Políticas de Sanidad en la Historia de Chile

Entrevistada

Paula Caffarena Barcenilla

Investigadora y directora de CIDOC y profesora de la Escuela de Historia de la Universidad Finis Terrae. Investigadora responsable del proyecto Fondecyt Nº 11170571 “De la curación a la prevención. Los albores de la salud pública en Chile. 1786-1842”.

Semblanza de la entrevistada

Paula Caffarena es Doctora en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Sus investigaciones se han centrado en la historia de la salud pública en Chile, especializándose en la relación entre Estado, salud y sociedad y en el estudio de las epidemias. Es autora de “Viruela y Vacuna. Difusión y circulación de una práctica médica” (Universitaria, 2016). Ha publicado artículos académicos sobre historia de la salud y sobre el periodo de independencia en Chile e Hispanoamérica. Ha impartido clases de Historia de Chile y América durante el siglo XIX así como Seminarios de Investigación en la Universidad Finis Terrae. 

En esta ocasión el Equipo Coordinador de Red GERIDE quiso conversar sobre la gestión pública de las epidemias a lo largo de la historia.

Texto de la entrevista

Equipo Red GERIDE: Conforme a tus investigaciones la medida de decretar cuarentenas ha sido una constante en la historia de la humanidad, cabe preguntarse si ¿ha tenido cambios desde, por ejemplo, la peste negra del siglo XIV? ¿Es posible aseverar que hay elementos diversos en la forma en qué se aplican estas cuarentenas?

P. Caffarena: La idea de aislar a los enfermos de la población sana es, efectivamente, muy antigua. Fue un recurso usado desde la antigua Grecia, aunque no con las características que hoy le atribuimos, pero el principio de aislamiento tiene una muy larga data.

Los cambios que se pueden observar, tienen mucho que ver con los contextos materiales, sociales y culturales en que se aplica una cuarentena. En el Chile colonial, por ejemplo, era común poner barcos en cuarentena cuando se detectaba que a bordo venía algún contagiado, pero, a raíz de una cruda epidemia de viruela que afectó a la ciudad de Concepción en 1780, se decretó el aislamiento de los contagiados en la propia ciudad. Se crearon hospitales especiales para contagiados y hubo un esfuerzo importante de la autoridad para frenar los contagios.

Sin embargo, las dificultades fueron bien evidentes ya que comenzaron a haber problemas de abastecimiento y también resistencia de la población que, con tal de evitar el envío de enfermos a estos hospitales de contagiados, que en general estaban fuera de la ciudad, optaron por ocultar a los variolosos y no llamar a los médicos para su curación. Es interesante notar que ello ocurría, preferentemente, en los sectores más pobres de la ciudad, pues a diferencia de los sectores acomodados, que podían retirarse a sus casas de campo a realizar la cuarentena, ellos requerían espacios más allá del familiar para sobrellevar el curso de la enfermedad, haciendo necesaria la apertura de hospitales o salas que los acogieran.

 

Equipo Red GERIDE: La gripe española de 1918 causó grandes pérdidas de vidas, ¿de qué manera afectó la vida social y cultural chilena?

P. Caffarena: Un elemento interesante de esta epidemia y que ha estudiado en profundidad el historiador Marcelo López Campillay, es el papel protagónico que tuvo la prensa, pues a diferencia de lo que había ocurrido en otras ocasiones, en esta oportunidad no solo entregó información de la gripe, sino que asumió posiciones respecto a cómo las autoridades del gobierno del presidente Juan Luis Sanfuentes manejaban la crisis. Por ejemplo, hubo algunos medios que intentaron bajar el perfil del impacto de la influenza, diciendo que la gripe estaba controlada, que solamente afectaba a los sectores socio-económicamente precarios o que sus efectos no eran tan graves.

Además, la influenza ocurrió en un momento clave para el desarrollo de la salud pública en nuestro país, ya que coincidió con la publicación de nuestro primer Código Sanitario que promovió un papel dirigente del Estado. Se solicitaron nuevos recursos al Congreso para la habilitación de camas y para la compra de diversos materiales para la desinfección, se organizó un servicio extraordinario de inspección, aislamiento y vigilancia médica y se dispusieron varias medidas de higiene urbana. También, se decretó la suspensión de la romería a los cementerios el 1° de noviembre y la prohibición de la comercialización en la Vega Central, lugar que parte de la prensa y del público había identificado como el foco principal de contagio.

Todas estas medidas que el gobierno fue tomando para frenar el avance de la gripe no siempre fueron bien recibidas por la población. La mayoría de las críticas estuvieron dirigidas a la escasa capacidad que el Estado chileno tenía para ejecutar las medidas, en ese sentido, a pesar de haber anunciado públicamente la promulgación del nuevo código, y cuya vigencia plena se haría efectiva el 1° de enero de 1919, la impresión es que no fue competente para proponer soluciones adecuadas.

 

Equipo Red GERIDE: con relación a las políticas públicas de sanidad iniciadas por el Estado chileno a partir de mediados del siglo XIX hasta hoy ¿Qué continuidades y cambios consideras que son posibles de analizar?

P. Caffarena: Considero que para hablar de las políticas sanitarias del Estado chileno es necesario remitirse a un periodo cronológico mayor. En general se tiende a pensar que las políticas de salud comienzan a formarse a mediados del siglo XIX, pero al mirar el periodo precedente vemos que hay más continuidades de lo que uno suele pensar y, que la preocupación política por los temas de sanidad pueden rastrearse incluso desde fines del periodo colonial. El mejor ejemplo de ello es la política de vacunación que comienza a desarrollarse desde 1805. Para ello, la autoridad entrega recursos y a pesar de los profundos cambios políticos que se viven a causa de la independencia, la vacunación se mantiene. Junto a esas continuidades hay cambios también, ya que en la medida que se avanza en la estadística y se aumentan los registros de población, las autoridades saben a quienes deben vacunar y pueden dirigir sus esfuerzos a ellos de manera mucho más efectiva.

Sin duda a lo largo del siglo XIX y ya con claridad durante el siglo XX, las políticas de salud se van definiendo, consolidando y avanzan hacia el establecimiento de políticas orientales a los derechos sociales, pero ello no significa que debamos pensar en estas políticas desde un enfoque lineal, que valora la acción sanitaria del siglo XIX en tanto preludios de las ideas que durante el siglo XX van a cristalizar. En ese sentido, considero que las primeras acciones sanitarias a inicios del siglo XIX no pueden pensarse solo como hechos precedentes, sino como la forma en que la salud pública se entendió y desarrolló en aquella época.


Links y contacto