La vulva (cuyo plural en latín es vulvae y su plural en español es «vulvas») es el conjunto de los órganos sexuales primarios externos de los mamíferos hembras. Está constituida por el monte de Venus, los labios y el clítoris. En anatomía humana, en contraposición con la anatomía animal, la parte más externa de la vagina o vestíbulo vulvar pertenece también a la vulva. Desde allí, la vagina conduce al útero y la uretra hacia la vejiga. Los órganos sexuales de otros grupos de animales, como los nematoda, también pueden ser denominados análogamente como «vulva»; sin embargo se diferencian por completo de la vulva de los mamíferos.
Vulva
La palabra española «vulva» proviene del latín volva, palabra cuya etimología no se conoce con seguridad. Puede significar ‘útero’, aunque en botánica también significa ‘cáscara’ de fruta. Se atribuye o bien en conjunto con la voz latina volvere (‘rodar’, ‘revolcar’, ‘girar’) a una raíz indogermánica vélu-, vel (‘circunvalar’, ‘envolver’, ‘girar’, ‘virar’) y luego al injertar una palabra indogermánica vlvo que significa ‘envoltura’, ‘membrana’ (del huevo), ‘útero’. En el Rig-veda (el texto más antiguo de la India, de mediados del II milenio a. C.) aparece la palabra sánscrita ulva (o ulba), que significaba ‘membrana’ (especialmente la que rodea al embrión), y un milenio después ―en el Vāyasanei samjitá― pasó a significar ‘útero’. O bien se toma a partir de la forma latina volba, que aparece referenciada (en todo caso bastante más tarde) en el Edictum Diocletiani con una raíz común con la familia de palabras griegas δελφύς (/delfés/) ‘útero’, ἀδελφός (/adelfós/) ‘hermano’, δέλφαξ ‘cerdo doméstico lechón’.
En el latín clásico, la palabra volva, en contraposición a su significado médico actual, designaba inicialmente al útero, en contextos culinarios, en particular el útero de la cerda, que se contaba entre las delicatessen. Sin embargo, ya Plinio diferenciaba entre uterus, denominación para el útero humano, y volva, para el útero de los animales. En esto, uterustendía crecientemente a desplazar a vulva como denominación del útero, y se corrió o estrechó el significado de vulva en el sentido de cunnus referido al área genital externa, junto al término os vulvae («boca de la vulva») desde Cornelius Celsus7 como denominación de la apertura exterior.
La etimología antigua tardía se ubicó en esta significación transformada; en el siglo VI d. C., Isidoro de Sevilla derivó vulvade valvae, «puerta de batientes», ya que dejaría entrar el semen como si traspasara una puerta, a través de la cual también saldría el feto.
Fuera del lenguaje técnico de la medicina (como extensión o transferencia metonímica de significado) también se designa la vulva como «vagina», a veces también denominada «vagina externa». Una palabra extranjera, también incorporada a la medicina y en el lenguaje literario y coloquial culto es la palabra cunnus (cuyo plural en latín es cunni), que en la literatura latina clásica se utilizó predominantemente como expresión obscena o con una connotación erótica.
En el registro coloquial se utilizan diversas expresiones para denominar a la vulva, algunas de ellas vulgares o malsonantes y otras cariñosas o graciosas. El Diccionario de la lengua española, editado por la Real Academia Española, consigna las voces «coño» y «crica», de uso general en España, así como la palabra vulgar «chocho». También incluye algunas de las variantes regionales de otros países hispanohablantes, por ejemplo «chucha» (Colombia, Ecuador y Perú), «choro» (Chile) o la palabra malsonante «concha», que se usa con esta acepción en Argentina, Chile, Perú y Uruguay, así como la palabra «cuca», que se considera malsonante en países como Colombia, Ecuador, Honduras, Panamá y Venezuela (en este último país también se suele emplear la palabra «cuchara» a modo de eufemismo, aunque aun así se considera malsonante). En diversos otros idiomas se utilizan además apodos más o menos cariñosos del gato (en alemán muschi, en inglés pussy o en francés chatte).
La vulva comprende los órganos sexuales primarios externos de la mujer. Estos son, por un lado, las partes que la enmarcan: monte de Venus y los labios mayores externos y, por otro, los labios internos, el clítoris y el vestíbulo vulvar con las salidas de la vagina, la uretra y las glándulas vestibulares. En la fase de formación de los órganos en el embrión (organogénesis) la vulva surge del tubérculo genital y de los tubérculos labioescrotales (tubercula labioscrotalia)ubicados a su lado.
El monte de Venus (mons pubis o mons veneris) y los labios mayores (labia majora pudendi) constituyen la delimitación exterior de la vulva. Hasta la pubertad (más precisamente, hasta la pubarquia) se hallan desprovistos de vello púbico, mientras que en las mujeres adultas sí están cubiertos por éste. Los labios mayores poseen glándulas sebáceas sudoríparas y glándulas odoríferas (estas últimas secretan sustancias perceptibles al olfato) y conforman la rima pudendi.
Entre los labios mayores externos están los llamados labios menores (labia minora pudendi), que también se denominan nymphae. Estos no están cubiertos de vello y producen secreción sebácea. En la parte anterior de la comisura de los labios internos (denominada en anatomía humana commissura labiorum anterior y en anatomía animal commissura labiorum ventralis) está el clítoris. El clítoris es un órgano de forma cilíndrica, conformado portejido eréctil, el cual está saturado de terminaciones nerviosas y es especialmente apto para reaccionar al ser tocado. Evolutivamente el clítoris corresponde al pene masculino; tal como este último posee un glande (glans clitoridis) y unprepucio (praeputium clitoridis). Las alas laterales del clítoris conforman los bulbos vestibulares, que corresponden a los cuerpos de tejido eréctil de la uretra del varón.
Los labios interiores rodean el vestíbulo vaginal, en el que desemboca la uretra (urethra femina) y tras el cual se halla la entrada de la vagina (introitis vaginae, en anatomía animal: ostium vaginae). La entrada de la vagina está parcialmente cerrada en algunas mujeres mediante una membrana o delgada capa de pliegues cutáneos que se denomina himen. Tras una extrema dilatación, usualmente tras un parto, el himen puede cicatrizar en forma de carunculae hymenales.
En el tercio inferior de los labios menores están ambas glándulas vestibulares, las glándulas de Bartholin [glandulae vestibulares majores] y varias glándulas vestibulares menores. Estas glándulas proveen de humedad al vestíbulo vaginal. La irrigación sanguínea de la vulva se produce a través de las ramas de la arteria pudenda interna, los nervios de la vulva provienen de ramificaciones del nervus pudendus (nervi labiales, nervus dorsalis clitoridis).
Cada vulva es individual en su presentación. Así, se diferencian ampliamente en muchas características como el tamaño del clítoris, de los labios, el color y estructura de la superficie, la distancia entre el clítoris y la desembocadura de la uretra y la distancia desde la comisura posterior de los labios internos (commissura labiorum posterior) hasta el ano. Estas variaciones explican también las diferencias con las imágenes, frecuentemente arregladas o retocadas de órganos sexuales externos, que corresponden a un modelo ideal de belleza.
Enlaces externos
Vista anterior externa y vista anteriolateral interna.
Las capas superiores de la mayoría de las partes de la vulva están constituidas histológicamente por epitelio simple, plano estratificado y no queratinizado, el cual sin embargo, en edades avanzadas tiende a la querantinización y a la atrofia. Las caras interiores de los labios menores presentan un eptelio plano estratificado no queratinizado, las caras externas muestran un epitelio débilmente queratinizado. En los labios mayores hay un epitelio plano estratificado y en su mayor parte queratinizado como cobertura de las caras interiores y completamente queratinizado en las cara exteriores. En la lamina propia del vestíbulo vaginal se alojan glándulas sebáceas que forman una película protectora contra la acción de la orina. Estas glándulas sebáceas se hallan tanto en los labios menores como en los mayores. Estos últimos presentan además células de la raíz del pelo, glándulas sudoríparas y células de musculatura lisa. En los labios y en el clítoris hay gran cantidad de terminaciones de fibras nerviosas sensibles y receptores.
Por regla general, se denomina vulva únicamente a los órganos sexuales femeninos externos de los mamíferos, aunque en la literatura científica la denominación se utiliza también para estructuras funcionalmente comparables o análogas de otros grupos de animales, como por ejemplo en los gusanos redondos (Nematoda).
En los animales mamíferos, con la excepción de los denominados animales cloaca, la salida de la uretra y de la abertura sexual están separadas de la salida del intestino por un dique (perineo). Los animales cloaca no poseen ni vulva ni vagina: ambos órganos (útero y uretra) desembocan, en conjunto con el intestino, en una cloaca. Todos los mamíferos, incluidos los humanos, forman cloacas durante el desarrollo embrional. En el caso de los marsupiales y los mamíferos superiores que presentan placenta se produce más tarde esta separación, con una capa de tejido, el septo urogenital (o septum urogenitale), en un área anterior con los órganos sexuales y la vejiga y un área posterior con la salida del intestino.
La conformación esencial de la vulva presenta solo muy pocas diferencias entre los mamíferos. Sin embargo, una particularidad sustancial de la vulva humana consiste en la existencia de los labios mayores: la mayoría de los mamíferos poseen un único par de labios, los que en anatomía comparada se diría que corresponden a los labios menores de la mujer (correspondencia en el sentido de una homología). El hueso pubis tampoco se incurva hacia adelante, como monte de Venus, en los animales. En la mayoría de los animales, el vestíbulo vaginal es claramente más largo que el espacio demarcado por los labios, de modo que el vestíbulo vaginal no se cuenta entre las estructuras de la vulva en la nomenclatura anatómica veterinaria. El himen, que en muchos mamíferos se presenta como un pliegue anular escasamente demarcado, tampoco pertenece a la vulva. En muchos animales mamíferos el prepucio del clítoris está fuertemente adherido al glande, de modo que no se forma allí un pliegue o hendidura.
Debido a la dotación de glándulas sebáceas, sudoríparas y odoríferas, se produce una producción permanente de sebo y sudor, especialmente en el área comprendida entre los labios y en el vestíbulo, que se encargan de humedecer las mucosas de los genitales. Los restos de sebo pueden mezclarse con impurezas de los pliegues mucosos de la vulva y formar el llamado esmegma.
En su conjunto, los cambios fisiológicos de la vulva aparecen sobre todo antes y durante la relación sexual, como asimismo durante el parto.
En muchos mamíferos se presentan también cambios en la vulva durante el ciclo estral, cuya magnitud varía individualmente y según la especie. En el «celo» (estro) se produce una irrigación más intensa y con ella una hinchazón y enrojecimiento de la vulva, como se puede observar, por ejemplo, en la hinchazón periódica de diversos primates.
Al producirse la excitación sexual, aparecen numerosos cambios fisiológicos en la vulva, los que en su conjunto preparan el tracto genital femenino para la relación sexual. Las reacciones se clasifican en diversas fases que se ordenan temporalmente de manera secuencial: la fase de excitación, la fase de meseta, la fase del orgasmo y la fase de resolución.
La fase de excitación puede extenderse durante varias horas y se desata a través de la estimulación mecánica o estímulos sexualmente excitantes (también psíquicos, como por ejemplo las fantasías o sueños sexuales). La fase se caracteriza por una irrigación intensificada de las estructuras de la vulva. Esta se produce mediante vasoconstricción de los vasos sanguíneos venosos que allí divierten. Se produce una hinchazón del clítoris y del tejido eréctil vestibular (erección), y la piel adquiere una coloración más oscura.
Comienza la lubricación vaginal, es decir, una creciente liberación de secreciones desde las glándulas sexuales accesorias, la que se intensifica en la fase de meseta. La lubricación sirve para humedecer la vagina y los labios, para facilitar la penetración y el delizamiento del pene en la vagina. La estimulación mecánica de la piel de la vagina a través del pene que se ha introducido refuerza la erección de la vulva y conduce a la hinchazón de la pared vaginal inferior.
La fase orgásmica va acompañada de contracciones musculares de la musculatura del suelo pélvico. Inmediatamente antes del orgasmo se retrae el glande del clítoris bajo el prepucio clitórico. Directamente después del orgasmo, el clítoris es con frecuencia muy sensible y la estimulación adicional puede ser en ocasiones percibida como desagradable.
En la fase de resolución que sigue al orgasmo se produce un vaciamiento de la sangre de la región, determinado por vasodilatación. Las estructuras se deshinchan, la humedad disminuye y se instala nuevamente el estado normal.
Hinchazón cíclica en una hembra Papio
Sobre todo en el último tercio del embarazo, en muchas mujeres se produce una mayor pigmentación de la linea alba, de la areola del pezón y de la vulva. Entonces, según cuán marcada sea la coloración, se denomina linea nigra (‘línea negra’), o también linea fusca (‘línea marrón’). Esta pigmentación se produciría supuestamente por una mayor liberación de la hormona estimulante de melanocitos. Estos cambios se cuentan entre los signos de un probableembarazo. Además, por la fluxión de las venas en la pelvis, puede ocurrir hinchazón y formación de várices en el área de la vulva (varicosis vulvae gravidarum o varicosis vulva in graviditate).
Durante el parto se produce sobre todo un ablandamiento de la musculatura vaginal, a través de las contracciones y la apertura del cuello del útero y del canal vaginal (fase de dilatación del parto) que permitirá la dilatación completa en la siguiente fase del trabajo de parto (fase de expulsión). Esta dilatación afecta, además, al tejido eréctil del vestíbulo, así como también al tejido de los labios y del perineo, el cual puede desgarrarse rompiéndose por la presión y en ocasiones se corta quirúrgicamente durante el parto (episiotomía) para evitar los desgarros vaginovulvoperineales.
Durante las primeras ocho semanas del desarrollo embrional, los embriones masculinos y femeninos presentan los mismos órganos sexuales rudimentarios. Debido a ello, este período también se denomina estadio indiferenciado. En la sexta semana se desarrolla el tubérculo genital, así como también los dispositivos del tracto urinario. Tras la octava semana, comienza la producción de hormonas del embrión y los órganos sexuales empiezan a desarrollarse en direcciones diferentes. No obstante, casi no se pueden determinar diferencias visibles hasta la duodécima semana. Si se produce testosterona y los receptores en los tejidos están intactos, se desarrollan bajo su influencia órganos genitales externos masculinos. En ausencia de testosterona, se produce la formación de órganos genitales femeninos. En el transcurso del tercer mes se desarrolla el clítoris a partir del tubérculo genital. Los pliegues urogenitales se desarrollan conformando los labios menores (internos), el Tuberculum labioscrotale conforma los labios mayores (externos).
Inmediatamente después del nacimiento, las estructuras externas de los genitales se encuentran frecuentemente hinchadas y muestran un tamaño desproporcionado. Esto se explica en ocasiones por una alta exposición a las hormonas maternas. Por lo general, la hinchazón declina a los pocos días tras el nacimiento y la vulva presenta entonces el tamaño normal. En lo sucesivo, la vulva casi no cambiará estructuralmente durante toda la infancia y hasta el comienzo de la pubertad, aparte de que crecerá en conjunto y proporcionalmente con todo resto del cuerpo.
En la pubertad la vulva sufre un cambio notable, ya que los genitales externos también reaccionan a las hormonas sexuales. El color de la piel cambia y las estructuras de la vulva se hacen más grandes y marcadas. Este desarrollo afecta al clítoris y a los labios menores y mayores, muy especialmente, sin embargo, la piel sensible a las hormonas de la vagina y de su vestíbulo. En el área de la vulva, es decir en el monte de Venus y en los labios mayores, comienza en la pubertad el crecimiento del vello púbico.
La configuración de la vulva muestra diferencias individuales. Así por ejemplo, el clítoris puede estar en parte visible o completamente cubierto, o puede ser que los labios menores sean más grandes que los mayores. Estas diferencias no constituyen manifestaciones patológicas, sino que son totalmente normales.
Tras la menopausia pueden producirse cambios distróficos de diversa importancia en la vulva, especialmente una merma del tejido adiposo con una disminución del espesor cutáneo. Se produce una regresión de los labios, una disminución del tamaño del clítoris, estrechamiento de la entrada de la vagina y sequedad de la piel de la vulva. Estos cambios son causados por el descenso en la producción de estrógenos endógenos, aunque los tejidos de la vulva reaccionan a los estrógenos notoriamente menos que otros órganos.
Las malformaciones de la vulva se cuentan entre las displasias genitales. Se presentan en su mayor parte en el área del vestíbulo vaginal. Así se encuentran especialmente formas del himen que cierran una gran parte de la entrada a la vagina o completamente, en el caso de la atresia del himen. En el área de la desembocadura de la uretra (Urethra feminina) se encuentran anomalías como la estenosis, hipospadias y epispadias. Una hipertrofia del clítoris también puede aparecer como malformación o ser un signo de una alteración hormonal en el contexto de otras enfermedades. Las adherencias en los labios mayores, denominadas «sinequias de los labios», se originan por causa del reposo hormonal en la edad infantil o por infecciones. Representan por ello más bien una enfermedad infecciosa (no una malformación).
En la vulva pueden aparecer una serie de enfermedades diferentes, las que en parte pueden involucrar a los genitales internos. Entre las patologías de la vulva se incluyen la vulvitis, el liquen plano, las neoplasias (condilomas asociados alVPH, la enfermedad de Paget vulvar y raramente el cáncer de vulva), las aftas genitales (síndrome de Behcet) y el eritema multiforme.
Los tumores de la vulva tienden a ser benignos, aunque también puede presentarse un cáncer en la vulva:
papiloma vestibular, por lo general asociado al VPH
pólipos fibroepiteliales benignos
condiloma acuminado, verrugas causadas por el VPH no oncogénico (cepas 6-11);
hidradenoma papilifero, nódulos de las glándulas sudoríparas
otras lesiones benignas:
leiomioma
neoplasia intraepitelial vulvar, displasias leves a moderadas con potencial a malignidad en estados avanzados
cáncer de células escamosas, levemente invasor (1-2 mm de la superficie) o francamente invasor (más alejado de la superficie);
Las regiones cutáneas del área de los labios mayores y del monte de venus, en su constitución diversa con piel de epitelio queratinizado y cubierta de vello, la piel más fina de los labios menores, así como las mucosas húmedas en el vestíbulo vaginal, en conjunto con la región anal y debido a su microclima y alta humedad, llevan a que se de allí una mayor frecuencia de enfermedades que en otras regiones del cuerpo.
Las infecciones agudas y crónicas se cuentan entre las más frecuentes enfermedades de la vulva. Si estas infecciones o inflamaciones afectan solo a los genitales externos se denominan «vulvitis»; más frecuentemente se produce una inflamación en conjunto de la vulva y de la vagina (vaginitis), la cual se denomina entonces «vulvovaginitis». Una vulvitis puede producirse por agentes externos, como sustancias tóxicas, ropa interior irritante o pantalones estrechos, reacciones alérgicas, flujo vaginal (fluor genitalis) aumentado, alteraciones metabólicas y sustancias venenosas.
Otras causas de inflamaciones son las infecciones virales, bacteriales o producidas por hongos. Entre los virus, desempeña aquí un papel importante sobre todo el virus del papiloma humano (HPV), el +virus del herpes simple (HSV-1 und -2) y el virus del molluscum contagiosum. Las infecciones bacteriales más frecuentes son causadas porStreptococcus pyogenes, Staphylococcus aureus (foliculitis, pseudofoliculitis), Corynebacterium minutissimum (eritrasma),Neisseria gonorrhoeae (gonococo) y Chlamydia trachomatis (clamidia). Entre los hongos, tienen importancia sobre todo los del tipo Candida albicans, responsables de la candidiasis, y el Trichophyton rubrum, causante de la dermatofitosis de la vulva. Algunas de estas infecciones pueden además ser causa de otras enfermedades más graves. Así por ejemplo, los gonococos constituyen el agente causante de la gonorrea, en tanto que el virus del papiloma humano es la principal causa desencadenante de las verrugas, verrugas genitales, eritroplasis así como también del cáncer cervical, una enfermedad cancerosa del cuello del útero. Una infección con Treponema pallidum produce sífilis (lúes), cuya lesión primaria se produce en los labios o en la vagina por contagio en la relación sexual.
También existen las infestaciones parasitarias, causada por ejemplo por ladilla o piojo púbico (Pthirus pubis) o por ácaros de sarna (Sarcoptes scabiei).
Un cierre de la salida de las glándulas de Bartolino conduce a una acumulación de secreción que forma un pseudoquiste. En el caso de una infección bacterial se produce a consecuencia de ello una bartolinitis.
En los animales pueden manifestarse en la vulva toda una serie de enfermedades de transmisión sexual, como el Herpes equino, la sífilis equina, la vulvovaginitis infecciosa pustulosa bovina (IPV), las infecciones por Trichomonas foetus (también llamada tricomonosis bovina), el sarcoma de Sticker (CTVT) que afecta a los perros, y la sífilis del conejo. El germen patógeno de la infección contagiosa del útero equino, Taylorella equigenitalis, puede persistir durante años en los pliegues y recovecos del clítoris.
Pueden producirse diversas formas de distrofia de la vulva por la influencia de diversas causas, cambios en el epitelio transicional con queratinizaciones o encogimientos de la piel de causa prácticamente desconocida. La mayoría de las formas de la distrofia vulvar, por ejemplo la craurosis, también llamada Lichen sclerosus, aparecen tras el comienzo de la menopausia (climaterio). Algunas displasias de la vulva se dan en presencia de células atípicas y representan manifestaciones precancerosas que pueden derivar en un tumor de la vulva maligno. Estos estadios previos del cáncer de la vulva se denominan también neoplasia vulvar intraepitelial (NVI). En su mayoría, aparecen entre los 60 y 80 años y se localizan en los labios mayores. El cáncer vulvar puede formar metástasis. La terapia es quirúrgica, a través de la extirpación de áreas de la vulva (vulvectomía). Más frecuentemente se trata, sin embargo, de lipomas y fibromas, que se forman como tumores benignos en diferentes áreas de la vulva.
Una enfermedad de causa hasta ahora no explicada es la vulvodinia, que se caracteriza por dolores persistentes en los labios mayores y en otras áreas de la vulva. Se parece a la vaginodinea (dolores de la vagina) y se clasifica junto a ella entre los síndromes dolorosos crónicos de las zonas genitales. Se discuten como posibles explicaciones, por ejemplo durante la menopausia, los cambios hormonales y también las causas psíquicas.
Debido a una insuficiencia venosa crónica (debilidad) de las venas de la zona pélvica, en especial, de la vena ovárica, se pueden producir várices, de manera análoga al varicocele masculino.
Las modificaciones de la vulva pueden ocurrir por razones médicas y en el caso de los seres humanos también por razones culturales o supuestas razones estéticas. Estos cambios van desde el retiro del vello púbico mediante depilación hasta las intervenciones en las que se retiran partes de la vulva.
En el ámbito cultural occidental la modificación más ampliamente difundida es la depilación completa o parcial del vello púbico. En otras culturas, o correspondientemente, en épocas más tempranas de la cultura occidental esta práctica está documentada. El islam espera que el vello púbico sea retirado. Alrededor del cambio de milenio 1999/2000 esta práctica tuvo también una amplia difusión en la sociedad de occidente. Según una encuesta del año 2009, el afeitado del área genital estaba muy difundido en Alemania en el grupo de 18 a 25 años (69,7 % de las mujeres).
El rasurado íntimo no deja de ser problemático. Las mujeres que se afeitan sin seguir la dirección natural del crecimiento son más propensas a las infecciones de la raíz del pelo.
Flujo vaginal en la gonorrea
Verrugas genitales de la vulva
Aparato reproductor femenino en una ecografía en la 14.ª semana del embarazo
Las perforaciones corporales (piercing) representan una modificación del cuerpo con la que se puede dotar de adornos a las diversas estructuras de la vulva. Tal como lo es el rasurado intimo, la moda del pirsin íntimo puede considerarse consecuencia del establecimiento cada vez más intenso de normas sociales o, en su defecto, estéticas para la zona púbica. «Una región del cuerpo ―la región púbica―, que hasta la fecha se contaba básicamente como perteneciente a la esfera privada está supeditada ahora al imperativo del diseño» Mientras algunos pírsines de la vulva tienen efectos positivos sobre la sensibilidad de la mujer ante la estimulación durante la relación sexual, la mayoría de los pírsines tienen una función puramente estética. Los pírsines en la vulva ―como los colocados en cualquier otra parte del cuerpo― pueden traer consigo complicaciones. Las inflamaciones, desgarros y sangramientos son los problemas más frecuentes de los pírsines en la zona genital femenina. Asimismo, no son raras las alergias, la formación excesiva de tejido cicatrizante (queloides) y la formación de granulomas como reacción al cuerpo extraño.
Piercing de los labios mayores y menores y del clítoris y depilación del vello púbico
La extirpación quirúrgica, completa o parcial de los labios mayores, de los menores, de otras partes de la vulva o del tejido que se halla debajo de la vulva se denomina vulvectomía. Puede ser necesaria en casos de carcinomas de la vulva, también, aunque más raramente en el caso de una avanzada distrofia de la vulva en mujeres mayores. En una extracción operativa radical para tratar una enfermedad cancerosa pueden retirarse también los gánglios linfáticos de la zona inginal y de la pelvis. Una vulvectomía parcial puede además aplicarse en el caso de una neoplasia vulvar intraepitelial.
La extirpación quirúrgica del clítoris se denomina clitoridectomía, donde es raro el caso de una prescripción médica debido a enfermedades cancerosas específicas.
La clitoridectomía se realiza hoy día principalmente en el contexto cultural, como una mutilación de los genitales femeninos (infibulación). En ciertos círculos culturales, predominantemente en regiones africanas, se realiza el corte o en su defecto la mutilación o truncamiento de los genitales femeninos como práctica cultural. No existe para esto ninguna necesidad médica, sino que más bien son razones culturales las que desempeñan aquí un papel. El alcance de la intervención varía y va desde la extracción del prepucio clitórico hasta la completa extirpación de los genitales externos y costura de la vagina.
Debido a las trascendentales consecuencias para el cuerpo y la vida de las mujeres jóvenes y adultas afectadas, desde hace tiempo esta práctica es blanco de críticas por parte de organizaciones de derechos humanos y de derechos de las mujeres. Numerosas organizaciones, entre ellas, Naciones Unidas, UNICEF, UNIFEM, la Organización Mundial de la Salud(OMS) y Amnistía Internacional se declaran en contra de la infibulación y la catalogan como una violación de los derechos humanos y del derecho a la integridad corporal. Para poner énfasis en estos aspectos, se ha establecido internacionalmente el concepto de «female genital mutilation» (mutilación genital femenina).
Algunas mujeres se someten a diversas medidas quirúrgicas como la labioplastía, donde se pueden reducir o retirar los labios menores, a veces también realizar (reducción del prepucio clitórico), aumentar el tamaño de los labios mayores, estrechar la entrada de la vagina, construir un himen o variar la posición del clítoris. Esto ocurre sobre todo por motivos estéticos subjetivos, rara vez por razones médicas. Es por esto que la mayor parte de estas intervenciones se agrupan bajo el concepto de «cirugía cosmética genital femenina» (FGCS: female genital cosmetic surgery). Las medidas quirúrgicas en los marcos de un cambio de sexo, la cirugía de reasignación sexual en el caso de las personas intersexuales o la mutilación de genitales femeninos no se cuentan entre las cirugías FGCS.
La vulva siempre tuvo regularmente, y hasta hoy tiene, una llegada hacia el arte y la cultura, en particular debido a su relación con lo sexual, así como por su función como parte del canal del nacimiento. Se la considera un símbolo de la fertilidad (una «gran madre») y al mismo tiempo un símbolo del deseo. Junto a las representaciones paleolíticas de mujeres (figuras de Venus), cuya vulva aparece enfatizada, se encuentran también petroglifos temporalmente más jóvenes, como en las cuevas de Fontainebleau en Francia, que con frecuencia representan vulvas. Además, la presentación de la vulva fue entendida en algunas culturas como un amuleto para rechazar poderes malignos.