Mitos y leyendas

Muchos son los mitos y leyendas recogidas en el libro PIAM y otras en forma verbal que se cuentan en ruedas de amigos. Una de ellas es la del Anchemallen

El Anchimallén es descrito como un ser pequeño que se transforma en una esfera que emite una radiante luminosidad como si se tratara de una centella o foco. Posteriormente los cronistas los asimilaron con los duendes, describiéndolos también como seres con la forma de un enano de sexo indeterminado, con la altura y grosor de un niño de pocos meses.

Debido a su característica lumínica, erróneamente también se suele utilizar esta palabra para referirse a Kuyén, el espíritu que representa a la Luna, la esposa de Antu (el Sol) y las estrellas.

Igualmente, producto de que el Anchimallén suele presentarse como un ser de pequeño tamaño y luminosos, suelen ser confundidos con otras criaturas de la mitología Mapuche, como los Laftraches o los Cherufes respectivamente; aunque estos presentarían un origen y otras características diferentes.

Cuando me refirió mi abuela paterna la historia de este ser mitológico me causó mucha sorpresa, lo que me volvieron a relatar al llegar al pueblo.

Les relatare una anécdota que me sucedió tarde-noche en Melipeuco (Puente Huallerupe)

Me habían advertido que no debía viajar a deshora, porque el león bajaba a comer en esta época o me podía encontrar con el Anchimallen. Pero aquella vez se me había hecho tarde, venia de regreso del pueblo, debía atravesar un bosque, donde me decían que era un cementerio indígena, luego cruzar un puente y finalmente un cerro. Esa noche de invierno estaba tan nublado que apenas podía ver más allá de unos metros, la luz de la linterna chocaba con la espesa neblina. Al llegar al puente, vi una pequeña luz roja que se movía lentamente y rompía la oscuridad mas allá del puente. Me detuve paralizado, me di animo prendí un cigarrillo y espere. Mi oído percibió el ruido de animales que con sus cascos golpeaban las piedras del camino y luego las maderas del puente, hasta el máximo de la tensión, aparece el cigarro en manos de una figura negra. Era un arriero con manta de castilla fumando. No puedo negar que en esa ocasión puse a prueba mis esfínter..

MALDICIÓN DEL TXARU NGILLIU

Se cuenta que en los años 1930, aproximadamente, ocupó las tierras en el fondo de Alpehue don Esteban Trecaman Epuleo, solicitándola para su comunidad, la cual tenía el nombre de Txaru Ngilliu. Había plantas de coigüe, raulí, tineo y en especial el pewen (araucaria), donde los mapuches salían a piñonear.

En ese bosque se destacaba un gran pewen que lo consagraron como aliwen (altar), donde cada persona que entraba a aquel lugar , debía pedir permiso en mapudungum para andar bien en su trayecto y no tener problemas en su viaje. Los que no lo hacían se podían extraviar, porque se desorientaban y no encontraban el sendero de regreso.

Cerca de los años 1940 comienzan a llegar los grandes aserraderos explotando varios bosques en Melipeuco. Así es como un pariente cercano a don Esteban por engaño legaliza estas tierras en su nombre, vendiéndolas a un particular, que posteriormente las vende a una empresa llamada Braden Copper, la cual le da a la familia Drien la concesión de explotar el pewen consagrado, desafiando el poder de la naturaleza y del conocimiento mapuche. Después que lo botaron al suelo se produjeron varios incendios, haciendo desaparecer todo el pewen que existía en esta mawiza (cordillera). Al territorio llegó mucha maquinaria, salieron muchos camiones cargados de madera y se ganó harto kullin (dinero).

Posteriormente pasó el tiempo y esto fue lo que sucedió con los winkas Carlos Drien y Siro Drien: uno de ellos quedó ciego y el otro el otro invalido de las piernas, así fueron quedando pobres, hasta que murieron en Cunco.

Los mapuches comentan que ese fue el castigo que este poderoso Aliwen les dio, lugar que hoy en día es Casablanca

(Relato de Pirren Graciela Huenupi Huenupi

de 11años.

Comunidad Andrés Huenupi Sector Alpehue.

COMO NACIÓ EL NOMBRE CURRÜ KUSE

Un día de otoño estaban reunidas varias mujeres del lugar llamado Huallarupe, cercano al pueblo Melipeuco, en la novena región.

Entre conversa y conversa, se pusieron de acuerdo para ir al día siguiente a acampar a la cordillera para recoger piñones, alimento principal de los lugareños y de cuya abundancia depende la alimentación del año para todas las familias. Esta actividad se realiza año a año y hasta el día de hoy se practica.

Una vez que llegaron al lugar qué le ofrecía la mejor cosecha, decidieron quedarse y para pasar la noche se pusieron a levantar sus pequeñas rukas, que le servirían para descansar por las tardes después de un agotador día de trabajo.

Las mujeres en sus horas de descanso encendían una fogata que les servia para cocinar piñones o le que cada una había llevado para compartir con sus familiares y amigas. Luego en la hora del mate iniciaban juegos de apuestas, contaban adivinanzas, chistes e historias que acortaban las largas y frías noches de cordillera.

Como cada tarde, después de juntar en un lugar determinados su Yapau (saco hecho del cuero de un animal pequeño) llenos de piñones, bajaron todas juntas a sus rukas, pero nadie se dio cuenta que una de ellas se apartó del grupo y no llegó a la hora e la cena.

El grupo se puso en alerta y empezaron la búsqueda por todos los lugares que habían recorrido, pero no la encontraron, se acostaron y al amanecer del día siguiente, antes del canto del gallo, salieron nuevamente en su búsqueda. Caminaron en parejas en distintas direcciones todo el día y agotadas decidieron recoger sus cosechaas y regresar a sus hogares para darle aviso a su marido sobre la desaparición de su esposa.

El hombre se desesperó, quiso salir en su búsqueda de inmediato pero lo encontró la noche aún cuando había caminado un par de kilómetros. Se alojó en casa de unos conocidos quienes le aconsejaron no subir a la cordillera de noche, pues ya era época en la que el león baja a buscar su alimento a los corrales y podía ser muy peligroso. Lo consolaron y acompañaron esa noche con la promesa de acompañarlo al día siguiente.

A la mañana siguiente el pasajero se levantó muy temprano, salió al patio de la casa, se paró mirando la cordillera con una paz inmensa en sus ojos, alzó la vista al cielo, dió un suspiro y entró a hablar con sus amigos.

-- No se molesten amigos míos, ya no subiremos a la cordillera, descansen no más.

-- Pero ¿Como amigo, y su señora, que v a pasar con ella si no vamos a buscarla?

--Tranquilos, les conversaré lo que pasó anoche: Me costó mucho conciliar el sueño pero una vez dormido soñé...bueno la verdad que vino mi "negra", me encargó que cuidara a nuestros hijos y me rogó que no fuera a buscarla porque ella estaba en un lugar muy hermoso donde se sentía feliz y en paz.

Luego de agradecer la hospitalidad de sus amigos, emprendió el viaje de regreso a su hogar, caminó y caminó hasta sentir cansancio de su cuerpo, se sentó a descansar, miró el cielo un instante y vio una hermosa paloma blanca posarse en una araucaria muy alta. Curioso se puso de pie y se acercó para contemplar mas cerca a esta avecita y cuan grande fue su sorpresa al ver en esa misma araucaria la ropa que su "negra" andaba trayendo el día en que se perdió.

Desde ese día la cordillera de ese sector lleva el nombre de Currü Kuse que en la lengua mapuche significa Mujer Morena.

Historia ganadora del 2º lugar del concurso "Un cuento para la Fiesta del We Tripantu 2006" Escuela Dahuelhue

del Alumno Mario Antonio Huenupi Jara del 4º año básico (11 años)

Historia entregada por su abuelita Hortensia Montiel Huenchuman

EL PROTECTOR DEL VOLCÁN

Antes habían muchos jóvenes por estos territorios, y estos iban a pastorear a Coyamento, y en unas de estas andanzas fueron cuatro jóvenes a ver los animales, y un día baja una nube del volcán con un remolino de viento, lluvia y nieve, lo que disperso a los jóvenes, se perdió uno llamado Anton...y al rato paso este hecho y quedo lindo el día otra vez. Los tres jóvenes regresaron al territorio a avisar lo que había pasado y prepararon mas jóvenes y fueron en la búsqueda del perdido. Lo único que encontraron fue la chiripa, los utensilios, etc. Entonces allí, al invierno siguiente hubo un derrumbe, en ese derrumbe murió la mama de Manuel Canio y ahí murió la machi, entonces cuando vino el derrumbe se escucho un kultrun al otro día; y dijeron: "Se salvo la machi", pero no se salvo na". Y esta machi dicen que había sonado con el hombre que había muerto del volcán y en el sueno le dijeron que era el que mandaba el volcán para proteger este valle, entonces cuando hace erupción el volcán ahí los rayos estos como que se cruzan, y dicen que el con su espada ataja el agua, la tira por su cause y protege a su Melipeuco.

Jose Relmucao

Comunidad Juan Meli

Sector El Menbrillo.

EL TUE TUE Y EL TRARO.

Hay mucha gente que le tiene mucho miedo a estas avecitas; una, es una ave nocturna, la otra, una depredadora

El Traro es una especie de halcón que forman un parte de las aves de rapiña básicamente carroñeras. Se les teme en los lugares por atacar a las aves.

El tue-tue también llamado Chonchon es una pájaro nocturno, se presenta como una extraña ave de plumas color gris ceniciento, formada a partir de una horrible cabeza humana de la que nacen afiladas garras y enormes orejas que usa a modo de alas para volar. Esta criatura emite un graznido que anuncia la muerte: “tue - tue”. Los antiguos lo relacionan al Calcu (mapuche que practica el mal con espíritus), que se transforma en Chonchon con un ungüento mágico colocado en su garganta; así la cabeza se separa del cuerpo y adquiere plumaje, garras afiladas y grandes orejas para volar. Si lo desea puede transformarse completamente en búho o lechuza. La transformación la realiza siempre de noche, aunque su presencia sería delatada por su fatídico y temido graznido: “tue - tue”. Así puede dejar el cuerpo en su morada y realizar fácilmente actividades malignas. Muchos son los mitos que se presentan sobre este pájaro. Uno, se dice que quien lo invita mientras pasa por su lado, acepta la invitación, pero este brujo detrás del ave muere.

LAS HISTORIAS DE LAS COMUNIDADES

C)Registro Intelectual de Chile en el libro "Nieblina de la Mañana" Nº191326.