HMS Royal Oak

El HMS Royal Oak fue un acorazado clase Revenge de la Real Armada Británica. Botado en 1914 y

completado en 1916, entró en acción por primera vez en la Batalla de Jutlandia. En tiempo de paz

sirvió en el Atlántico y en las flotas del Mediterráneo y de las aguas territoriales británicas, siendo

objeto de ataques accidentales en más de una ocasión. El barco atrajo la atención mundial cuando

en 1928 sus oficiales de alto rango fueron sometidos a una corte marcial en un proceso muy

controvertido.

Los intentos de modernizar el Royal Oak a lo largo de sus veinticinco años de carrera

no pudieron solucionar su falta de velocidad, y al inicio de la Segunda Guerra Mundial ya no estaba

destinado en la primera línea de combate. La noche del 14 de octubre de 1939 el acorazado estaba

anclado en Scapa Flow, un fondeadero en las islas Orcadas, al norte de Escocia, cuando fue torpedeado y hundido por el submarino

alemán U 47. De una tripulación de 1234 hombres y jóvenes, 833 murieron esa noche o a causa de sus heridas. La pérdida del viejo acorazado —el primero de los cinco acorazados y cruceros de batalla de la Real Armada Británica hundidos en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial— apenas afectó la superioridad numérica de la marina inglesa y sus aliados, pero el efecto sobre la moral en tiempo de guerra fue considerable.

El ataque convirtió inmediatamente en una celebridad y un

héroe de guerra en Alemania al comandante del U-boot, capitán de corbeta Günther Prien, que se

convirtió en el primer oficial de submarino de la Kriegsmarine en ser galardonado con la Cruz de

Caballero de la Cruz de Hierro. Para los británicos, el ataque al Royal Oak demostró que los

alemanes eran capaces de llevar la guerra naval a sus propias aguas, y la impresión causada tuvo

como efecto inmediato el refuerzo de la seguridad portuaria.

El acorazado reposa en la actualidad a unos treinta metros de profundidad, casi dado la vuelta, y

con su casco a sólo cinco metros de la superficie. Los restos del Royal Oak están declarados

cementerio de guerra, y en una ceremonia anual para recordar la pérdida, buzos de la Marina Real

colocan su bandera oficial, el Pabellón Blanco o enseña de San Jorge, sobre la popa sumergida del

buque. El buceo entre los restos del pecio está totalmente prohibido a submarinistas no

autorizados.