COMUNICACIÓN CLARA Y GÉNEROS DEL DISCURSO: HERRAMIENTAS PARA LA GESTIÓN DEL RIESGO DE DESASTRES

La comunicación en las profesiones en la llamada sociedad del conocimiento está cobrando cada vez más importancia, fundamentalmente, porque los desafíos del siglo XXI requieren de lectores, escritores y oradores expertos en todos los ámbitos.

Los textos en tanto instancias concretas de una lengua y pertenecientes a un determinado género discursivo de un ámbito especializado no son fáciles de escribir. En efecto, investigaciones previas, que se pueden encontrar en las referencias bibliográficas al final de este texto, e importantes manuales de referencia en escritura académica y profesional –por ejemplo, la obra de Estrella Montolío Durán, Comunicación tributaria clara. Una aproximación interdisciplinar– resaltan las dificultades que los escritores en las disciplinas y en el mundo profesional enfrentan en la producción escrita en dominios específicos, dificultades que deben abordar productores textuales con diferentes niveles de experticia y formación. Asimismo, las situaciones de desastres exigen por parte de los administradores, diseñadores e implementadores de políticas públicas; el dominio acabado de competencias discursivas para interactuar con múltiples audiencias y comunicarse de forma clara y asertiva con la ciudadanía. 

De allí se desprende la relevancia de estudiar los géneros profesionales cuyo abordaje en el ámbito hispánico ha ido aumentando de manera muy paulatina en comparación con los géneros académicos tanto producidos por expertos como por estudiantes universitarios, ambos tipos profusamente investigados.

Recientemente, siempre dentro del ámbito académico, se observa un interés por los llamados géneros profesionales con fines académicos, que las autoras Paulina Meza, Melissa Castellón y Jadranka Gladic en un artículo publicado en 2021 definen como «aquellos que circulan en esferas académicas universitarias, pero cuyas características son propias de géneros vinculados al ámbito profesional» como lo es, por ejemplo, una demanda o una sentencia judicial. 

Todo esto nos muestra la importancia del lenguaje y la comunicación claros. Esta última, según la definición de los autores Mario Tascón y Estrella Montolío, consiste en «transmitir de forma fácil, directa, transparente, simple y eficaz información relevante para la ciudadanía. Se adapta a los diferentes canales actuales (papel, móviles, ordenadores y otros dispositivos) y a sus especificidades». Y se focaliza en el derecho a comprender que tienen las personas. Es así como desde hace más de 50 años se vienen gestando iniciativas contra los problemas detectados en la escritura profesional, específicamente, en los discursos burocráticos y jurídicos de tradiciones anglófonas y francófonas como el Plain Language Movement o la Association pour l’amélioration des rapports entre l’administration et le publique–ARAP. Ejemplos más recientes de estas medidas son por ejemplo el Plain Writing Act de Obama (2010) o la Red de Lenguaje Claro en Latinoamérica (2024). Mientras que, en el contexto hispanohablante, el recorrido ha sido tardío e irregular. 

Según la autora Karen Schriver un comunicador profesional debe poseer un conocimiento tácito abundante sobre géneros, participantes del acto comunicativo, procesos, símbolos y herramientas. Ser capaz de interpretar el contexto social o entorno en que se efectúa la comunicación. A su vez, coordinar correctamente estos conocimientos anteriores con sus propias representaciones de conocimiento y con el texto producido. Debe desarrollar competencia multimodal, textual y gráfica, así como habilidades metacognitivas para advertir sus estrategias de aprendizaje. Es capaz de lidiar con las numerosas restricciones impuestas por el entorno de la tarea profesional y es consciente del texto como artefacto retórico, con poder de persuasión. Finalmente, entre otras muchas habilidades, comprende la complejidad del entorno laboral y se adapta a las necesidades cambiantes que surgen.

En este sentido, el conocimiento de los géneros que se producen en las disciplinas y en específico en una disciplina o campo profesional en particular como la medicina es de suyo relevante tanto por sus consecuencias teóricas en el campo de los estudios del género discursivo como por sus aplicaciones en la enseñanza de la comprensión y producción de textos.

Pero…. ¿Qué es un género del discurso?

La noción de género discursivo resulta fundamental para indagar en lo que las comunidades hacen a través de sus textos. En efecto, las múltiples perspectivas existentes en torno a su conceptualización dejan en evidencia la complejidad y multidimensionalidad del fenómeno. Las primeras aproximaciones que tratan de explicar estas entidades complejas se pueden rastrear en la retórica clásica, específicamente, en los tratados de la Retórica a Alejandro y en la Retórica de Aristóteles. 

Se trata de eventos comunicativos caracterizados por sus propósitos comunicativos y por su estructura, estilo y contenido específicos. Cada área profesional cuenta con sus propios géneros y la diversidad es inmensa, ya que nos permiten cumplir con tareas culturalmente relevantes en la sociedad. Así, es relevante indagar en los géneros que actualizan la operación textual y retórica de la recomendación profesional como las notas técnicas, las cápsulas de autoaprendizaje, los informes técnicos, entre otros, ya que sugieren determinadas acciones en contexto de desastre a menudo difíciles y conflictivas, por lo que activan mecanismos lingüísticos que vale la pena estudiar para contribuir con la sociedad.