Materiales Varios

Interioridad

PROPUESTA INTERIORIDAD EN CUARENTENA


¡Buenos días a todos! ¡Al fin llegó en viernes! No se a vosotros pero se nos está pasando la semana volando. Como no podemos acudir al cole, hoy os proponemos el taller de interioridad desde casa. Os dejamos el documento con todos los pasos que podéis seguir.

PROPUESTA INTERIORIDAD EN CUARENTENA - Documentos de Google.pdf

Vídeos motivadores

VOLVEREMOS A BRINDAR Canción de Lucía Gil

"Volveremos a Brindar" ha nacido del ingenio de esta artista española, Lucía Gil, que nos ha contado que "he compuesto esta canción (con una edición propia de una cuarentena, del tirón) víctima de las horas encerrada. Por nosotros y por los que nos están cuidando. Esta es la sociedad que nos gusta. La que se junta para luchar sin armas, se divierte, se anima, se quiere, se apoya... Me siento orgullosa y estoy convencida de que pronto saldremos de esta"

Salesianos Estrecho "Se Queda en casa"

Quedate en Casa 3.mp4


Tras una primera semana completa trabajando duro desde casa. Profes, PAS y Alumnos os saludamos para vídeo-vernos!! ¿A ver a cuantos reconoces?

Juntos superaremos esta etapa. Y sobre todo haciendo las cosas bien... #YoMeQuedoEnCasa #FrenarLaCurva #ElColeSigue

Evangelío de cada día

VIERNES 12 DE JUNIO

Mt 5,27-32


En aquel tiempo dijo Jesús: "Habéis oído que antes se dijo: ‘No cometas adulterio.’ Pero yo os digo que cualquiera que mira con codicia a una mujer ya cometió adulterio con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te hace caer en pecado, sácalo y échalo lejos de ti; mejor es que pierdas una sola parte del cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace caer en pecado, córtala y échala lejos de ti; mejor es que pierdas una sola parte del cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. También se dijo: ‘Cualquiera que se separe de su esposa deberá darle un certificado de separación.’ Pero yo os digo que todo aquel que se separa de su esposa, a no ser en caso de inmoralidad sexual, la pone en peligro de cometer adulterio. Y el que se casa con una mujer separada también comete adulterio”.

JUEVES 11 DE JUNIO

Mt 10,7-13


En aquel tiempo dijo Jesús a los apóstoles: "Id y anunciad que el reino de los cielos está cerca. Sanad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad de su enfermedad a los leprosos y expulsad a los demonios. Gratis habéis recibido este poder: dadlo gratis. No llevéis oro ni plata ni cobre ni provisiones para el camino. No llevéis ropa de repuesto ni sandalias ni bastón, pues el obrero tiene derecho a su sustento. Cuando lleguéis a un pueblo o aldea, buscad a alguien digno de confianza y quedaos en su casa hasta que salgáis de allí. Al entrar en la casa, saludad a los que viven en ella. Si la gente de la casa lo merece, la paz de vuestro saludo quedará en ella; si no lo merece, volverá a vosotros”.

MIÉRCOLES 10 DE JUNIO

Mt 5,17-19


En aquel tiempo dijo Jesús: "No penséis que yo he venido a poner fin a la ley de Moisés y a las enseñanzas de los profetas. No he venido a ponerles fin, sino a darles su verdadero sentido. Porque os aseguro que mientras existan el cielo y la tierra no se le quitará a la ley ni un punto ni una coma, hasta que suceda lo que tenga que suceder. Por eso, el que quebrante uno de los mandamientos de la ley, aunque sea el más pequeño, y no enseñe a la gente a obedecerlos, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos. Pero el que los obedezca y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado grande en el reino de los cielos”.

MARTES 9 DE JUNIO

Mt 5,13-16


En aquel tiempo dijo Jesús: "Vosotros sois la sal de este mundo. Pero si la sal deja de ser salada, ¿cómo seguirá salando? Ya no sirve para nada, así que se la arroja a la calle y la gente la pisotea. Vosotros sois la luz de este mundo. Una ciudad situada en lo alto de un monte no puede ocultarse; y una lámpara no se enciende para taparla con alguna vasija, sino que se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa. Del mismo modo, procurad que vuestra luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que hacéis, alaben todos a vuestro Padre que está en el cielo”.

LUNES 8 DE JUNIO

Mt 5,1-12


Al ver la multitud, Jesús subió al monte y se sentó. Sus discípulos se le acercaron, y él comenzó a enseñarles diciendo: "Dichosos los que reconocen su pobreza espiritual, porque suyo es el reino de los cielos. Dichosos los que sufren, porque serán consolados. Dichosos los humildes, porque heredarán la tierra que Dios les ha prometido. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán satisfechos. Dichosos los compasivos, porque Dios tendrá compasión de ellos. Dichosos los de corazón limpio, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque Dios los llamará hijos suyos. Dichosos los perseguidos por hacer lo que es justo, porque suyo es el reino de los cielos. Dichosos vosotros, cuando la gente os insulte y os maltrate, y cuando por causa mía digan contra vosotros toda clase de mentiras. ¡Alegraos, estad contentos, porque en el cielo tenéis preparada una gran recompensa! Así persiguieron también a los profetas que vivieron antes que vosotros”.

VIERNES 5 de JUNIO


Mc: 12,35-37


Jesús estaba enseñando en el templo y preguntó: "¿Por qué dicen los maestros de la ley que el Mesías desciende de David? David mismo, inspirado por el Espíritu Santo, dijo: ‘El Señor dijo a mi Señor: Siéntate a mi derecha hasta que yo ponga a tus enemigos debajo de tus pies.’ Pero, ¿cómo puede el Mesías descender de David, si David mismo le llama Señor?”. La gente, que era mucha, escuchaba con gusto a Jesús.

JUEVES 4 DE JUNIO

Lc 22,14-20


Cuando llegó la hora, Jesús y los apóstoles se sentaron a la mesa. Él les dijo. "¡Cuánto he deseado celebrar con vosotros esta cena de Pascua antes de mi muerte! Porque os digo que no volveré a celebrarla hasta que se cumpla en el reino de Dios”. Entonces tomó en sus manos una copa, y habiendo dado gracias a Dios dijo. "Tomad esto y repartidlo entre vosotros; porque os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios”. Después tomó el pan en sus manos, y habiendo dado gracias a Dios lo partió y se lo dio a ellos, diciendo: "Esto es mi cuerpo, entregado a muerte en favor vuestro. Haced esto en memoria de mí”. Lo mismo hizo con la copa después de la cena, diciendo. "Esta copa es el nuevo pacto confirmado con mi sangre, la cual es derramada en favor vuestro”.

MIÉRCOLES 3 DE JUNIO

Mc 12,18-27


Entonces algunos saduceos acudieron a ver a Jesús. Los saduceos niegan la resurrección de los muertos y por eso le plantearon este caso: "Maestro, Moisés nos dejó escrito que si un hombre casado muere sin haber tenido hijos con su mujer, el hermano del difunto deberá tomar por esposa a la viuda para dar hijos al hermano que murió. Pues bien, había una vez siete hermanos, el primero de los cuales se casó, pero murió sin dejar hijos. Entonces el segundo se casó con la viuda, pero él también murió sin dejar hijos. Lo mismo le pasó al tercero y así hasta los siete, ninguno de los cuales dejó hijos. Finalmente murió también la mujer. Pues bien, en la resurrección, cuando resuciten, ¿cuál de ellos la tendrá por esposa, si los siete estuvieron casados con ella?”. Jesús les contestó: "Estáis equivocados porque no conocéis las Escrituras ni el poder de Dios. Cuando los muertos resuciten, los hombres y las mujeres no se casarán, sino que serán como los ángeles que están en el cielo. Y en cuanto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés el pasaje de la zarza ardiendo cuando Dios dijo a Moisés: ‘Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob?’ ¡Y Dios no es Dios de muertos, sino de vivos! Así que estáis muy equivocados”.

MARTES 2 DE JUNIO


Mc 12,13-17


Enviaron a Jesús a unos de los fariseos y del partido de Herodes, para sorprenderle en alguna palabra y acusarle. Estos fueron y le dijeron: "Maestro, sabemos que tú siempre dices la verdad, sin dejarte llevar por lo que dice la gente, porque no juzgas a los hombres por su apariencia. Tú enseñas a vivir como Dios ordena. ¿Estamos nosotros obligados a pagar impuestos al césar, o no? ¿Debemos o no debemos pagarlos?”. Pero Jesús, que conocía su hipocresía, les dijo: "¿Por qué me tendéis trampas? Traedme un denario, que lo vea”. Se lo llevaron y Jesús les dijo: "¿De quién es esta imagen y el nombre aquí escrito?”. Le contestaron: "Del césar”. Entonces Jesús les dijo: "Pues dad al césar lo que es del césar, y a Dios lo que es de Dios”. Esta respuesta los dejó admirados.

LUNES 1 DE JUNIO

Mc 12,1-12


Jesús comenzó a hablarles por medio de parábolas. Les dijo: "Un hombre plantó una viña, le puso una cerca, construyó un lagar y levantó una torre para vigilarlo todo. Luego la arrendó a unos labradores y se fue de viaje. A su debido tiempo mandó un criado a pedir a los labradores la parte de cosecha que le correspondía. Pero ellos le echaron mano, le golpearon y lo enviaron con las manos vacías. Entonces el dueño mandó otro criado, pero a éste lo hirieron en la cabeza y lo insultaron. Mandó otro, y a éste lo mataron. Después mandó otros muchos, pero a unos los golpearon y a otros los mataron. Todavía le quedaba uno: su propio hijo, a quien quería mucho. A él lo mandó el último, pensando: ‘Sin duda, respetarán a mi hijo.’ Pero los labradores se dijeron unos a otros: ‘Éste es el heredero; matémoslo y la viña será nuestra.’ Así que lo cogieron, lo mataron y arrojaron su cuerpo fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Pues irá, matará a aquellos labradores y dará la viña a otros. ¿No habéis leído lo que dicen las Escrituras?: ‘La piedra que despreciaron los constructores es ahora la piedra principal. Esto lo ha hecho el Señor y nosotros estamos maravillados’”. Quisieron entonces apresar a Jesús, porque sabían que la parábola iba contra ellos. Pero como tenían miedo de la gente, le dejaron y se fueron.


VIERNES 29 DE MAYO

Jn 21,15-19


Cuando ya habían comido, Jesús preguntó a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?”. Pedro le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos”. Volvió a preguntarle: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?”. Pedro le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas”. Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?”. Pedro, entristecido porque Jesús le preguntaba por tercera vez si le quería, le contestó: "Señor, tú lo sabes todo: tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras más joven te vestías para ir a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te vestirá y te llevará a donde no quieras ir”. Al decir esto, Jesús estaba dando a entender de qué manera Pedro había de morir, y cómo iba a glorificar a Dios con su muerte. Después le dijo: "¡Sígueme!”.


JUEVES 28 DE MAYO


Jn 17,20-26


En aquel tiempo dijo Jesús: "No te ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí al oír el mensaje de ellos. Te pido que todos ellos estén unidos; que como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Les he dado la misma gloria que tú me diste, para que sean una sola cosa como tú y yo somos una sola cosa: yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a ser perfectamente uno y así el mundo sepa que tú me enviaste y que los amas como me amas a mí. Padre, tú me los confiaste, y quiero que estén conmigo donde yo voy a estar, para que vean mi gloria, la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la creación del mundo. Padre justo, los que son del mundo no te conocen; pero yo te conozco, y éstos también saben que tú me enviaste. Les he dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor que me tienes esté en ellos, y yo mismo esté en ellos”.

MIÉRCOLES 27 DE MAYO

Jn 17,11b-19


En aquel tiempo dijo Jesús: "Padre santo, cuídalos con el poder de tu nombre, el nombre que me has dado, para que estén completamente unidos, como tú y yo. Cuando estaba con ellos en este mundo, los cuidaba y los protegía con el poder de tu nombre, el nombre que me has dado. Y ninguno de ellos se perdió, sino aquel que ya estaba perdido, para que se cumpliera lo que dice la Escritura. Ahora voy a ti; pero digo estas cosas mientras estoy en el mundo, para que ellos se llenen de la misma perfecta alegría que yo tengo. Yo les he comunicado tu palabra; pero el mundo los odia porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los protejas del mal. Así como yo no soy del mundo, tampoco ellos son del mundo. Conságralos a ti por medio de la verdad: tu palabra es la verdad. Como me enviaste a mí al mundo, así yo los envío. Y por causa de ellos me consagro a mí mismo, para que también ellos sean consagrados por medio de la verdad”.

MARTES 26 DE MAYO

Jn 17,1-11a


Habiendo dicho estas cosas, Jesús miró al cielo y dijo: "Padre, la hora ha llegado. Glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti. Pues tú has dado a tu Hijo autoridad sobre todos los hombres, para que dé vida eterna a los que le confiaste. Y la vida eterna consiste en que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste. Yo te he glorificado aquí en el mundo, pues he terminado lo que me encargaste que hiciera. Ahora pues, Padre, dame en tu presencia la misma gloria que yo tenía contigo desde antes que existiera el mundo. A los que del mundo escogiste para confiármelos, les he hecho saber quién eres. Eran tuyos, y tú me los confiaste y han hecho caso a tu palabra. Ahora saben que todo lo que me confiaste viene de ti, pues les he dado el mensaje que me diste y lo han aceptado. Han comprendido que en verdad he venido de ti, y han creído que tú me enviaste. Te ruego por ellos. No ruego por los que son del mundo, sino por los que me confiaste, porque son tuyos. Todo lo mío es tuyo y lo tuyo es mío; y mi gloria se hace visible en ellos. Yo no voy a seguir en el mundo, pero ellos sí van a seguir en el mundo, mientras que yo voy para estar contigo”.

LUNES 25 DE MAYO

Jn 16,29-33


Entonces dijeron sus discípulos: "Ahora estás hablando con claridad, sin usar comparaciones. Ahora vemos que sabes todas las cosas y que no es necesario que nadie te haga preguntas. Por esto creemos que has venido de Dios”. Jesús les contestó: "¿Así que ahora creéis? Pues llega la hora, y ya es ahora mismo, cuando os dispersaréis cada uno por su lado, y me dejaréis solo. Aunque no estoy solo, puesto que el Padre está conmigo. Os digo todo esto para que encontréis paz en vuestra unión conmigo. En el mundo habréis de sufrir, pero tened valor, yo he vencido al mundo”.

JUEVES 21 DE MAYO


Jn 16,16-20


En aquel tiempo dijo Jesús: "Dentro de poco ya no me veréis, pero un poco más tarde volveréis a verme”. Algunos de los discípulos de Jesús se preguntaban unos a otros: "¿Qué quiere decir con eso? Nos dice que dentro de poco no le veremos, y que un poco más tarde le volveremos a ver, y que es porque va al Padre. ¿Qué significa ‘dentro de poco’? No entendemos de qué está hablando”. Jesús, dándose cuenta de que querían hacerle preguntas, les dijo: "Os he dicho que dentro de poco no me veréis, y que un poco más tarde me volveréis a ver; ¿es eso lo que os estáis preguntando? Os aseguro que vosotros lloraréis y estaréis tristes, mientras que la gente del mundo se alegrará. Sin embargo, aunque estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en alegría”.


MIÉRCOLES 20 DE MAYO


Jn 16,12-15


En aquel tiempo dijo Jesús: "Tengo mucho más que deciros, pero en este momento sería demasiado para vosotros. Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oye y os hará saber las cosas que van a suceder. Él me honrará, porque recibirá de lo que es mío y os lo dará a conocer. Todo lo que tiene el Padre, también es mío; por eso os he dicho que el Espíritu recibirá de lo que es mío y os lo dará a conocer”.

MARTES 19 DE MAYO


Jn 16, 5-11


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:«Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: “¿Adónde vas?”. Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado».

LUNES 18 DE MAYO


Jn 15,26–16,4a


En aquel tiempo dijo Jesús: "Pero cuando venga el defensor, el Espíritu de la verdad, que yo enviaré de parte del Padre, él será mi testigo. Y también vosotros seréis mis testigos, porque habéis estado conmigo desde el principio. Os digo estas cosas para que no perdáis vuestra fe en mí. Os expulsarán de las sinagogas, e incluso llegará el momento en que cualquiera que os mate creerá que le está prestando un servicio a Dios. Eso lo harán porque no nos han conocido ni al Padre ni a mí. Os digo esto para que, cuando llegue el momento, os acordéis de que ya os lo había dicho”.

JUEVES 14 DE MAYO

Jn 15,9-17


En aquel tiempo, Jesús dijo a los discípulos: "Yo os amo como el Padre me ama a mí; permaneced, pues, en el amor que os tengo. Si obedecéis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo obedezco los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os hablo así para que os alegréis conmigo y vuestra alegría sea completa. Mi mandamiento es éste: Que os améis unos a otros como yo os he amado. No hay amor más grande que el que a uno le lleva a dar la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; os llamo amigos, porque os he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho. Vosotros no me escogisteis a mí, sino que yo os he escogido a vosotros y os he encargado que vayáis y deis mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre os dará todo lo que le pidáis en mi nombre. Esto es, pues, lo que os mando: Que os améis unos a otros”.

MIÉRCOLES 13 DE MAYO


Jn 15,1-8


En aquel tiempo dijo Jesús: "Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador. Si uno de mis sarmientos no da fruto, lo corta; pero si da fruto, lo poda y lo limpia para que dé más. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado. Seguid unidos a mí como yo sigo unido a vosotros. Un sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no está unido a la vid. De igual manera, vosotros no podéis dar fruto si no permanecéis unidos a mí. Yo soy la vid y vosotros sois los sarmientos. El que permanece unido a mí y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí nada podéis hacer. El que no permanece unido a mí será echado fuera, y se secará como los sarmientos que se recogen y se queman en el fuego. Si permanecéis unidos a mí, y si sois fieles a mis enseñanzas, pedid lo que queráis y se os dará. Mi Padre recibe honor cuando vosotros dais mucho fruto y llegáis así a ser verdaderos discípulos míos”.

MARTES 12 DE MAYO


Jn 14,27-31a


En aquel tiempo dijo Jesús: "Os dejo la paz. Mi paz os doy, pero no como la dan los que son del mundo. No os angustiéis ni tengáis miedo. Ya me oísteis decir que me voy, y que vendré para estar otra vez con vosotros. Si de veras me amaseis os habríais alegrado al saber que voy al Padre, porque él es más que yo. Os digo esto de antemano para que, cuando suceda, creáis. Ya no hablaré mucho con vosotros, porque viene el que manda en este mundo. Él no tiene ningún poder sobre mí, pero así ha de ser, para que el mundo sepa que yo amo al Padre y que hago lo que él me ha encargado”.

LUNES 11 DE MAYO


Jn 14,21-26


En aquel tiempo dijo Jesús: "El que recibe mis mandamientos y los obedece, demuestra que me ama. Y mi Padre amará al que me ama, y yo también le amaré y me mostraré a él”. Judas (no el Iscariote) le preguntó: "Señor, ¿por qué vas a mostrarte a nosotros y no a la gente del mundo?”. Jesús le contestó: "El que me ama hace caso a mi palabra; y mi Padre le amará, y mi Padre y yo vendremos a vivir con él. El que no me ama no hace caso a mis palabras. Las palabras que estáis escuchando no son mías, sino del Padre, que me ha enviado. Os he dicho todo esto mientras permanezco con vosotros; pero el Espíritu Santo, el defensor que el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os he dicho”.

VIERNES 8 DE MAYO


Jn 14,1-6


En aquel tiempo dijo Jesús: "No os angustiéis: creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; si no fuera así, no os habría dicho que voy a prepararos un lugar. Y después de ir y prepararos un lugar, vendré otra vez para llevaros conmigo, para que vosotros también estéis donde yo voy a estar. Ya sabéis el camino que lleva a donde yo voy”. Tomás dijo a Jesús: "Señor, no sabemos a dónde vas: ¿cómo vamos a saber el camino?”. Jesús le contestó: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre”.

JUEVES 7 DE MAYO


Jn 13,16-20


En aquel tiempo dijo Jesús: "Os aseguro que ningún sirviente es más que su señor y ningún enviado es más que el que lo envía. Dichosos vosotros si entendéis estas cosas y las ponéis en práctica. No me estoy refiriendo a todos vosotros: yo sé a quiénes he escogido. Pero tiene que cumplirse lo que dice la Escritura: ‘El que come conmigo se ha vuelto contra mí.’ Os digo esto de antemano, para que, cuando suceda, creáis que yo soy. Os aseguro que quien recibe al que yo envío me recibe a mí, y quien me recibe a mí recibe al que me ha enviado”.

MIÉRCOLES 6 DE MAYO

Jn 12,44-50


En aquel tiempo Jesús dijo con voz fuerte: "El que cree en mí no cree solamente en mí, sino también en mi Padre, que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve también al que me ha enviado. Yo, que soy la luz, he venido al mundo para que los que creen en mí no permanezcan en la oscuridad. Pero a aquel que oye mis palabras y no las obedece, no soy yo quien le condena, porque yo no he venido para condenar al mundo sino para salvarlo. El que me desprecia y no hace caso de mis palabras, ya tiene quien le condene: las palabras que he dicho le condenarán el día último. Porque yo no hablo por mi propia cuenta; el Padre, que me ha enviado, me ha ordenado lo que debo decir y enseñar. Y sé que el mandato de mi Padre es para vida eterna. Así pues, lo que digo, lo digo como el Padre me ha ordenado”.

MARTES 5 DE MAYO


Jn 10,22-30


Era invierno, y en Jerusalén celebraban la fiesta en que se conmemoraba la dedicación del templo. Jesús estaba en el templo, paseando por el pórtico de Salomón. Los judíos le rodearon y le preguntaron: "¿Hasta cuándo nos vas a tener en dudas? Si tú eres el Mesías, dínoslo de una vez”. Jesús les contestó: "Ya os lo he dicho y no me habéis creído. Las cosas que yo hago con la autoridad de mi Padre lo demuestran claramente; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas reconocen mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y jamás perecerán ni nadie me las quitará. Lo que el Padre me ha dado es más grande que todo, y nadie se lo puede quitar. El Padre y yo somos uno solo”.

LUNES 4 DE MAYO


Jn 10,11-18


En aquel tiempo Jesús dijo: "Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; pero el que trabaja solamente por el salario, cuando ve venir al lobo deja las ovejas y huye, porque no es el pastor ni son suyas las ovejas. Entonces el lobo ataca a las ovejas y las dispersa en todas direcciones. Ese hombre huye porque lo único que le importa es el salario, no las ovejas. Yo soy el buen pastor. Como mi Padre me conoce y yo conozco a mi Padre, así conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. Yo doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traer. Ellas me obedecerán, y habrá un solo rebaño y un solo pastor. El Padre me ama porque yo doy mi vida para volverla a recibir. Nadie me quita la vida, sino que la doy por mi propia voluntad. Tengo el derecho de darla y de volverla a recibir. Esto es lo que me ordenó mi Padre”.

JUEVES 30 DE ABRIL

Jn (6,44-51):


En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:«Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado, Y yo lo resucitaré en el último día.Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».

MIÉRCOLES 29 DE ABRIL


Mt 11,25-30


Por aquel tiempo, Jesús dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que ocultaste a los sabios y entendidos. Sí, Padre, porque así lo has querido”. "Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce realmente al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce realmente al Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar. Aceptad el yugo que os impongo, y aprended de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontraréis descanso. Porque el yugo y la carga que yo os impongo son ligeros.”

MARTES 28 DE ABRIL


Jn (6,30-35):


En aquel tiempo, el gentío dijo a Jesús:«¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer”».Jesús les replicó: «En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo».Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de este pan».Jesús les contestó: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás».

LUNES 27 DE ABRIL


Jn 6,22-29


Al día siguiente, la gente que permanecía en la otra orilla del lago advirtió que los discípulos se habían ido en la única barca que allí había, y que Jesús no iba con ellos. Mientras tanto, otras barcas llegaron de la ciudad de Tiberias a un lugar cerca de donde habían comido el pan después de que el Señor diera gracias. Así que, al no ver allí a Jesús ni a sus discípulos, la gente subió a las barcas y se dirigió en busca suya a Cafarnaún. Al llegar a la otra orilla del lago, encontraron a Jesús y le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo has venido aquí?”. Jesús les dijo: "Os aseguro que vosotros no me buscáis porque hayáis visto las señales milagrosas, sino porque habéis comido hasta hartaros. No trabajéis por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y os da vida eterna. Ésta es la comida que os dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él”. Le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de Dios?”. Jesús les contestó: "La obra de Dios es que creáis en aquel que él ha enviado”.

VIERNES 24 DE ABRIL

Jn 6,1-15


En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del lago de Galilea (también llamado de Tiberias). Mucha gente le seguía porque había visto las señales milagrosas que hacía sanando a los enfermos. Jesús subió a un monte y se sentó con sus discípulos. Ya estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar la vista y ver la mucha gente que le seguía, Jesús dijo a Felipe: "¿Dónde vamos a comprar comida para toda esta gente?”. Pero lo dijo por ver qué contestaría Felipe, porque Jesús mismo sabía bien lo que había de hacer. Felipe le respondió: "Ni siquiera doscientos denarios de pan bastarían para que cada uno recibiese un poco”. Entonces otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: "Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos peces, pero ¿qué es esto para tanta gente?”. Jesús respondió: "Haced que todos se sienten”. Había mucha hierba en aquel lugar, y se sentaron. Eran unos cinco mil hombres. Jesús tomó en sus manos los panes, y después de dar gracias a Dios los repartió entre los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los peces, dándoles todo lo que querían. Cuando estuvieron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: "Recoged los trozos sobrantes, para que no se desperdicie nada”. Ellos los recogieron, y llenaron doce canastas con los trozos que habían sobrado de los cinco panes de cebada. La gente, al ver esta señal milagrosa hecha por Jesús, decía: "Verdaderamente éste es el profeta que había de venir al mundo”. Pero como Jesús se dio cuenta de que querían llevárselo a la fuerza para hacerle rey, se retiró otra vez a lo alto del monte, para estar solo.

JUEVES 23 DE ABRIL


Jn 3,31-36


En aquel tiempo dijo Jesús: "El que viene de arriba está sobre todos. El que es de la tierra es terrenal y habla de las cosas de la tierra. En cambio, el que viene del cielo está sobre todos y habla de lo que ha visto y oído. Sin embargo, nadie cree lo que él dice. Pero el que lo cree, confirma con ello que Dios dice la verdad; pues el que ha sido enviado por Dios habla las palabras de Dios, porque Dios da abundantemente su Espíritu. El Padre ama al Hijo y le ha dado poder sobre todas las cosas. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no quiere creer en el Hijo no tendrá esa vida, sino que recibirá el terrible castigo de Dios”.

MIÉRCOLES 22 DE ABRIL


Jn 3,16-21


En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: "Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo. El que cree en el Hijo de Dios no está condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado por no creer en el Hijo único de Dios. Los que no creen ya han sido condenados, pues, como hacían cosas malas, cuando la luz vino al mundo prefirieron la oscuridad a la luz. Todos los que hacen lo malo odian la luz, y no se acercan a ella para que no se descubra lo que están haciendo. Pero los que viven conforme a la verdad, se acercan a la luz para que se vea que sus acciones están de acuerdo con la voluntad de Dios”

MARTES 21 DE ABRIL

Jn 3,5a.7b-15


En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:«Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu».Nicodemo le preguntó:«¿Cómo puede suceder eso?».Le contestó Jesús:«¿Tú eres maestro en Israel, y no lo entiendes? En verdad, en verdad te digo: hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero no recibís nuestro testimonio. Si os hablo de las cosas terrenas y no me creéis, ¿cómo creeréis si os hablo de las cosas celestiales? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna».

LUNES 20 DE ABRIL

Jn 3, 1-8


Había un hombre del grupo de los fariseos llamado Nicodemo, jefe judío. Este fue a ver a Jesús de noche y le dijo:«Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él».Jesús le contestó:«En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios».Nicodemo le pregunta:«¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?».Jesús le contestó:«En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: “Tenéis que nacer de nuevo”; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabemos de dónde viene ni adónde va. Así es todo lo que ha nacido del Espíritu».

VIERNES 17 DE ABRIL

Jn 21,1-14


Después de esto, Jesús se apareció otra vez a sus discípulos, a orillas del lago de Tiberias. Sucedió de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, al que llamaban el Gemelo, Natanael, que era de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos de Jesús. Simón Pedro les dijo: "Me voy a pescar”. Ellos contestaron: "Nosotros también vamos contigo”. Fueron, pues, y subieron a una barca; pero aquella noche no pescaron nada. Cuando comenzaba a amanecer, Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no sabían que fuera él. Jesús les preguntó: "Muchachos, ¿no habéis pescado nada?”. "Nada” -le contestaron. Jesús les dijo: "Echad la red a la derecha de la barca y pescaréis”. Así lo hicieron, y luego no podían sacar la red por los muchos peces que habían cogido. Entonces aquel discípulo a quien Jesús quería mucho le dijo a Pedro: "¡Es el Señor!” Apenas oyó Simón Pedro que era el Señor, se vistió, porque estaba sin ropa, y se lanzó al agua. Los otros discípulos llegaron a la playa con la barca, arrastrando la red llena de peces, pues estaban a cien metros escasos de la orilla. Al bajar a tierra encontraron un fuego encendido, con un pez encima, y pan. Jesús les dijo: "Traed algunos peces de los que acabáis de sacar”. Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la playa la red llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo: "Venid a comer”. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó en sus manos el pan y se lo dio; y lo mismo hizo con el pescado. Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de haber resucitado.

JUEVES 16 DE ABRIL

Lc 24,35-48


Ellos contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús al partir el pan. Todavía estaban hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó diciendo: "Paz a vosotros”. Ellos, sobresaltados y muy asustados, pensaron que estaban viendo un espíritu. Pero Jesús les dijo: "¿Por qué estáis tan asustados y por qué tenéis esas dudas en vuestro corazón? Ved mis manos y mis pies: ¡soy yo mismo! Tocadme y mirad: un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo”. Al decirles esto, les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó: "¿Tenéis aquí algo de comer?”. Le dieron un trozo de pescado asado, y él lo tomó y lo comió en su presencia. Luego les dijo: "A esto me refería cuando, estando aún con vosotros, os anuncié que todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos, tenía que cumplirse”. Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: "Está escrito que el Mesías tenía que morir y que resucitaría al tercer día; y que en su nombre, y comenzando desde Jerusalén, hay que anunciar a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que él les perdone sus pecados. Vosotros sois testigos de estas cosas”.

MIÉRCOLES 15 DE ABRIL

Lc 24, 13-25


AQUEL mismo día, el primero de la semana, dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos setenta estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado estos días?».Él les dijo: «¿Qué».Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana la sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron».Entonces él les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria».Y, comenzado por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista.Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón».Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.Tenemos con la escena de Emaús, una escena de aprendizaje sobre la fe. Dos discípulos desconcertados por lo sucedido a Jesús: Su pasión y muerte en la cruz. Mientras iban de camino, Jesús en persona se les acerca y se puso a caminar con ellos.

MARTES 14 DE ABRIL

Jn 20,11-18


María se quedó fuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó a mirar dentro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro a los pies. Los ángeles le preguntaron: "Mujer, ¿por qué lloras?”. Ella les dijo: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”. Apenas dicho esto, volvió la cara y vio allí a Jesús, aunque no sabía que fuera él. Jesús le preguntó: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?”. Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, le dijo: "Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto, para que yo vaya a buscarlo”. Jesús entonces le dijo: "¡María!” Ella se volvió y le respondió en hebreo: "¡Rabuni! (que quiere decir ‘Maestro’)”. Jesús le dijo: "Suéltame, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi Padre y vuestro Padre, mi Dios y vuestro Dios”. Entonces fue María Magdalena y contó a los discípulos que había visto al Señor, y también lo que él le había dicho.


DOMINGO 12 DE ABRIL

Jn 20,1-9


El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, y vio quitada la piedra que tapaba la entrada. Corrió entonces a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les dijo: "¡Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto!”. Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agachó a mirar y vio allí las vendas, pero no entró. Detrás de él llegó Simón Pedro, que entró en el sepulcro. Él también vio allí las vendas, y vio además que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado y creyó. Y es que todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar.


JUEVES 2 DE ABRIL

Jn 8,51-59


En aquel tiempo dijo Jesús: "Os aseguro que quien hace caso a mi palabra no morirá”. Los judíos le dijeron: "Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham y todos los profetas murieron, y tú dices: ‘Quien hace caso a mi palabra no morirá’. ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham? Él murió, y murieron también los profetas. ¿Quién te has creído que eres?”. Jesús contestó: "Si yo me honrase a mí mismo, mi honra no valdría nada. Pero el que me honra es mi Padre, el mismo que decís que es vuestro Dios. Pero vosotros no le conocéis. Yo sí le conozco, y si dijera que no le conozco sería tan mentiroso como vosotros. Pero, ciertamente, le conozco y hago caso a su palabra. Abraham, vuestro antepasado, se alegró porque iba a ver mi día: y lo vio, y se llenó de gozo”. Los judíos preguntaron a Jesús: "Si todavía no tienes cincuenta años, ¿cómo dices que has visto a Abraham?”. Jesús les contestó: "Os aseguro que yo existo desde antes que existiera Abraham”. Entonces ellos cogieron piedras para arrojárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.


MIÉRCOLES 1 DE ABRIL

Juan 8, 31-42


En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».Le replicaron: «Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: “Seréis libres”?».Jesús les contestó: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de matarme, porque mi palabra no cala en vosotros. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre».Ellos replicaron: «Nuestro padre es Abrahán».Jesús les dijo: «Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Sin embargo, tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a Dios; y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre».Le replicaron: «Nosotros no somos hijos de prostitución; tenemos un solo padre: Dios».Jesús les contestó: «Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios, y he venido. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió».

MARTES 31 DE MARZO

Jn 8,21-30


Jesús les volvió a decir: "Yo me voy, y vosotros me buscaréis, pero moriréis en vuestro pecado. A donde yo voy vosotros no podéis ir”. Los judíos decían: "¿Acaso estará pensando en matarse y por eso dice que no podemos ir a donde él va?”. Jesús añadió: "Vosotros sois de aquí abajo, pero yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, pero yo no soy de este mundo. Por eso os he dicho que moriréis en vuestros pecados: porque si no creéis que yo soy, moriréis en vuestros pecados”. Entonces le preguntaron: "¿Quién eres tú?”. Jesús les respondió: "En primer lugar, ¿por qué he de hablar con vosotros? Tengo mucho que decir y juzgar de vosotros; pero el que me ha enviado dice la verdad, y lo que yo digo al mundo es lo mismo que le he oído decir a él”. Pero ellos no entendieron que les hablaba del Padre. Por eso les dijo: "Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, reconoceréis que yo soy y que no hago nada por mi propia cuenta. Solamente digo lo que el Padre me ha enseñado. El que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo siempre hago lo que le agrada”. Al decir Jesús estas cosas, muchos creyeron en él.


LUNES 30 DE MARZO

Jn 8,1-11


En aquel tiempo Jesús se dirigió al monte de los Olivos, y al día siguiente, al amanecer, volvió al templo. La gente se le acercó, y él, sentándose, comenzó a enseñarles. Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer que había sido sorprendida en adulterio. La pusieron en medio de todos los presentes y dijeron a Jesús: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo del adulterio. En nuestra ley, Moisés ordena matar a pedradas a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?”. Preguntaron esto para ponerle a prueba y tener algo de qué acusarle, pero Jesús se inclinó y se puso a escribir en la tierra con el dedo. Luego, como seguían preguntándole, se enderezó y les respondió: "El que de vosotros esté sin pecado, que le arroje la primera piedra”. Volvió a inclinarse y siguió escribiendo en la tierra. Al oír esto, uno tras otro fueron saliendo, empezando por los más viejos. Cuando Jesús se encontró solo con la mujer, que se había quedado allí, se enderezó y le preguntó: "Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado?”. Contestó ella: "Ninguno, Señor”. Jesús le dijo: "Tampoco yo te condeno. Vete y no vuelvas a pecar”.


DOMINGO 29 DE MARZO

Jn 11,1-45

Un hombre llamado Lázaro había caído enfermo. Era natural de Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. Esta María, hermana de Lázaro, fue la que derramó perfume sobre los pies del Señor y los secó con sus cabellos. Así que las dos hermanas enviaron a decir a Jesús: "Señor, tu amigo está enfermo”. Jesús dijo al oírlo: "Esta enfermedad no va a terminar en muerte, sino que ha de servir para mostrar la gloria de Dios y también la gloria del Hijo de Dios”. Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro; sin embargo, cuando le dijeron que Lázaro estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde se encontraba. Después dijo a sus discípulos: "Vamos otra vez a Judea”. Los discípulos le contestaron: "Maestro, hace poco los judíos de esa región trataron de matarte a pedradas, ¿y otra vez quieres ir allá?”. Jesús les dijo: "¿No es cierto que el día tiene doce horas? Pues bien, si uno anda de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si uno anda de noche tropieza, porque le falta la luz”. Después añadió: "Nuestro amigo Lázaro se ha dormido, pero voy a despertarle”. Los discípulos le dijeron: "Señor, si se ha dormido es señal de que va a sanar”. Pero lo que Jesús decía era que Lázaro había muerto, mientras que los discípulos pensaban que se había referido al sueño natural. Entonces Jesús les habló claramente: "Lázaro ha muerto. Y me alegro de no haber estado allí, porque así es mejor para vosotros, para que creáis. Pero vayamos a verle”. Tomás, al que llamaban el Gemelo, dijo a los otros discípulos: "Vayamos también nosotros, para morir con él”. Jesús, al llegar, se encontró con que ya hacía cuatro días que habían sepultado a Lázaro. Betania estaba cerca de Jerusalén, a unos tres kilómetros, y muchos judíos habían ido a visitar a Marta y María, para consolarlas por la muerte de su hermano. Cuando Marta supo que Jesús estaba llegando, salió a recibirle; pero María se quedó en la casa. Marta dijo a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero aun ahora yo sé que Dios te dará cuanto le pidas”. Jesús le contestó: "Tu hermano volverá a vivir”. Marta le dijo: "Sí, ya sé que volverá a vivir cuando los muertos resuciten, en el día último”. Jesús le dijo entonces: "Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y ninguno que esté vivo y crea en mí morirá jamás. ¿Crees esto?”. Ella le dijo: "Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”. Después de esto, Marta fue a llamar a su hermana María y le dijo en secreto: "El Maestro está aquí y te llama”. En cuanto María lo oyó, se levantó y fue a ver a Jesús; pero Jesús no había entrado aún en el pueblo, sino que permanecía en el lugar donde Marta había ido a encontrarle. Al ver que María se levantaba y salía deprisa, los judíos que habían ido a consolarla a la casa, la siguieron pensando que iba al sepulcro a llorar. Cuando María llegó a donde estaba Jesús, se puso de rodillas a sus pies, diciendo: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”. Jesús, al ver llorar a María y a los judíos que habían llegado con ella, se sintió profundamente triste y conmovido, y les preguntó: "¿Dónde lo habéis sepultado?”. Le dijeron: "Señor, ven a verlo”. Y Jesús lloró. Los judíos dijeron entonces: "¡Mirad cuánto le quería!”. Pero algunos decían: "Éste, que dio la vista al ciego, ¿no podría haber hecho algo para que Lázaro no muriese?”. Jesús, otra vez muy conmovido, se acercó al sepulcro. Era una cueva que tenía la entrada tapada con una piedra. Jesús dijo: "Quitad la piedra”. Marta, la hermana del muerto, le dijo: "Señor, seguramente huele mal, porque hace cuatro días que murió”. Jesús le contestó: "¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?”. Quitaron la piedra, y Jesús, mirando al cielo, dijo: "Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sé que siempre me escuchas, pero digo esto por el bien de los que están aquí, para que crean que tú me has enviado”. Habiendo hablado así, gritó con voz fuerte: "¡Lázaro, sal de ahí!”. Y el muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas y envuelta la cara en un lienzo. Jesús les dijo: "Desatadlo y dejadle ir”

SÁBADO 28 DE MARZO

Jn 7,40-53

Entre la gente se encontraban algunos que al oír a Jesús hablar dijeron: "Seguro que este hombre es el profeta”. Otros decían: "Éste es el Mesías”. Pero otros decían: "No, porque el Mesías no puede venir de Galilea. La Escritura dice que el Mesías ha de ser descendiente del rey David y que procederá de Belén, del mismo pueblo de David”. Así que la gente se dividió por causa de Jesús. Algunos querían apresarle, pero nadie llegó a ponerle las manos encima. Los guardias del templo volvieron a donde estaban los fariseos y los jefes de los sacerdotes, que les preguntaron: "¿Por qué no lo habéis traído?”. Contestaron los guardias: "¡Nadie ha hablado nunca como él!”. Los fariseos les dijeron entonces: "¿También vosotros os habéis dejado engañar? ¿Acaso ha creído en él alguno de nuestros jefes o de los fariseos? Pero esta gente que no conoce la ley está maldita”. Nicodemo, el fariseo que en una ocasión había ido a ver a Jesús, les dijo: "Según nuestra ley, no podemos condenar a un hombre sin antes haberle oído para saber lo que ha hecho”. Le contestaron: "¿También tú eres galileo? Estudia las Escrituras y verás que ningún profeta ha venido de Galilea”. Y cada uno se fue a su casa.


VIERNES 27 DE MARZO

Jn 7,1-2.10.25-30

Algún tiempo después andaba Jesús por la región de Galilea, pues no quería seguir en Judea porque los judíos lo buscaban para matarlo. Se acercaba la fiesta de las Enramadas, una de las fiestas de los judíos. Cuando ya se habían ido sus hermanos, también Jesús fue a la fiesta, aunque no lo hizo públicamente sino casi en secreto. Algunos de los que vivían en Jerusalén empezaron entonces a preguntar: "¿No es a éste a quien andan buscando para matarle? Pues ahí está, hablando en público, y nadie le dice nada. ¿Será que verdaderamente las autoridades creen que este hombre es el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde viene; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde viene”. Al oír esto, Jesús, que estaba enseñando en el templo, dijo con voz fuerte: "¡Así que vosotros me conocéis y sabéis de dónde vengo! Pues yo no he venido por mi propia cuenta, sino enviado por aquel que es digno de confianza y a quien vosotros no conocéis. Yo le conozco, porque vengo de él y él me ha enviado”. Entonces quisieron apresarle, pero nadie le echó mano porque todavía no había llegado su hora.

JUEVES 26 DE MARZO

Jn 5,31-47

En aquel tiempo dijo Jesús: "Si yo diera testimonio en favor mío, mi testimonio no valdría como prueba; pero hay otro que da testimonio en mi favor, y me consta que su testimonio sí vale como prueba. Vosotros enviasteis a preguntarle a Juan, y lo que él respondió es cierto. Pero yo no dependo del testimonio de ningún hombre; sólo digo esto para que vosotros podáis ser salvos. Juan era como una lámpara que ardía y alumbraba, y vosotros quisisteis gozar de su luz un poco de tiempo. Pero tengo a mi favor un testimonio de más valor que el de Juan. Lo que yo hago, que es lo que el Padre me encargó que hiciera, prueba que de veras el Padre me ha enviado. Y también el Padre, que me ha enviado, da testimonio a mi favor, a pesar de que nunca habéis oído su voz ni lo habéis visto ni su mensaje ha penetrado en vosotros, porque no creéis en aquel que el Padre envió. Estudiáis las Escrituras con toda atención porque esperáis encontrar en ellas la vida eterna; y precisamente las Escrituras dan testimonio de mí. Sin embargo, no queréis venir a mí para tener esa vida. Yo no acepto honores que vengan de los hombres. Además os conozco y sé que no amáis a Dios. Yo he venido en nombre de mi Padre y no me aceptáis; en cambio aceptaríais a cualquier otro que viniera en nombre propio. ¿Cómo podéis creer, si recibís honores unos de otros y no buscáis los honores que vienen del Dios único? No creáis que yo os voy a acusar delante de mi Padre. El que os acusa es Moisés mismo, en quien habéis puesto vuestra esperanza. Porque si vosotros creyerais a Moisés, también me creeríais a mí, porque Moisés escribió acerca de mí. Pero si no creéis lo que él escribió, ¿cómo vais a creer lo que yo os digo?”.

MIÉRCOLES 25 de MARZO

Lc 1,26-38

En aquel tiempo envió Dios al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, a visitar a una joven virgen llamada María que estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David. El ángel entró donde ella estaba, y le dijo: "¡Te saludo, favorecida de Dios! El Señor está contigo”. Cuando vio al ángel, se sorprendió de sus palabras, y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: "María, no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. Ahora vas a quedar encinta: tendrás un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será un gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios altísimo: y Dios el Señor lo hará rey, como a su antepasado David, y reinará por siempre en la nación de Israel. Su reinado no tendrá fin”. María preguntó al ángel: "¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún hombre?”. El ángel le contestó: "El Espíritu Santo se posará sobre ti y el poder del Dios altísimo se posará sobre ti como una nube. Por eso, el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. También tu parienta Isabel, a pesar de ser anciana, va a tener un hijo; la que decían que no podía tener hijos está encinta desde hace seis meses. Para Dios no hay nada imposible”. Entonces María dijo: "Soy la esclava del Señor. ¡Que Dios haga conmigo como me has dicho!”. Con esto, el ángel se fue.

MARTES 24 de MARZO

Jn 5,1-3.5-16

Algún tiempo después celebraban los judíos una fiesta, por lo que Jesús regresó a Jerusalén. En Jerusalén, cerca de la puerta llamada de las Ovejas, hay un estanque llamado en hebreo Betzatá. Tiene cinco pórticos, en los que, echados en el suelo, se encontraban muchos enfermos, ciegos, cojos y tullidos. Había entre ellos un hombre enfermo desde hacía treinta y ocho años. Cuando Jesús lo vio allí tendido y supo del mucho tiempo que llevaba enfermo, le preguntó: "¿Quieres recobrar la salud?”. El enfermo le contestó: "Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se remueve el agua. Para cuando llego, ya se me ha adelantado otro”. Jesús le dijo: "Levántate, recoge tu camilla y anda”. En aquel momento el hombre recobró la salud, recogió su camilla y echó a andar. Pero como era sábado, los judíos dijeron al que había sido sanado: "Hoy es sábado; no te está permitido llevar tu camilla”. El hombre les contestó: "El que me devolvió la salud me dijo: ‘Recoge tu camilla y anda’". Ellos le preguntaron: "¿Quién es el que te dijo: ‘Recoge tu camilla y anda’?”. Pero el hombre no sabía quién le había curado, porque Jesús había desaparecido entre la multitud. Después, en el templo, Jesús se encontró con él y le dijo: "Mira, ahora que ya has recobrado la salud no vuelvas a pecar, no sea que te pase algo peor”. El hombre se fue y dijo a los judíos que Jesús era quien le había devuelto la salud. Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.

LUNES 23 DE MARZO

Jn 4,43-54

Dos días más tarde salió Jesús de Samaria y continuó su viaje a Galilea. Porque, como él mismo afirmaba, a ningún profeta lo honran en su propia tierra. Al llegar a Galilea fue bien recibido por los galileos, porque también ellos habían estado en Jerusalén en la fiesta de la Pascua y habían visto todo lo que él hizo entonces. Jesús regresó a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Se encontraba allí un alto oficial del rey, que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Cuando este oficial supo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verle y le rogó que bajase a su casa a sanar a su hijo, que se estaba muriendo. Jesús le contestó: "No creeréis, si no veis señales y milagros”. Pero el oficial insistió: "Señor, ven pronto, antes que mi hijo muera”. Jesús le dijo entonces: "Vuelve a casa. Tu hijo vive”. El hombre creyó lo que Jesús le había dicho, y se fue. Mientras regresaba a casa, sus criados salieron a su encuentro y le dijeron: "¡Tu hijo vive!”. Les preguntó a qué hora había comenzado a sentirse mejor su hijo, y le contestaron: "Ayer, a la una de la tarde, se le quitó la fiebre”. El padre se dio cuenta entonces de que a esa misma hora le había dicho Jesús: "Tu hijo vive”. Y él y toda su familia creyeron en Jesús. Ésta fue la segunda señal milagrosa hecha por Jesús al volver de Judea a Galilea.


DOMINGO 22 DE MARZO

Jn 9,1-41


Yendo de camino vio Jesús a un hombre que había nacido ciego. Los discípulos le preguntaron: "Maestro, ¿por qué nació ciego este hombre? ¿Por el pecado de sus padres o por su propio pecado?”. Jesús les contestó: "Ni por su propio pecado ni por el de sus padres, sino para que en él se demuestre el poder de Dios. Mientras es de día tenemos que hacer el trabajo que nos ha encargado el que me envió; luego viene la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en este mundo, soy la luz del mundo”. Dicho esto, Jesús escupió en el suelo, hizo con la saliva un poco de lodo y untó con él los ojos del ciego. Luego le dijo: "Ve a lavarte al estanque de Siloé (que significa: ‘Enviado’)”. El ciego fue y se lavó, y al regresar ya veía. Los vecinos y los que otras veces le habían visto pedir limosna se preguntaban: "¿No es éste el que se sentaba a pedir limosna?”. Unos decían: "Sí, es él”. Y otros: "No, no es él, aunque se le parece”. Pero él decía: "Sí, soy yo”. Le preguntaron: "¿Y cómo es que ahora puedes ver?”. Él contestó: "Ese hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos y me dijo: ‘Ve al estanque de Siloé y lávate.’ Yo fui, me lavé y comencé a ver”. Unos le preguntaron: "¿Dónde está ese hombre?”. Él respondió: "No lo sé”. El día en que Jesús hizo lodo y dio la vista al ciego, era sábado. Por eso llevaron ante los fariseos al que había sido ciego, y ellos le preguntaron cómo era que podía ver. Les contestó: "Me puso lodo sobre los ojos, me lavé y ahora veo”. Algunos fariseos dijeron: "El que hizo eso no puede ser de Dios, porque no respeta el sábado”. Pero otros decían: "¿Cómo puede alguien, siendo pecador, hacer esas señales milagrosas?”. De manera que estaban divididos. Volvieron a preguntar al que había sido ciego: "Puesto que te ha dado la vista, ¿qué dices tú de ese hombre?”. "Yo digo que es un profeta” -contestó. Pero los judíos no quisieron creer que se trataba del mismo ciego, que ahora podía ver, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: "¿Es éste vuestro hijo? ¿Decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?”. Sus padres contestaron: "Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego, pero no sabemos cómo es que ahora ve, ni tampoco sabemos quién le dio la vista. Preguntádselo a él, que ya es mayor de edad y puede responder por sí mismo”. Sus padres dijeron esto por miedo, porque los judíos se habían puesto de acuerdo para expulsar de la sinagoga a cualquiera que reconociese a Jesús como el Mesías. Por eso dijeron sus padres: "Ya es mayor de edad; preguntádselo a él”. Los judíos volvieron a llamar al que había sido ciego y le dijeron: "Reconoce la verdad delante de Dios: nosotros sabemos que ese hombre es pecador”. Él les contestó: "Yo no sé si es pecador o no. Lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo”. Volvieron a preguntarle: "¿Qué te hizo? ¿Qué hizo para darte la vista?”. Les contestó: "Ya os lo he dicho, pero no me hacéis caso. ¿Para qué queréis que lo repita? ¿Es que también vosotros queréis seguirle?”. Entonces le insultaron y le dijeron: "¡Tú sigues a ese hombre, pero nosotros seguimos a Moisés! Nosotros sabemos que Dios habló a Moisés, pero ése ni siquiera sabemos de dónde ha salido”. El hombre les contestó: "¡Qué cosa tan rara, que vosotros no sabéis de dónde ha salido y a mí me ha dado la vista! Bien sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino solamente a quienes le adoran y hacen su voluntad. Nunca se ha oído decir de nadie que diera la vista a un ciego de nacimiento: si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada”. Le dijeron entonces: "Tú, que naciste lleno de pecado, ¿quieres darnos lecciones a nosotros?”. Y lo expulsaron de la sinagoga. Jesús se enteró de que habían expulsado de la sinagoga a aquel ciego. Cuando se encontró con él le preguntó: "¿Tú crees en el Hijo del hombre?”. Él le dijo: "Señor, dime quién es, para que crea en él”. Le contestó Jesús: "Ya le has visto. Soy yo, con quien estás hablando”. El hombre le respondió: "Creo, Señor”, y se puso de rodillas delante de él. Dijo Jesús: "Yo he venido a este mundo para hacer juicio, para que los ciegos vean y los que ven se vuelvan ciegos”. Al oír esto, algunos fariseos que estaban reunidos con él le preguntaron: "¿Acaso nosotros también somos ciegos?”. Jesús les contestó: "Si fuerais ciegos, no tendríais la culpa de vuestros pecados; pero como decís que veis, sois culpables”.