LOS REVOLUCIONARIOS NOS VEMOS OBLIGADOS A ABSTENERNOS
DE PARTICIPAR EN ESTAS ELECCIONES
Al igual que en las elecciones legislativas y presidenciales del 2018, esta vez por la situación concreta de las campañas electorales en Colombia, tampoco existen condiciones para poder participar revolucionariamente en la contienda electoral del 2019 donde elegirán de un lado a los más abyectos mandamases regionales, y del otro lado a lo más denigrante y representativo del oportunismo de la izquierda que se encargarán de la ejecución de la política nacional y del engranaje de la maquina estatal en todas las regiones de la geografía colombiana.
Son alarmantes las cantidades de dinero contante y sonante que se mueve en medio de un país quebrado y desbarajustado, para comprar los votos de unos apetentes electores, envilecidos hasta los tuétanos surgidos de una sociedad degenerada y condenada cada vez más al atraso político por el mismo sistema decadente que nos ha gobernado en beneficio del imperialismo norteamericano y los potentados internacionales desde hace mucho mas de un siglo. Podríamos afirmar, que además de que se estrechan estos espacios seudodemocráticos concedidos demagógicamente a las masas populares, para los revolucionarios se vuelve también cada vez más complicada la participación. Esto teniendo en cuenta: la falta de un partido revolucionario, el reflujo de la revolución, las deformaciones del marxismo por los oportunistas y revisionistas del mundo y el auge del reformismo y el oportunismo de la llamada izquierda colombiana. ––Los ayer motejados como “mamertos” y “neomamertos”––.
Las elecciones, en resumidas cuentas; además, de ser una farsa de las clases dominantes para aferrarse al poder, constituyen actualmente un buen negocio para inversionistas de todos los pelambres en medio de la crisis y fluctuaciones de las actividades normales de la economía, aprovechadas también para blanquear capitales mal habidos.
A diferencia del oportunismo de izquierda, de los zascandiles, burócratas, y vividores de la política, los revolucionarios vamos a elecciones de acuerdo a unos criterios tácticos: para denunciar las tropelías del régimen, educar y organizar a las masas, destruir las ilusiones en la democracia burguesa, crear conciencia y claridad sobre la necesidad de la revolución como medio imprescindible y experimentado por los pueblos del mundo en múltiples luchas históricas para cambiar la sociedad. En ultimas, lograr crear las condiciones y acumular la fuerza suficiente para destruir el estado burgués terrateniente proimperialista en Colombia y sobre sus ruinas construir uno nuevo de obreros, campesinos, y demás clases democráticas y revolucionarias que garantice la independencia nacional y logre un desarrollo tal de las fuerzas productivas que permita transitar al socialismo. Forma probada durante sesenta años en la URSS y China Popular, con réplicas victoriosas en otros países. Países, antes colonias y semicolonias convertidos en potencias socialistas y naciones que aplicaron la democracia popular, orientadas por los maestros del proletariado; traicionados después de su muerte por las camarillas revisionistas de Kruschev y Teng Sia Ping. Una minoría enquistada en el partido comunista y en los cargos claves del poder; amparados por el indulto, se agazaparon y asestaron el golpe que restauraría el viejo capitalismo de estado, involucionando las economías socialistas, en su comienzo como repúblicas socialimperialistas y ahora, capitalistas imperialistas; que hoy, se coluden en la guerra comercial por los mercados, acercan una nueva crisis económica mundial y atizan conflictos que pueden conducir a la tercera conflagración mundial.
El pueblo raso en medio del atraso y sus afugias vota por un almuerzo, por un cupo en un colegio público, por un sisben, por el pago de un servicio público, por un bulto de cemento, el arreglo de una calle, en fin, por una necesidad inmediata, etc. Es más, el desconocimiento o la ignorancia en la política del pueblo colombiano es tal, que aún en la clase obrera organizada hay obreros o dirigentes sindicales que votan por los sectores abiertamente reconocidos de la oligarquía. ¿Qué se puede esperar de las clases populares? Muchas veces no necesitan comprarles su conciencia: ––no tienen conciencia ni hay quien les cree o les aclare su conciencia de clase––, la izquierda colombiana ha contribuido a propiciar el uso de estas prácticas electoreras, –– lo importante es llegar––. Lo que siempre ha dicho el mamertismo para justificar sus componendas con el estado que dicen combatir: “atacar al enemigo desde adentro”, o la máxima del robledismo y el oportunismo de derecha, “lograr el equilibrio de los poderes”, o en términos del actual gobernante, “un país más equitativo” como lo expresó en la conmemoración del bicentenario de la independencia.
En esta campaña, la participación electoral se reduce a tres sectores, la oligarquía como tal, fraccionada en (partido liberal, partido conservador, Partido de la U, Centro Democrático, Cambio Radical); los diferentes grupos emergentes (Partido Verde, ASI, AICO, PRE, ADA, MAIS, grupos significativos y religiosos, etc.) La llamada “izquierda” integrada por el (Polo, Colombia Humana, (UP, FARC y el Partido Comunista), – Estos tres últimos son tres personas y un solo dios verdadero–. Todos tratan a ultranza de llegar. Su máxima aspiración es ocupar una curul o formar parte de la burocracia parasitaria del estado en las regiones. Algunos candidatos no necesitan corear la consigna de la montonera o hacer muchas promesas, tienen suficiente dinero para definir su aspiración comprando los votos. La contienda es entre los caciques por mantener su dinastía y los que aspiran por todos los medios a hacerse a una mayor repartición de la apetitosa torta. El común denominador es llegar como sea para hacer lo mismo. Será tan lucrativo el negocio que algunos arriesgados hipotecan la casa de su familia. Personajes que renuncian al congreso o de la noche de la mañana se vuelven creyentes en dios y animalistas para ganar como sea la gobernación de su departamento o la alcaldía de su parroquia. Recurren al apoyo de la componenda pacifista sin atacar el neoliberalismo y las privatizaciones, o simplemente hablan contra la corrupción sin condenar la venta del patrimonio público, la entrega de nuestros recursos naturales, sin luchar contra la voracidad de los monopolios y oligopolios; olvidan la causa principal de nuestros males: la falta de independencia como nación. Reivindican la homosexualidad para ganarse los no pocos votos de estos sectores. Lo más vergonzoso es la participación del oportunismo que a nombre de la izquierda se alía hasta con el diablo, sin condición alguna con tal de formar parte de este sistema mal oliente, mantienen las ilusiones de las masas en las elecciones putrefactas del sistema “democrático” de la burguesía. –Se acostumbraron al acomodamiento personal y a la hediondez de la democracia burguesa–.
Los revolucionarios de la vieja guardia, junto a los nuevos prospectos, fieles a los principios del marxismo – leninismo y al partido orientado por Francisco Mosquera Sánchez, seguiremos remando contra la corriente electorera y oportunista que arrastra a la actual izquierda colombiana y que inexorablemente los estrellará contra la fortaleza de las masas de obreros y campesinos finalmente triunfantes que sabrán qué hacer con los enemigos y los traidores de la patria para que no se repitan los hechos que condujeron a la derrota del socialismo en las repúblicas de China y Rusia lideradas por los grandes maestros del proletariado mundial, Lenin, Stalin y Mao. Tampoco podemos olvidar, las experiencias vividas en la lucha por la democracia popular y el socialismo en Colombia y nuestro continente en las décadas del sesenta y el setenta dentro de la ligazón internacional que fortalece y esclarece la corriente de la nueva sociedad que propendemos construir.
¡¡Seguimos trabajando por la construcción del partido de la clase obrera en Colombia y apoyamos el resurgimiento de la segunda oleada socialista en el mundo!!
COMITÉ POR LA RECONSTRUCCION DEL PARTIDO DE LA CLASE OBRERA
Y EL FRENTE ANTIIMPERIALISTA EN COLOMBIA
Bogotá, 20 Agosto de 2019
Colombia
Elecciones 2018
Infortunadamente en Colombia, los obreros y las masas en general se encuentran actualmente sin un partido auténticamente revolucionario que represente consecuentemente su interés de clase en los estrechos y malolientes escenarios de la democracia oligárquica.
En la contienda electoral a realizarse este año, participan de un lado: los representantes de las clases parasitarias que han gobernado este país desde hace más de cien años al servicio del capital extranjero y el imperialismo norteamericano, sumidas en el degeneramiento político y moral jamás visto en la historia de Colombia. Y del otro lado, lo que queda de la “izquierda” colombiana, capituladores, mamertos y reformistas boyando plácidamente en la corriente liberal. Sobran razones para no acatar las invitaciones de estas corrientes a pelechar bajo la sombra de la democracia burguesa. Estamos acostumbrados a quedarnos solos. Fuimos formados con la claridad política, la sagacidad y la entereza suficientes para no pasarnos al otro bando cuando arrecia el temporal reaccionario.
El gran maestro de proletariado colombiano, Francisco Mosquera fundó y orientó el Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario MOIR en medio de la lucha ideológica contra el oportunismo de izquierda y el mamertismo. Con la participación electoral erupcionaron diferentes tendencias liberalizantes en el partido a las que hubo que combatir, aun con el riesgo de romper la unidad partidaria; sin embargo, gracias al manejo correcto de las contradicciones al interior del partido y a la aplicación de una política de lucha y unidad Mosquera logro reafirmar y mantener la línea marxista - leninista - pensamiento Mao Tse Tung en el partido hasta el día de su muerte, aprovechada por el oportunismo y el revisionismo para cambiarle el rumbo clasista y revolucionario al MOIR.
Nuestra lucha debe centrase en combatir las diferentes tendencias liberalizantes de la época. Debemos esclarecer la conciencia de clase de los obreros, los campesinos y las masas, hacerles entender, que mientras no haya un partido auténticamente obrero y revolucionario es imposible defender consecuente y exitosamente sus intereses de clase, aun sus cercenados derechos democráticos. Que los obreros y los campesinos comprendan quienes son los amigos y quienes son los enemigos de la revolución.
Bien los expresamos con Mosquera: “En Colombia echó raíces primero el oportunismo y el revisionismo, que el marxismo - leninismo”. No podemos vencer a la oligarquía vendepatria y al imperialismo norteamericano, si no desenmascaramos y derrotamos primero al oportunismo y al revisionionismo. Podemos fácilmente demostrar, que la máxima aspiración de las tendencias liberales que caracterizan a la “izquierda” colombiana y que se la juegan a ultranza en estas elecciones es minimizar el olor a mortecino que se escapa de las covachuelas del estado “social de derecho” que representa actualmente el presidente Santos.
Con la participación en elecciones no zanjamos las diferencias con el revisionismo y con el Estado neoliberal: participamos en las elecciones para educar y organizar a las masas, para esclarecer su conciencia y acumular fuerza; para llegar a los más amplios sectores de la población colombiana y construir el frente antiimperialista y garantizar el triunfo de la revolución colombiana, y no para crearle ilusiones a las masas en este estado oligárquico colombiano, como lo hace el oportunismo y el revisionismo representado en las diferentes tendencias que a nombre de la izquierda participan en las elecciones parlamentarias y presidenciales de este año.
Es por eso que nos abstenemos de participar en estas elecciones organizadas por el régimen en el 2018. Para los marxistas – leninista es obligación participar en las elecciones, mientras en ellas crean tan siquiera una minoría de las masas; pero, por las condiciones actuales resumidas en este documento no sería correcto participar, ni invitar a las masas a votar por alguno de los candidatos.
Seguiremos en la tarea de la reconstrucción del partido del proletariado colombiano orientados por el marxismo – leninismo– pensamiento Mao Tse Tung, legado por Francisco Mosquera.
Comité por la reconstrucción del partido de la clase obrera colombiana y del frente democrático y revolucionario, presentes en la confrontación ideológica y en la lucha de masas.
Bogotá, Marzo de 2018