IX
¡Oh, sí! Conmigo vais, campos de Soria,
tardes tranquilas, montes de violeta,
alamedas del río, verde sueño
del suelo gris y de la parda tierra,
agria melancolía
de la ciudad decrépita.
Me habéis llegado al alma,
¿o acaso estabais en el fondo de ella?
¡Gentes del alto llano numantino
que a Dios guardáis como cristianas viejas,
que el sol de España os llene
de alegría, de luz y de riqueza!
Poemas de Campos de Castilla (1912)
y coplas por la muerte de don Guido
Soledades. Galerías. Otros poemas (1907)
Las ascuas de un crepúsculo morado
La proverbial intransigencia española...
1 de octubre de 1910,
“Discurso en el homenaje a Antonio Pérez de la Mata”