Palabras de Laura Golpe, Responsable Eje Educar

Comenzamos un año con mucho entusiasmo, asumiendo nuevos desafíos, poniendo toda nuestra creatividad y capacidad para lograr la presencialidad , para todos nuestros alumnos.

Habíamos terminado un 2020, privados de disfrutar de la vida en nuestros colegios, que nos había obligado a adecuarnos a un contexto diferente, del que aprendimos y buscamos capitalizar toda esa experiencia en este año, que nos volvíamos a encontrar cara a cara.

Es el 2021 año, muy especial donde celebramos los 30 años del Colegio Santo Domingo en la Sierra, el primer proyecto educativo de la Asociación Civil Santo Domingo de Guzmán.

Hemos podido volver a disfrutar de la vida compartida en comunidad, del encuentro único e irremplazable de los alumnos con sus maestros y profesores en el aula , de celebraciones, de actos, concerts, sports, olimpíadas deportivas, quedándonos aún algunos proyectos y experiencias que no se han podido llevar adelante y que esperamos nos lo permita el próximo año.

El camino no fue fácil, con algunos momentos donde nos han querido privar de lo logrado, pero gracias al trabajo constante, concreto, generoso, asumido con gran compromiso, esfuerzo y responsabilidad de cada uno de los miembros de la comunidad, fue posible.

GRACIAS a los alumnos, equipos directivos y educadores, por adecuarse a una organización diferente, priorizando siempre la enseñanza y el aprendizaje y celebrando el poder estar presentes en nuestros colegios; a las familias, por la confianza, el apoyo, la comprensión y el acompañamiento permanente; a las familias animadoras, que han colaborado con los equipos directivos en facilitar la comunicación ante los diferentes cambios y a los equipos de Administración, Comunicación institucional, Desarrollo de personas, Recepción y Mantenimiento, que han trabajado para poder estar todos presentes en nuestros colegios.

Somos y estamos agradecidos de un año más de vida compartida, que deja huella en cada uno de nosotros, donde en común unión vivimos momentos de alegría y momentos de tristeza y dolor, donde la vocación de servicio ha sido nuestro motor para seguir adelante, siempre confiados en la Providencia y encomendados a Santo Domingo, Santa Catalina y Nuestra Señora del Rosario, guías y protectores de nuestra querida comunidad SDT.