Illampu, Bolivia
Cordillera real
by: Javier Nuñez-Villalba
Illampu, Bolivia
by: Javier Nuñez-Villalba
Página de docencia e investigación de Javier NUÑEZ-VILLALBA.
"...El pasado y el futuro, si éstos existen, no son nada más que el agua que corre bajo el puente. Se puede pasar la vida de pie sobre el puente y tener la ilusión de que se corre hacia el futuro, cuando en realidad es el agua la que corre bajo nuestros pies, el futuro en el pasado. O bien se puede saltar al agua y flotar entre remolinos y torrentes, moviéndose siempre en el presente. Aquellos que se detienen sobre el puente mirando, y que sólo ven el futuro y el pasado, aquéllos son los hombres puentes; los otros, aquellos que se lanzan al torrente y se mueven en el eterno y líquido presente, son los hombres torrentes..."
(La época del anhelo, de Arthur Koestler, 1951)
"Cuando profundo amor le mueve, el hombre es valeroso, y si frugalidad posee se torna generoso. Y quien no desea estar al frente del mundo en dirigente del mundo se convierte" (Vía Natural de Lao Tse, traducido por Feng Wo)
(Los Inmgrantes, de Howard Fast, 1979)
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La orientación filosófica de Javier Núñez puede definirse como una síntesis entre el nihilismo lúcido, el existencialismo humanista y el anarquismo ético y geográfico, articulados desde una sensibilidad materialista y crítica.
En primer lugar, su visión del mundo parte de una negación del fundamento trascendental. La idea de Dios es concebida como una construcción simbólica o narrativa cultural —“un cuento de hadas”—, lo que lo sitúa en una posición agnóstica y racionalista. Sin embargo, esta negación no conduce a la desesperanza, sino a una aceptación serena del vacío ontológico y del carácter finito de la existencia humana.
En segundo lugar, su pensamiento se inscribe en una tradición existencialista, en la medida en que reconoce que, aun careciendo la vida de sentido objetivo, el individuo posee la capacidad de dotarla de significado mediante la acción, la escritura y la reflexión. Esta actitud revela una tensión constante entre el reconocimiento de la insignificancia cósmica del ser humano —“somos apenas un pequeño suspiro del universo”— y la afirmación de la responsabilidad individual dentro de la escala temporal y social en la que vivimos.
En tercer lugar, se observa una fuerte afinidad con el anarquismo humanista de Élisée Reclus. Desde esta perspectiva, Javier rechaza el nacionalismo, la moral dogmática y los sistemas de poder que pretenden regular la conducta humana, defendiendo en cambio una ética natural de la libertad, donde la cooperación y la creatividad sustituyen a la obediencia y la autoridad.
Finalmente, su pensamiento incorpora un materialismo pragmático: la conciencia de que la libertad intelectual y moral requiere autonomía económica y gestión práctica de los recursos. Esta dimensión lo aproxima, aunque de manera no ortodoxa, a ciertas intuiciones marxistas sobre la relación entre existencia material y producción simbólica.
En síntesis, se trata de una postura anarquista-existencial, consciente del absurdo y la impermanencia, pero comprometida con la búsqueda de sentido a través del pensamiento, la escritura y la afirmación de la libertad humana frente a las estructuras impuestas del poder, la moral y la trascendencia.