Soy de los que piensan que el docente debe ser un mediador hacia el aprendizaje. Muchas veces, el alumno aprende aún a pesar nuestro por lo que me inclino a pensar que quizás no somos tan imprescindibles como pensamos.
Me parece esencial durante los primeros años que la enseñanza y el aprendizaje estén basados en la propia actividad del alumno, es decir, un aprendizaje activo donde el docente sea una pequeña linterna que alumbra el camino. Y más tarde, mientras vamos avanzando, un mero organizador de los conocimientos que vamos superando. Creo que todo consiste en hacer el aprendizaje significativo.
Defiendo la importancia de la información. Considero que facilita la tarea de todos los implicados en el proceso educativo. En un principio, a las familias porque elimina dudas, favorece la interacción y ayuda a tener una visión general de cada curso académico. Después, a los alumnos. Explicar el qué hacemos y el porqué favorece su implicación y motivación hacia las metas propuestas. Y para terminar, es importante para el propio docente porque ayuda a centrar y sintetizar el camino que pretende emprender.
Llevamos mucho tiempo utilizando metodologías nada motivadoras y obsoletas completamente alejadas de los intereses de los alumnos. Me gusta una frase que leí hace tiempo que dice: " somos docentes del S.XX, con metodologías del S. XIX y enseñamos a alumnos del S. XXI". Y el primer paso para propiciar un cambo comienza en uno mismo. Después de algunos años con un sistema de docencia con un modelo tradicional: clases expositivas durante las que realizábamos pequeños ejercicios comprendí que los resultados variaban poco respecto a los previstos con antelación. Por eso, era importante llevar a cabo un cambio en todo el modelo.
En los últimos años he modificado poco a poco mi modo de actuar:
Los resultados han variado respecto a los previstos. Los alumnos menos motivados empiezan a sertirse importantes y se implican cada vez en el grupo y en su aprendizaje. Para mí...ya es una buena recompensa.