Agosto de 2005
Aquella vez parecía demasiado. Claro que habíamos hecho viajes por España y Portugal en coche, cargando con todo lo imaginable, pero hacer los 3.000 kilómetros que hay hasta los fiordos noruegos atravesando Francia y Dinamarca, recorrerlos y volver por Suecia, Alemania, Holanda y Bélgica escapaba a la razón. No podían salir menos de 9.000 kilómetros y el coche del que disponíamos era un BMW 320i con 18 años que iba secando las gasolineras a su paso. Aun así hicimos las cuentas y las comparamos con las otras dos opciones que manejábamos: un Inter-Rail o un vuelo y coche de alquiler. Ninguna salía tan económica como llevar el coche desde España y, a fin de cuentas, nos otorgaba una libertad absoluta para modelar el viaje a nuestro gusto.
Hicimos también un cálculo de los kilómetros que deberíamos hacer cada día. Decidimos que tres semanas nos permitirían mantenernos por debajo de los 500 kilómetros diarios, haciendo que el viaje no fuera un contínuo tránsito por las carreteras europeas. Este pronóstico resultó bastante acertado, sobre todo porque los tres primeros días recorrimos más de 700 kilómetros diarios cruzando España y Francia sin parar demasiado, haciendo que el resto del viaje fuera mucho más descansado, con varias jornadas sin hacer un solo kilómetro.
¿Queréis saber cómo lo hicimos y qué tal nos fue? No tenéis más que hacer click en los siguientes enlaces:
La subida
Escandinavia
El regreso