo a momentos de experimentar en carne propia lo que son auténticos razonamientos lógicos. Sin embargo, su inconveniente es que se encuentran totalmente inconexas con las materias de física hasta después del cuarto o quinto semestre de la carrera. Digamos que conforman dos universos paralelos que no se tocan entre sí, pero tendrán que convivir con ambos a la vez.

Por ejemplo, un hecho recurrente es no poder lograr asociar el concepto de vector mostrado en Geometría Analítica con el que aprenden en física. ¿Es ridículo? Si. Entonces, ¿cuál es la razón? Una hipótesis sugiere que en geometría los vectores únicamente sirven para indicar puntos, desplazamientos y direcciones en el espacio. En tanto que en física pueden representar diversas cantidades no necesariamente espaciales, pero si asociadas con direcciones espaciales. ¿Entendió?... Bueno, no importa, en algún momento se dará cuenta.

El punto realmente importante es que si quiere aprender física en los primeros semestres no puede sentarse a esperar que le enseñen cálculo diferencial e integral en sus cursos de matemáticas. Esto genera el segundo mito (y principal dolor de cabeza) entre los nuevos alumnos a través del dicho: “no puedo aprobar el curso porque no sé cálculo y en el bachillerato no lo aprendí”. ¡Por supuesto que sí lo tiene que aprender! De un modo u otro. Pero si resulta ser un mito que el no dominar cálculo desde un inicio signifique consecuentemente el fracaso en el curso. Por favor, el esfuerzo que más encarecidamente le suplico a todos, es no escudarse en que todavía no le enseñan a derivar o integrar por más “inconsistencias” que pueda tener el plan de estudios de la carrera.

La manera para derribar este mito es abrir su mente durante las clases de física para asimilar los conceptos de cálculo necesarios, entendiéndolos más que nada como una herramienta. Tenga en cuenta que varios de los conceptos del cálculo tienen su origen en la física, como son las derivadas con las ideas de velocidad y aceleración instantáneas. Únicamente requieren conocer lo del curso de la preparatoria de manera práctica. En varios casos sólo necesitarán del “formulazo”. Nada más eso. Así que vaya considerando su libro de cálculo del bachillerato como uno de los textos obligados del curso de física.

En tercero, tenga siempre en cuenta que la física (y en general la ciencia) es un producto humano en constante evolución, dependiente del desarrollo tecnológico disponible y del contexto en que se elabora. Aunque siempre se valora a las grandes mentes como los héroes del juego, la ciencia es un “deporte” de equipo. Por más “fregones” que seamos, nunca vamos a levantar la copa con el puro esfuerzo individual. Además, la ciencia va mucho más allá de simplemente aprender a resolver problemas o formular hipótesis. Esta se encuentra inmersa en una gran telaraña de relaciones complejas que involucra muchos aspectos incluyendo los sociales y culturales.

En fin, para no aburrirlo más, cójase estos puntos como mis tres consejos de bienvenida a la Facultad de Ciencias. Tres consejos no solicitados por ustedes, pero que en mi calidad de maestro se me permite ofrecer. ¡Y agárrese!, porque todavía habrá más a lo largo del curso.

Finalmente, quiero regresar al comienzo: a la alegría generada por este inicio de curso y en el que deseo podamos adentrarnos juntos en el mundo de la física y conocer de,… sus secretos.

Les agradezco mucho su atención.

-- ¡Oiga! ¿Qué hace usted aquí en la carrera de física sin ni siquiera haber llevado un curso previo?

-- Pues precisamente eso mismo. Estoy aquí para que me enseñe física.

Conozco muchas de sus excusas sobre las clases de matemáticas en el bachillerato: "El maestro no enseñaba bien"; "El maestro se enfermó"; "Nunca tuvimos maestro a lo largo del semestre"; etc.

En fin, ya le achaco la culpa al maestro. Ahora, ¿eso le ha resuelto el problema?

Mi excusa preferida: "El curso de cálculo era optativo y para no bajar mi promedio (por aquello del pase automático) mejor decidí llevar talleres de artes y manualidades".