La formación permanente constituye un derecho y una obligación de todo el profesorado y una responsabilidad de las administraciones y de los propios centros.
El fin último de la formación permanente del profesorado es la mejora de calidad educativa y la consiguiente repercusión en el proceso de aprendizaje del alumnado.
El PAF es el instrumento de definición y planificación de la formación permanente del profesorado, con carácter anual