Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul en Chile

Entrevistada

María Paz Valdés

Doctora © en Historia por la Universidad de los Andes. 

Semblanza de la entrevistada

María Paz Valdés se encuentra realizando su Doctorado en Historia por la Universidad de los Andes. Sus investigaciones se han centrado en la historia de la medicina, salud pública y enfermería chilena analizando el aporte de las congregaciones religiosas decimonónicas en ello. Ha publicado artículos académicos sobre el trabajo realizado por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul en los hospitales chilenos durante el siglo XIX.

Texto de la entrevista

Equipo Red GERIDE: ¿En que radica la importancia del estudio histórico de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul en Chile?

M. Paz Valdés: Analizar el trabajo realizado por esta congregación permite comprender con mayor profundidad el funcionamiento y desarrollo de la salud pública chilena decimonónica. El estudio da luces sobre la interacción y relación entre la multiplicidad de actores que cooperaron en el progreso de la salud del país, revalorizando la actuación de cada uno de ellos.

Acercarse a las Hijas de la Caridad implica conocer con mayor detalle la vida interna de los hospitales chilenos, comprender la complejidad de su funcionamiento y organización, así como la evolución de concepciones más profundas como el significado de enfermedad, pobreza, curación, muerte, ciencia y medicina, que introdujeron a la salud pública en vías de la modernidad.

Junto a ello, estudiar a las vicentinas permite conocer el rol y redes de asociacionismo católico femenino desarrollado en torno al hospital, la enfermedad y la salud de la población, destacando el aporte de las mujeres chilenas y extranjeras al desarrollo de la salud nacional.

 

Equipo Red GERIDE: ¿Estas religiosas actuaban acorde a los preceptos científicos del siglo XIX? ¿O estaban en contra de ellos?

M. Paz Valdés: Las hermanas grises, como se llamó popularmente, contaron con los conocimientos necesarios para la atención y administración de los hospitales. Si bien su preparación fue resultado de un saber empírico, regido por la experiencia a través de los años, sometido a prueba y error, también se sumaron a los avances médicos decimonónicos, insertando sus conocimientos dentro de la medicina científica francesa.

La existencia de manuales de medicina dedicados exclusivamente a las religiosas hospitalarias y que fueron escritos por médicos, permiten analizar el alcance del conocimiento científico-médico-técnico de las religiosas. Hay manuales que introducen a las religiosas en nuevos métodos de diagnóstico, como el manual escrito por el médico Elie Ebrard, y otros, como el Manuel de Médecine et de Chirurgie à l´usage des soeurs hospitalières de 1836, que introduce a las religiosas en debates médicos respecto al uso de la quinina, las fiebres diarias, las vacunas contra la viruela, el uso de opio y anestésicos, la frecuencia variable del pulso, entre otros temas.

Ahora bien, se debe advertir que estos manuales, al estar dirigidos a religiosas, evitaron ciertos tópicos que pudieran atentar contra la moral de las hermanas, especialmente aquellas referentes a la anatomía de los genitales masculinos y los femeninos externos.

 

Equipo Red GERIDE: ¿En qué consistió su labor en épocas de catástrofes en el país, tales como epidemias, terremotos, incendios etc?

M. Paz Valdés: Las Hijas de la Caridad se expandieron rápidamente a lo largo de Chile. Ya para comienzos del siglo XX es posible encontrar casi 250 vicentinas repartidas por el país a cargo de hospitales, hospicios, dispensarías, escuelas y casas de huérfanos. Así, en épocas de catástrofes como terremotos, incendios o aluviones, las vicentinas debieron dirigir los establecimientos durante y después de las crisis, organizando a los enfermos o heridos y determinando las obras de reconstrucción a realizarse. Tal fue el caso del aluvión ocurrido el 11 de agosto de 1888 en Valparaíso que afectó gravemente al hospital o el terremoto ocurrido en Talca el 1 de diciembre de 1928.

Asimismo, apoyadas por la Junta de Beneficencia, las religiosas levantaron y dirigieron lazaretos permanentes y transitorios durante las diferentes pestes de viruela, tifus y cólera en Santiago y regiones. Trabajaron en ambulancias y en estaciones sanitarias, e incluso, recibieron a los apestados en sus hospicios, prestando un servicio de apoyo fundamental durante las crisis sanitarias.