Surf & Windsurf

COSAS INTERESANTES DE SABER … PARA SEGUIR NAVEGANDO TRANQUILO

En el litoral español, pese a la baja incidencia de ataques, tan sólo 2 demostrados, y ninguno mortal, conviven una gran cantidad de especies de tiburones de familias diferentes. Llegan a ser casi 90 las especies que habitan el Mediterraneo, pero muy pocas de ellas se consideran peligrosas. Los tiburones en el Mediterráneo, están con mas probabilidad en su parte oriental, en Sicilia y Malta.

La especie de tiburon blanco conocida tambien como Jaquetón (C. carcharias) en las costas de España, es rara, aunque de los dos ataques registrados en España, uno está atribuido a esa especie de tiburon blanco, sin consecuencias fatales. Llegan a alcanzar los 6,5 m, pero lo normal es que midan entre los 3 y 4,5 m.

El tiburón Tigre (G. cuvieri): No es frecuente en el Mediterráneo, sino en aguas más cálidas, aunque su presencia en Canarias está prácticamente probada, y es probable que también puedan aparecer frente a la costa de Cádiz.

El Jaquetón Toro (Carcharhinus leucas) Esa especie en el Mediterráneo es muy dudosa, así cómo en las Canarias. En lo que se refiere a su agresividad, es con los dos anteriores el más peligroso de los que surcan los mares. Muchas veces, este tiburón ataca una sola vez y se marcha, siendo la muerte de la víctima por una gran pérdida de sangre.

El Marrajo (Isurus oxyrinchus): Es uno de los tiburones más comunes de nuestras aguas. Son rápidos, ágiles y capaces de saltar fuera del agua.

La Cornuda Gigante (Sphyrna mokarran) o tiburón martillo alcanza los 5 m, y está considerada una especie peligrosa.

Obviamente no todos los ataques de especies potencialmente peligrosas se deben a actitudes erróneas por parte del hombre. Hay situaciones en las que se muestran más agresivos, cómo por ejemplo en el frenesí alimentario, bien ante una falta de nutrición, o bien cuando considera que somos nosotros los que estamos invadiendo su territorio. En esta situacion. un tiburón que en la mayoría de los casos resultaría completamente inofensivo, puede resultar peligroso para quien se interponga en su camino. Así pues podríamos definir tiburón potencialmente peligroso cómo: tiburones de tamaño suficiente cómo para infringir grandes daños e incluso la muerte a una persona. Un tiburón se considera potencialmente peligroso cuando sobrepasa los 2 metros de longitud.

Y, ahora viene la pregunta mas importante. Pueden ser potencialmente peligrosos para un kitesurfista. La respuesta, lamentablemente es: SI. Ello no quiere decir que cuando salimos a navegar, en el muy muy improbable caso que nos topemos con un tiburon, este pueda atacarnos.

Yo personalmente en mi larga experiencia acuatica, como surfero primero, windsurfero mas tarde y kitesurfero ahora, y en los distintos lugares en que he vivido, me he topado con tiburones en varias ocasiones. Una vez haciendo surf, pero yo no me encontraba casualmente -todavía- en el agua, caminaba junto a la orilla buscando el mejor lugar para entrar a coger olas cuando vi una aleta, que no era precisamente pequeña y que a una distancia de no mas de 20 mts pasaba ominosamente moviendose en dirección contraria de la corriente, que en esa zona, la Punta de Maspalomas, era muy fuerte.

La Punta de Maspalomas

Ni que decir tiene que esa visión, que duró un buen rato, y de la que hice participe a cuantos iban paseando por la orilla, caminando como yo, creo que, inconscientemente, con la pretensión de tranquilizarme, o … de puro nerviosismo, no estoy seguro, pero semejante visión me hizo desistir definitivamente de cualquier posibilidad de hacer surf ese dia.

Anda que … si en vez de estar buscando la mejor rompiente, no me doy cuenta de nada y me llega a pillar la aletita dentro del agua … no sé que hubiera hecho, pero seguramente romper algún record de velocidad nadando hacia la playa.

Surf spot en Maspalomas

Haciendo windsurf, y también motivado porque esa actividad tiene lugar a muchisima mas distancia de la orilla que el surf, es donde mas tiburones he visto. La mayor parte de ellos en la bahia de Arinaga, otros en la costa de Juan Grande, en Gran Canaria, y todos eran -creo, no les pregunté- de la especie conocida como Marrajo.

La Bahia de Formas / Arinaga

Por supuesto, y para no alargarme mucho, en cada caso, que estuvieron separados en el tiempo por uno o dos años como minimo, gané siempre la orilla a toda velocidad y compartí mi descubrimiento con todo el resto de la flota de windsurferos que atestaba la bahía de Formas, para su información personal, para regocijo de todos y … para salir inmediatamente del agua, por supuesto.

Aparte de eso, en un dia de tormenta y de 35 nudos, me crucé con la tabla de windsurf con uno, quizá de los mas grandes que he visto en mi vida, a muy poca profundidad y muy cerca de la orilla, en la playa del Ingles, en GC.

Durante mi estancia en Rep Dominicana, vi cuatro, en cuatro diferentes ocasiones, uno en el Este, en la playa del Macao, uno en Cabarete, fuera del arrecife, osea, lejisimos de la orilla, y dos en el Sur, en Juan Dolio.

Dominicana / Playa de Juan Dolio

Uno, que se cruzó conmigo cuando yo navegaba como un cohete con mi recien estrenada tabla de course race y otro, el que fué el que mas me impresionó, ya que por fuera del arrecife que desde Juan Dolio llegaba al poblado de los Guayacanes, a mi amigo Santos y a mi mismo, nos estuvo acechando desde que le descubrimos y salimos pitando por la parte interior del arrecife, que en algunos lugares tenia apenas dos palmos de profundidad con lo que no nos quedó mas remedio que volver a Juan Dolio por dentro del arrecife, con lo que nos cargamos completamente la quilla de nuestras tablas de windsurf, que primero arañandola y después destrozandola contra el fondo de roca nos obligó a llegar navegando sin quilla hasta el final de nuestro recorrido … con lo dificilisimo que es gobernar una tabla de windsurf sin finn, como cualquiera que lo haya intentado puede atestiguar, pero, ¡claro! con nuestro “amigo” rondando por ahí fuera, a ver quién era el guapo que se atrevía a salir de la protección casi maternal del arrecife … y aventurarse haciendo bordos en mar abierto.

Con el kitesurf, he visto tiburones en tres ocasiones, dos, en la bahia de Arinaga, bastante mas allá del muelle, que es donde el mar se pone bonito y los saltos con las olas que se forman mar adentro son sencillamente inolvidables, por lo altos que son, con 20 o 25 nudos que soplan y en ese panorama de rampas grandes y mar azul profundo. Y, una vez más, en Brasil, en la playa de Mucuripe frente a la ciudad de Fortaleza, por perseguir la caprichosa idea de navegar desde la Praia Branca que se encuentra bajo los dos grandes aerogeneradores de la Punta do Mucuripe.

Praia Branca

Condiciones de viento racheadisimo, por ser side-off pero un entorno de una majestuosidad indiscutible, con todo el skyline de la ciudad al fondo. Fué en una de esas reuniones que me sacaba yo de la manga, apuntando a los que en ese momento se encontraban hospedados en el Golfinho y a los que, como cabeza visible de todo lo kitesurfisticamente sabido por la zona que yo era, se me escuchaba casi con fervor. Asi que … nos juntamos cuatro, mas yo mismo, pagamos a un jangadeiro que fué quien nos acercó con su jangada hasta la Punta y que, tras montar las cometas, se suponia que nos iba a ir siguiendo “por si algo salia mal”. Ná de ná … al rato estabamos navegando a nuestra bola cada uno, sin que del jangadeiro se supiera ni se viera nada de nuevo, ni la vela.

Praia de Mucuripe

A los diez minutos de empezar el asunto, y contrariamente a lo que ellos se creían, cada uno de nosotros estaba por un lado distinto, unos porque no eran capaces de ceñir ni mantener el rumbo, y otros como fué mi caso, porque quería llenarme de agua plana total que era lo que ofrecía la cosa si eras capaz de no derivar y navegabas proximo a la Praia Branca. Total, al rato, casualmente, descubrí un par de aletas juntas navegando cerca de mi y a mi misma velocidad. Subidón de adrenalina pero … falsa alarma, se trataba de dos delfines de color parduzco y de unos dos mts de longitud. Fué muy bonito mientras duró, pues una vez descubres que la cola es plana y no tipo “pescao” se te va autoregulando la adrenalina y hasta te ries del susto inicial. Al rato, se fueron a otra parte y yo segui con mi navegada, poco a poco derivando pero disfrutando de todo. Los otros estaban mucho mas lejos de mi, osea mas cerca de la costa, que en cualquier caso, estaba todavia muy lejos. Y así siguió la cosa durante una media hora mas, que fué cuando descubri la segunda aleta.

Fortaleza Skyline

Aunque la idea inicial era llegar a Iracema, inocentemente, alguien había sugerido llegar hasta la Barra de Ceará, como si la marginalidad de la zona fuera a permitirnos salir indemnes de semejante decision … pero, daba igual, para ese momento, los otros debían de haber llegado ya a tierra o estarían muy proximos a hacerlo, porque yo, al menos, no era capaz ni de ver las cometas … y eso.

Ahí apareció la segunda aleta. En un principio pensé: ¡mira que chulo! … otro delfin, pero observando mas cuidadosamente la aleta, y para ser exacto, lo que habia un poco mas atras de la aleta que, curionsamente, en este caso ya no era parda sino de un gris azulado, descubrí, de sopetón que la cola NO ERA PLANA … Ahí si, ahí si que hubo un autentico subidon de adrenalina. En pocas palabras: me acojoné, pero acojonao acojonao, porque estaba muy lejos de la orilla y aquello no era un delfin, era un tiburcio. El corazón se me salía del pecho, y en realidad no se bien por qué, ya que los otros tiburones que en Arinaga se me presentaron, también lo hicieron cuando estaba muy lejos de la costa … pero, aquellos eran marrajos. A saber Dios de que especie sería este? … teniendo en cuenta que estaba en Brasil y que allí, todo, absolutamente todo, era muuuucho mas salvaje que en nuestra querida España. Pues nada, cambié de amura la cometa, enfilé hacia la costa y con el mayor cuidado posible, ¡que digo! con un cuidado infinito, en no caerme, pero a toda la velocidad de que fuí capaz, girando la cabeza a intervalos de … dos segundos … tiré para la orilla más proxima, osea, al gran largo y sin vacilaciones.

Praia de Iracema

Llegué como había pronosticado yo mismo a la enormemente ancha playa de Iracema, alcancé la orilla y creo que aun segui corriendo 20 o 30 mts más arena adentro, antes de bajar la cometa a lo bestia, tirar de la suelta rapida y … tumbarme en la arena boca arriba, viendo el bonito cielo azul mientras el corazón me latía en el pecho como si se tratara de un martillo percutor de esos que hacen agujeros en el asfalto. En realidad … tontería, si, no dicen que es casi imposible encontrarse un tiburón, y aún mucho menos, ¿que el bicho te llegue a hacer daño? …

Y … este si. Este es un ejemplo de hecho, el único contabilizado como de muerte de un kitesurfero. Fué al otro lado del charco y es que Florida, sin ir más lejos, fue la zona en la que que se inspiró el loable intento del señor S. Spielberg, de recordarnos lo que puede pasar una vez nos hemos metido en el agua … del mar. Esperemos que eso, tan feo y tan triste, no vuelva nunca a suceder. No lo de Spielberg, quiero decir, sino lo del ataque mortal a uno de los nuestros.

ATAQUE MORTAL A UN KITER EN AGUAS DE LA FLORIDA

Fantástico ejemplo de lo que puede suponer una tonteria tal como llevar un cuchillo con nosotros cuando navegamos. Vale! el ejemplo tampoco es realmente aplicable porque el tipo estaba en el Mar Rojo, y allí ya se sabe como las gastan los tiburones cuando uno decide meterse en el agua, recordando los ataques que hubo hace un tiempo a turistas rusos, y que acabaron todos mal.

VALEROSA GESTA DE UN KITER POLACO

Otro de los pocos encuentros dolorosos contabilizados con los de nuestra especie, osea los kitesurferos, pero, nótese, que New Caledonia, está muy muy lejos de Mallorca.

NUEVA CALEDONIA / KITER ATACADO POR TIBURON

Por ejemplo, en SPI, de donde subí un reporte hace poco, se lo toman con alegría y hasta están orgullosos de la ausencia de ataques de escualos … si se compara con el resto del pais.

ATAQUES DE TIBURON EN USA

Y, por último, un curioso video que pone en evidencia lo infundado del pánico del genero humano por los escualos, y si no es así, para muestra, un botón. Ahí tenemos al tipo, Joe Romeiro, quien, además de tener un pésimo gusto para saber relacionar imagines con música, en la filmación nos dá un auténtico recital de cómo hacer para llevarse bien con los tiburones, e, incluso, es notorio observar que le dá igual el número, cuantos más haya, más amigos hace. Si … hasta parece que en el fondo -¡ojo!, palabra que implica un doble sentido-, los tiburones, son buena gente … ahora faltaría saber si en la superficie, osea, donde andamos nosotros, esa conducta amistosa es equiparable a la del fondo.