Biografia Dr Carlos Hernández Acosta

Biografia Dr Carlos Hernández Acosta

Dr. Carlos Hernández Acosta. El Pediatra de la Ciudad

31 de Marzo de 2010 a la(s) 22:27

Dr. Carlos Hernández Acosta.

El Pediatra de la Ciudad.

Hijo de Valentín Hernández, apureño y Lola Acosta, matrona guayanesa. Nace en San Fernando de Apure el 05 de Marzo de 1.927, viene de humilde familia con cinco hermanos quienes migran a Caracas a formarse todos para de alguna manera dejar huella en la historia de nuestro país.

Estudió Bachillerato en el Instituto San Pablo y en el Liceo Aplicación. Inició sus estudios de Medicina en la Universidad Central de Venezuela. Durante el cierre de esta por la dictadura de Perejimenista se traslada a España donde recibe el Título de “Doctor en Ciencias Médicas “en la Universidad Central de Madrid en el año de 1953.

Regresa a Venezuela en 1.954. Se casa con la hermosísima caraqueña Isabel Rivero, hija de Luís Rivero, Cirujano y poeta caraqueño.

Fue Médico Rural en Pampatar, Margarita. Se trasladado a Ciudad Bolívar donde hizo carrera durante toda su vida. Inició su trabajo como médico residente del recién inaugurado Hospital Ruiz y Páez en la Av. Germania en el año de 1955.

Realizó cursos de Emergencia Pediátrica en Barquisimeto en 1957. Se convirtió en el

Fundador del servicio de Hidratación Pediátrica del Hospital Ruiz y Páez.

Austero, explosivo, gago aun cuando sus pacientes le entendían, de impecable blanco siempre. Trabajó como Pediatra de referencia regional en esta ciudad durante 36 años. Con el reconocimiento y gran estima de sus pacientes, quienes aún hoy cuando acuden a las consultas de su hijo, recuerdan con cariño las palabras, los anécdotas y las chupetas del Dr. Hernández Acosta.

El Dr. Hernández Acosta logró la combinación perfecta entre las pautas de actualidad de las organizaciones científicas que regían su labor junto con la sabiduría y el idioma popular de su paciente y de allí su aceptación y acierto como terapeuta de niños.

Tuvo tres grandes pasiones: Sus hijos, sus pacientes y la política. Su hooby trabajar sin descanso, leer en las madrugadas las revistas médicas que recibía del exterior y traer a casa el pan calientito de las panaderías a las 6:00am luego de venir del Hospital de ver a los pacientes. No tenía descanso, no lo sabía hacer. Siempre estaba dispuesto a ver un paciente. Uno sólo más como le decía a Isabel cuando le reclamaba su presencia en la casa los domingos.

Sostenía que: “El drama de nuestra época es que los Hombres se empeñan en ser importantes en lugar de ser útiles”..... W. Churchill. Esto se lo sembró ha sus siete hijos junto con la moral, la honestidad y el profesionalismo que hoy en distintas partes del mundo los hace a todos ellos profesionales de éxito y honor.

Con un record de historias médicas de más de 78.000 pacientes en su consulta privada. Durante su carrera el Dr. Hernández Acosta siempre encontró, en su particular forma de expresarse y hacerse entender, una esperada palabra de aliento a una madre angustiada, un regaño a la madre descuidada o inexperta, una caricia a un bebé enfermo. En gesto humano y de entrega total a su Hospital le donaba su sueldo al Servicio de Pediatría para contribuir a paliar las necesidades del mismo. Le llevaba juguetes a los niños en Navidad y en cualquier fecha también le quitaba los juguetes a sus hijos para dárselos a los niños enfermos. Ya entrado en años durante sus viajes, visitaba los hospitales en países desarrollados y conseguía donaciones de equipos de tecnología para su servicio y el hospital en general.

Como médico ejerció la jefatura del Servicio de Pediatría tanto en el Hospital Ruiz y Páez como en el Hospital "Héctor Noel Joubert “del IVSS.

En Política, fue de aquélla época de políticos honestos que trabajaban en función del desarrollo del país y no de su enriquecimiento personal. Por lo que siempre pudo dormir tranquilo. Orgulloso de sus hermanos: Valentín Hernández Ministro de Minas e Hidrocarburos involucrado en grandes obras de desarrollo de nuestro país así como en la nacionalización petrolera. César Hernández, directivo de empresas básicas, Otto Hernández Vice ministro de Obras Públicas todos ellos ejemplo de integridad personal y amor al país.

Se desempeñó entre otros cargos: Como Presidente del Colegio Médico del Estado Bolívar en dos períodos. Fue Senador al Congreso Nacional en dos oportunidades. Presidente del Consejo Municipal del Distrito Heres, Diputado al Congreso Nacional. Secretario general del partido Acción Democrática.

Hoy sus hijos recordamos como anécdota que nunca durante los períodos donde Acción Democrática era partido de gobierno, se permitía el lujo de comprarse un carro nuevo. “Hay no sólo que ser honesto sino también parecerlo”.

Dentro de varios premios y reconocimientos tanto políticos como académicos que obtuvo durante toda su vida, el Premio Nacional de Pediatría Pastor Oropeza, otorgado por la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría en Septiembre de año 1.991 lo llenó de particular satisfacción y orgullo.

Llevar a sus siete hijos al podium y verlos obtener sus títulos académicos como mejor legado de herencia. Junto a la rectitud, honestidad, amor al trabajo y amor a la familia, fue su mejor recompensa. Su trabajo persiste a través de su hijo Carlos, Pediatra como él, egresado de la Universidad Central de Venezuela, lo que hace que su presencia se sienta en los niños a los que atiende y se mantenga de alguna manera su obra en el tiempo.

Durante un viaje familiar, luego de misa y de haber hecho consulta a los niños de Kavanayen, fallece en fatal accidente aéreo el 13 de Octubre de 1.991 a orillas del Aponwuao.

Entrevista con Teófilo Santaella, El Guayanés Miércoles 20 de Marzo de 1.991

¿Qué es la felicidad para usted?

Mire la Alegría para mi me la ofrece el sentirme útil a mis semejantes. Y eso es para mi felicidad. Me siento satisfecho de haber podido calmar las lágrimas de muchas madres. Y eso es felicidad para mí. Me he contagiado con el llanto de un niño, cuando lo traen a mi consultorio, eso para mi es felicidad, Y haber levantado a mis hijos bajo ciertas normas de bien también es sinónimo de felicidad.

¿Ya que le teme usted en su vida?

A la invalidez. Los hombres debemos morir con las botas puestas.

¿De que se siente satisfecho?

De nunca haberme metido en el bolsillo las lágrimas de una madre

Dr. Carlos Hernandez Acosta El Pediatra de la Ciudad