Prevención en las aulas para un futuro seguro

INTRODUCCION

Son muchos los esfuerzos que estamos realizando en España en los últimos años para reducir los daños a la salud en el trabajo. Muchas personas trabajando en dicha tarea y mucho dinero destinado por todos (administración, empresas, servicios de prevención, etc.), no habiendo conseguido rentabilizar tanto esfuerzo en unos resultados que, deberían ser más positivos.

En España, si bien en el último año ha disminuido ligeramente el índice de incidencia, cada día en nuestro país fallecen 2 trabajadores, 17 tienen un accidente grave y 1848 un accidente leve, pero a esto hay que sumar los accidentes de trabajo que no causan baja, que superan en número a las bajas. Por si esto fuera poco, habría que sumar las enfermedades profesionales que sufren los trabajadores, con consecuencias mortales en muchas ocasiones (aunque tampoco se declaren todos los casos donde hay un origen laboral de la enfermedad).

En definitiva, los resultados siguen siendo muy poco esperanzadores, a pesar de la existencia de la actual Ley de Prevención de Riesgos Laborales desde el año 1995 (y normativa anterior).

Uno de los argumentos que más oímos los que estamos inmersos en el mundo de la prevención de riesgos laborales para explicar esta circunstancia es, sin duda, la falta de cultura preventiva en este país. Si bien es cierto que se han ganado enteros en esta materia, seguimos muy por detrás de lo deseable.

Es en la infancia cuando se modelan las conductas que dañan a la salud, y por ello, los años de educación escolar obligatoria serían los momentos más propicios para potenciar unos modos de vida sanos y saludables.

Esta reflexión me llevó a una interesante experiencia en el colegio de mi hija, (a iniciativa propia y con el aliciente de hacerlo en su clase y la de sus compañeros), transmitir a los niños del mismo, en unas jornadas “preventivas”, la importancia de prevenir los riesgos, tanto los que tienen actualmente en la escuela, el parque, la casa, etc., como los que tendrán el día de mañana cuando trabajen, que son los que tienen sus padres y sus profesores.

Una idea que transmití en todos los grupos fue la importancia de la tarea de cuidar nuestra vida y la ajena.

OBJETIVOS

Los objetivos del presente trabajo son los siguientes:

  • Plasmar las experiencias personales de las jornadas preventivas realizadas en un colegio público de Cantabria.

  • Explicar la idea de prevención integral sobre la que se trabajó en las jornadas.

  • Indicar la metodología de trabajo seguida para cada grupo en función de la edad de los destinatarios de las jornadas, los niños.

  • Desarrollar la influencia de las actitudes personales en los demás a través de los problemas de voz que los profesores pueden sufrir consecuencia de los gritos de los niños.

  • Reflejar los comentarios, dibujos, anécdotas, etc. (lo más representativo) que trasmitieron los niños en las jornadas.

  • Contribuir a crear una cultura preventiva en nuestra sociedad.

  • Servir de base o guía para que otros profesionales de la prevención de riesgos laborales puedan realizar una experiencia de esta índole a título particular, o para que se lleven a cabo iniciativas similares desde la Administración, desde empresas (para sus trabajadores fuera del ámbito laboral), o desde Servicios de Prevención, tanto Propios como Ajenos.

FOMENTO DE LA CULTURA PREVENTIVA

Somos muchos los prevencionistas, pero no hemos agotado, ni mucho menos, nuestra capacidad para transmitir al resto de ciudadanos los valores preventivos.

La cultura preventiva en todas sus facetas (doméstica, laboral, vial, deportiva, en el tiempo de ocio, …) no va innata en el ser humano, y como otras cosas en la vida hay que aprenderla y aplicarla.

Los niños de hoy serán los directivos, profesionales, políticos, representantes de los trabajadores, mandos intermedios, autónomos, etc. del día de mañana, y es en esa etapa inicial de la vida cuando más podemos influir en transmitir valores, como la prevención de riesgos de accidentes domésticos, de tráfico, laborales, etc.

El fomento de la cultura preventiva tiene que ir más allá de explicar los riesgos de los accidentes laborales y transmisión de las habilidades para prevenirlos, también se tiene que forjar una actitud positiva ante otros riesgos existentes en la sociedad. Se trata de conseguir ambientes de habitabilidad sanos, saludables y seguros que generen hábitos de conducta seguros que hagan más responsables a los niños y jóvenes.

Por todo lo indicado anteriormente, es tan importante la formación preventiva en los niños, ya que en esta etapa es cuando la relación “esfuerzo en prevención” y “resultados obtenidos” puede optimizarse. Es curioso, se invierten recursos ingentes en prevención de riesgos laborales con la población trabajadora, que habrá que mantener (de no haberse realizado en los últimos años, los datos de daños a la salud serían todavía más catastróficos), pero qué pocos recursos se invierten en fomentar una cultura preventiva desde la infancia.

Aunque no hay un parámetro que mida los resultados positivos consecuencia de aumentar dicha cultura preventiva, nadie tiene la menor duda de que si fomentamos unos hábitos preventivos tendremos menos daños a la salud tanto ahora como el día de mañana.

Es el momento de invertir más en prevención en niños y jóvenes, para cosechar los frutos en un futuro próximo donde la reducción de daños a la salud laboral y extralaboral consiga aumentar la calidad de vida de los ciudadanos.

LOS RIESGOS LABORALES DE LOS DOCENTES Y LA INFLUENCIA DE LOS NIÑOS

Aunque hay otros riesgos como los trastornos músculo-esqueléticos por la adopción de posturas forzadas, o los riesgos psicosociales como el estrés, uno de los riesgos que más sufre el colectivo de profesionales de la enseñanza, y principalmente en las etapas de infantil y primaria, es el trastorno de la voz.

La voz es una corriente de aire que asciende por la tráquea que de un modo súbito se estrecha (cuerdas vocales). El estrechamiento hace que el aire produzca la vibración de las cuerdas vocales, y esta vibración es recogida por las cavidades de resonancia, imprescindibles para la emisión de la voz. Las más importantes son: la parte baja de la faringe, la cavidad bucal, el paladar, los senos paranasales y la rinofaringe. En definitiva, la emisión de la voz se debe a la acción coordinada de una infinidad de músculos y órganos: abdomen, tórax, cuello, cara, etc.

Hay dos tipos de problemas:

  • La afonía, que es un trastorno de la voz en su grado máximo, pérdida total de la voz, no se puede emitir ningún sonido

  • La disfonía, desórdenes de la voz que la desvían de alguna forma de lo normal, cuando hay lesiones dentro de la laringe, generalmente en las cuerdas vocales. Las lesiones más habituales son los nódulos (un 10% de los docentes los sufre), pólipos, edemas, quistes y diversas laringitis.

Las causas principales de los trastornos de la voz son:

  • Sexo, ya que los abusos de voz parecen producir un efecto más lesivo en la laringe de la mujer (lo cual podría explicarse por el menor tamaño de las cuerdas vocales femeninas así como la frecuencia más aguda de su voz, por lo que se produce un mayor número de impactos por segundo y una mayor tensión muscular).

  • Trastornos endocrinos como el hipertiroidismo, o la obesidad, que puede descompensar el adecuado rendimiento cardiocirculatorio y fono respiratorio.

  • Consumo de tabaco. La acción lesiva de la inhalación del humo sobre la superficie mucosa de las vías respiratorias se manifiesta en un amplio abanico de alteraciones: edema, inflamación, sequedad, lesiones laríngeas, …

  • La propia tarea, ya que el profesorado debe explicar a su alumnado una materia, responder a las preguntas que le hagan, verificar si se ha entendido y en función de ello volver a explicarlo. Pero también debe enseñar una forma de comportarse, explicando cómo han de hacerlo y reprendiendo a quien no lo haga. Todo ello exige un uso constante de la voz, continuas subidas o bajadas de tono, para comunicar, remarcar lo importante, reprender o recompensar, estimular o calmar, preguntar, responder, etc. En muchas ocasiones, se habla a la vez que se escribe en la pizarra, y por tanto con el profesor colocado de espaldas a la clase. Al proyectarse la voz en dirección contraria a donde están las personas que han de recibir el mensaje, se hace imprescindible elevar el tono.

  • Ruido, producido por factores externos (por ejemplo, centros ubicados junto a calles o carreteras muy transitadas o vías férreas), o el producido en el propio centro como consecuencia de un deficiente aislamiento acústico de las zonas más ruidosas (aulas de música, gimnasios, talleres, …), o el que genera el propio alumnado, bien por ser un grupo numeroso, por su edad o por su comportamiento.

  • Factores ambientales como temperatura, humedad y ventilación también influyen. Las condiciones extremas y las variaciones de temperatura, tanto dentro del aula como entre el aula y los pasillos, pueden generar problemas en el aparato respiratorio y por tanto también afectar a la fonación. En cuanto a la humedad, en las aulas puede haber problemas con niveles bajos de humedad, sobre todo cuando está funcionando la calefacción, lo que dificulta el mantenimiento del nivel necesario de lubricación de las cuerdas vocales. En los gimnasios o en las clases de educación física al aire libre, los problemas surgen por excesos de humedad. Finalmente, una ventilación escasa genera un aire viciado, con la posibilidad de presencia de gérmenes y malos olores.

  • El polvo, principalmente el generado por la tiza, puede producir irritaciones en la garganta de los profesores.

Las medidas preventivas a aplicar son, por tanto:

  • Adecuación acústica de los espacios docentes, estableciendo una adecuada selección de materiales conforme a criterios de calidad acústica. En este ámbito resultarían prioritarios los espacios en los que tradicionalmente interviene el profesorado con mayores problemas vocales (gimnasios, aulas polivalentes, …)

  • Las aulas deberían contar con dotaciones auxiliares técnicas (micrófono, aparatos de proyección, …) que permitieran una comunicación más fácil y que el profesorado no se viera obligado a hablar cara a la pizarra y de espaldas al alumnado.

  • Establecimiento de las condiciones ambientales adecuadas (temperatura, humedad, ventilación) y la eliminación de elementos que perturben dicho ambiente, como la tiza, que tendría que ser sustituida por rotuladores de panel.

  • Adecuación del número de alumnos por grupo a criterios de esfuerzo vocal que conlleva la comunicación con los mismos y organización del horario escolar con suficientes pausas que permitan un adecuado reposo vocal.

  • Formación del profesorado en materia de problemas de voz y su adecuada utilización, priorizando en los profesionales en los que la incidencia de los problemas de voz resulte más significativa.

Como se indicaba anteriormente, el comportamiento de los alumnos (los gritos, el mal comportamiento, sin respetar los turnos de palabra), puede influir en las alteraciones de voz de sus profesores.

Cuando estuve con los niños de infantil, fue uno de los comentarios que hice “A que no queréis que vuestra profesora … se quede sin voz por haber gritado tanto porque vosotros chilláis, y tenga que venir otro profesor” A lo que todos los niños, conscientes de la situación, respondieron “Nooh”.

Cuando estuve con los de primer ciclo de primaria, casualmente una profesora estaba sustituyendo a otra porque a la última la habían operado de nódulos en la garganta. Por tanto, fue más fácil explicar, tanto a niños como a profesores, la necesidad de que los primeros no influyan negativamente con su comportamiento en la salud del profesor.

A los niños de 10 y 11 años, ya se les puede explicar el problema indicando como se producen los problemas de voz, así como los riesgos y las medidas preventivas que se han descrito anteriormente.

Por otra parte, llama la atención cómo el profesorado que participó en las jornadas (como oyentes de las charlas a los niños), en general, manifiesta no estar informado y formado en materia de prevención de riesgos laborales, si bien saben que ellos tienen riesgos (muestra evidente la compañera que estaba de baja laboral) y valoraron de forma muy positiva que los niños recibieran su primera formación en prevención, conscientes de la importancia de esta materia.

LA PREVENCION EN LOS MAS PEQUEÑOS (4 Y 5 AÑOS)

Si bien en el colegio hay niños más pequeños, tras consensuarlo con los profesores y dirección de la escuela, se consideró conveniente iniciar la experiencia con el grupo de niños de 4 años. Al ser tan pequeños, mi objetivo fue que mantuviesen la atención desde el principio, y nada mejor para ello que enseñarles equipos de protección individual, para que ellos dijesen de qué EPI se trata, así como para qué sirve, y que ellos mismos se probaran esos equipos.

Si bien uno de los principios de la acción preventiva que marca la ley de prevención de riesgos laborales es “anteponer la protección colectiva a la individual”, en este caso, dada la edad del colectivo, hemos centrado la experiencia en la protección individual, pero con el múltiple objetivo de

Participación de todos los niños (identificando cada EPI y su utilidad)

Estímulo al ver esos EPI y luego probarlos

Comprensión de que en nuestras manos está la posibilidad de evitar daños utilizando los EPI

Conciencia preventiva

Se estimó conveniente que la jornada no durara más de 50 minutos por cada grupo (el tiempo de una clase). Los niños se mostraron entusiasmados, y al finalizar la jornada, los de cuatro años recibieron un dibujo que colorearon bajo el lema “debemos protegernos de los peligros”, donde Pocoyó estaba protegido por el casco de las piedras de una pirámide. El dibujo se confeccionó pensando en el tema que trataban en el trimestre “Egipto” (de ahí la pirámide) y pensando en un personaje de dibujos animados que pudiera atraer la atención de los más pequeños.

Los niños tanto de cuatro como de cinco años recibieron como premio una mochila con el dibujo de un personaje que usa los equipos de protección individual.

Alguno de los niños de 5 años ya empieza a escribir, por lo que ellos mismos escriben su nombre, como Pablo, que nos dice “hay una grúa y una casa que están construyendo, el chico lleva un taladro en la mano, lleva gafas y casco”. El niño escribe su nombre en el dibujo.

Por otra parte, Angel, ya escribe el nombre de cada equipo de protección al lado de su dibujo correspondiente.

Como comentarios de los niños, se podrían indicar muchos, alguno gracioso.

A título de ejemplos, indicamos alguno de ellos: Uno de los niños, al probarse el calzado de seguridad y ver cómo otros niños le pisaban y no le hacían daño en el pié (por la puntera reforzada), lo cual llamó mucho la atención de todos los críos, preguntó “¿Estos zapatos son duros o mágicos?”, a lo que respondí “las dos cosas, porque con ellos no te haces daño en los pies, aunque te caiga cualquier cosa encima”.

Otro de los niños, cuando hablamos de la mascarilla y la necesidad de utilizarla en ambientes pulvígenos, indicó “mi madre no la usa en casa cuando limpia, y hay mucho polvo”.

Otro, cuando vió el casco, indicó que “él y su padre siempre usan el casco cuando van en bici”

Cuando se habló de las gafas de seguridad y su utilidad, una niña dijo que su padre era jardinero y que se ponía las gafas, con la lógica respuesta “muy bien, es lo que tiene que hacer para evitar que le salten al ojo piedrillas”.

Otra niña preguntó cómo se podía respirar si te pones la mascarilla, encontrando como respuesta “por los agujeros pasa el aire, lo que se filtra es el polvo”.

Más de uno que tenía los cordones de los zapatos sueltos, fue “avisado” por los compañeros para evitar caídas.

Otro de los niños, al hablar de accidentes de tráfico, dijo que tuvo un accidente con el coche cuando iba con sus padres y hermano pero que al tener el cinturón de seguridad solo tuvieron golpes. Aquí aproveché para decirles “veis, si no hubieran tenido el cinturón, habría sido más grave”.

Otro de los niños comentó “las gafas se pueden estropear si salta una piedra y se rompe el cristal”, con la respuesta de “mejor que se estropeen las gafas, que podemos comprar otras en la tienda, que no los ojos, que solo tenemos dos y no podemos comprarlos en ningún sitio”.

Los niños comprendieron con este lenguaje sencillo pero a la vez con un mensaje claro los conceptos que nos propusimos en la jornada.

LA PREVENCION EN EL PRIMER CICLO DE PRIMARIA (6 Y 7 AÑOS)

Con estos niños también se mostraron los EPI, vieron para qué sirven y se los probaron.

Al finalizar las explicaciones, los niños hicieron unos dibujos, donde ya ponían su nombre, y el lema.

Ivan, de 6 años, refleja en este dibujo (con alguna falta de ortografía) la necesidad de ir con luces en el coche. Uno de los temas que se trató fue el de la seguridad vial, ya que al fin y al cabo, se trata de riesgos en la carretera. Se indicó el riesgo, el de golpes y atropellos, y los propios niños identificaron las medidas preventivas “No ir muy deprisa”, “No saltarse los STOP”, “No pasar cuando el semáforo está en rojo”, “Poner las luces cuando se hace de noche”, “Hay que ponerse el cinturón de seguridad” son los comentarios de los niños para dar cumplimiento de las normas del código de circulación.

LA PREVENCION EN EL SEGUNDO CICLO DE PRIMARIA (8 Y 9 AÑOS)

A los niños de 8 y 9 años, además de trabajar con los EPI, se les puso una proyección sobre pantalla.

Los niños de esta edad ya pueden mantener la atención viendo esta proyección. Se trata del dvd de Napo (duración 11 minutos), donde el protagonista se enfrenta a diversas situaciones de peligro, y las solventa, todo ello en clave de humor.

Por ejemplo, cuando ve una sierra con la carcasa levantada, los niños identifican el riesgo, en este caso cortes y atrapamientos, y cuando paraba la proyección, ellos mismos proponían la medida preventiva, que es la colocación de la carcasa protectora.

En estos otros momentos de la proyección Napo se expone a riesgos que podemos tener también en casa, el colegio, la calle, … Se trata de los golpes y los resbalones. Los niños identifican perfectamente estos riesgos y proponen como medida preventiva el orden y limpieza, algo que los profesores les inculcan continuamente en las clases. Este es otro ejemplo, que los valores que se transmiten en el colegio con unos objetivos determinados, también salen a la luz cuando de prevenir futuros riesgos laborales se trata.

Primero se explica la disciplina preventiva de la seguridad en el trabajo, que trata de evitar que se produzcan accidentes de trabajo, actuando sobre los locales y los equipos de trabajo que puedan afectar a la salud física de los trabajadores. En esta edad ya puede indicarse la medida técnica “Si hay riesgo de caída como se ve en la zanja de la fotografía, se debe colocar una barandilla, que tiene que tener una altura de 90 cms, y otra intermedia, para que nadie se caiga”.

Uno de los accidentes que puede producirse es el accidente de tráfico. Se enseña seguridad vial aprovechando que Napo tiene un accidente por ir a más velocidad de lo permitido. Se introduce el concepto de señalización, que tiene que ser respetado tanto en un centro de trabajo, como en cualquier otro ámbito, diferenciando entre señales de advertencia de peligro y de prohibición (en esta edad ya se puede profundizar en materia como ésta)”.

Se hace entender a los niños la necesidad de velar por la seguridad de los demás, ya que nuestra conducta afecta a los compañeros, jefes o subordinados (en el video de Napo, el protagonista se da cuenta de que si no coloca adecuadamente una herramienta su jefe puede golpearse con la misma).

En este otro punto de la proyección, cuando Napo se expone a un ambiente con sustancias químicas peligrosas (pintura), se introduce el concepto de higiene industrial, que trata de evitar que se produzcan enfermedades profesionales, actuando sobre los agentes contaminantes presentes en el medio de trabajo, bien sean de productos químicos, energía o microorganismos, que pueden afectar a nuestra salud.

Se les explica que el ruido, el calor o las sustancias tóxicas tienen que mantenerse dentro de unos niveles que no supongan un riesgo para nuestra salud.

Otro de los conceptos que se trabajan en la película es el principio preventivo de “se tendrá en cuenta la evolución de la técnica”, que cada día pone mejores equipos de protección individual a disposición de los trabajadores, mejores máquinas y dispositivos como los que se ven en los fotogramas que evitan el riesgo de caídas si se sustituyen los cables de los ordenadores por sistemas inalámbricos. No obstante, se aprovecha para decir a los chavales que los cables, siempre tienen que ir por sitios que no invadan zonas de tránsito. Para dar ejemplo, la alargadera que tuvimos que instalar en el aula para poder proyectar el dvd, la sustituimos por otra de más longitud porque los cables pasaban por mitad del aula.

En este otro punto de la proyección se introduce el concepto de ergonomía, como ciencia que planifica y diseña los puestos de trabajo para que las personas no tengan fatiga. La manipulación de una carga pesada que Napo hace sólo, sirve como ejemplo. Se indican los principios ergonómicos más importantes, el primero, la utilización, si es posible, de medios mecánicos. Así, en la película, la transpaleta es la solución. Si indican otras alternativas como solicitar ayuda a un compañero para repartir la carga, fraccionar la misma si es posible, mantenimiento de la espalda recta, etc.

Se explica también a los niños cómo deben ellos manejar pesos, en su caso el material escolar. Su medio mecánico es el carro que contiene la mochila (el “trolley”), ya que tiene ruedas. Por otra parte, se meterá en la mochila lo estrictamente necesario para evitar cargas inútiles.

También se explica a niños y profesores cómo hay que sentarse para evitar daños en la espalda. Los profesores prestaron máxima atención en este asunto (como en los demás), reconociendo en muchos casos que se sientan de forma incorrecta (no apoyando la espalda en el respaldo de la silla, por ejemplo).

También se aprovecha para indicar que la prevención no es un coste, sino una inversión, ya que lo que verdaderamente cuesta es tener un accidente, ya que esa persona estará de baja, habrá que pagarle operaciones, consultas médicas, etc., además de los daños materiales que pueden producirse en los accidentes.

Alberto Abad nacido en Castillo (Cantabria) en 1975, Ingeniero Técnico Industrial e Ingeniero Químico por la Universidad de Cantabria, Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales en las 3 especialidades, ingresó en Fremap en Febrero de 2000 como Técnico Superior en Prevención, siendo desde Enero de 2007 y en la actualidad Director de las oficinas de Santander y Torrelavega de la Sociedad de Prevención de Fremap. También es profesor asociado de la Universidad de Cantabria. Obtuvo en Noviembre de 2008 el primer premio del concurso Memorial Pérez Rebanal, que organiza la Asociación de Técnicos Superiores de Prevención de Cantabria por el trabajo titulado “Gestión preventiva de la micropyme cántabra”. El pasado viernes 25 de noviembre ha obtenido el primer premio del concurso Memoria Pérez Rebanal.