Manuel Valadez

Fui su alumno, después su ayudante. Concluyendo la licenciatura me lanzó al ruedo de dar clases, mismas que dejé un año después. Cada diciembre me llamaba por teléfono para saludarme y decirme que era un desperdicio que yo no me dedicara a la vida académica, y que la FES Acatlán me necesitaba y esperaba. Llegué a los 30 años de edad y decidí dejar el mundo financiero para estudiar una maestría en ciencias matemáticas, donde fuimos compañeros de banca en una materia (análisis complejo). Yo me seguí al doctorado y luego entré de tiempo completo a la Universidad Anáhuac. Entonces sus llamadas en diciembre eran para convencerme de que regresara a la FES Acatlán. «Don Arturo, véngase a este paraíso llamado Acatlán» me decía. Cada vez que se publicaba una convocatoria para una plaza de tiempo completo me avisaba y trataba de convencerme para que participara. Por fin lo logró en 2009, «Don Arturo, se le están abriendo la puertas del paraíso de Acatlán, anímese a concursar» y así fue como gané la plaza de tiempo completo que actualmente ocupo desde 2010. Nos convertimos entonces en colegas y vecinos de cubículo. Al poco tiempo me dio cáncer y ahí estuvo siempre inyectándome optimismo y sentido del humor. El cáncer se fue. Terminó por convertirse en mi mejor amigo, y me jalaba a hacer travesuras en Acatlán, lo confieso. La última, en el año 2017, cuando fue mi coordinador de campaña para competir por la Dirección de la FES Acatlán, fue un desastre pero nos colamos a la final, y aunque no ganamos, nos divertimos mucho. Se llamaba MANUEL VALADEZ, pero yo le decía «Don Profesor», fue profesor de aproximadamente 30 generaciones, incluyendo la de mi esposa y la mía. Un apasionado del fútbol y del equipo Santos, quien después del partido México-Alemania del Mundial Rusia 2018 me llamó de inmediato para decirme que siempre soñó con ver ganar a México contra esa potencia en un Mundial antes de morir, y que se le había cumplido. Aunque fue mi mejor amigo, nunca pude dejar de hablarle «de usted» por más que lo intenté, demasiado respeto por quien me formó, inspiró, aconsejó, ayudó, apoyó e impulsó desde que lo conocí. Fue un pilar en mi vida. ¡Lo voy a extrañar mucho, «Don Profesor»! (27-Junio-2018).