La gestión de la emergencia Covid-19 en Italia y Argentina

Entrevistado

Alfredo Luís Somoza

Escritor, periodista y docente, es experto en Cooperación Internacional. Es docente del Instituto para los estudios de la Política Internacional (ISPI), y presidente del Instituto Cooperación Económica Internacional ICEI. 

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Scrittore, giornalista e docente, esperto in Cooperazione Internazionale. È professore presso l’Istituto per gli Studi di Politica Internazionale (ISPI), e presidente dell’Istituto per la Cooperazione Internazionale (ICEI).


Semblanza del entrevistado || Profilo dell'intervistato

Alfredo Luís Somoza es periodista y escritor ítalo-argentino, experto en cooperación internacional. Es presidente del Instituto Cooperación Económica Internacional (ICEI) y de “Colomba - Asociación de las ONG de la Lombardía”. Además, ha sido presidente y fundador de la “Asociación Italiana Turismo Responsable” (AITR). Es docente de la Universidad de Bérgamo y del Instituto para los estudios de la Política Internacional (ISPI).  Autor de varios libros y de más de 60 artículos publicados en revistas y periódicos italianos, europeos y latinoamericanos, actualmente colabora con distintos medios de comunicación, entre ellos Radio Vaticana, RAI, Radio Suiza Italiana, Huffington Post. Sus temas de interés son la cooperación internacional, política internacional, las relaciones Norte-Sur, el medioambiente, las minorías étnicas/indígenas, el turismo y consumo ético.

El Equipo Coordinador de Red GERIDE quiso conversar con el profesor Somoza sobre la gestión de la emergencia COVID19 en Italia y Argentina

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Alfredo Luís Somoza è un giornalista e scrittore italo-argentino, esperto in Cooperazione Internazionale. È presidente dell'Istituto per la Cooperazione Economica Internazionale (ICEI) e di “CoLomba - Associazione ONG della Lombardia”. Inoltre, è stato presidente e fondatore della "Associazione Italiana Turismo Responsabile" (AITR). Insegna all'Università degli Studi di Bergamo e all'Istituto per gli Studi di Politica Internazionale (ISPI). Autore di numerosi libri e di oltre 60 articoli pubblicati su riviste e quotidiani italiani, europei e latinoamericani, collabora attualmente con diversi media, tra cui Radio Vaticana, RAI, Radio Svizzera Italiana, Huffington Post. I suoi temi di interesse sono la cooperazione internazionale, la politica internazionale, le relazioni Nord-Sud, l'ambiente, le minoranze etniche/indigene, il turismo e il consumo etico.

Il Team di Red GERIDE ha voluto parlare con il professor Somoza della gestione dell'emergenza COVID19 in Italia e Argentina 


Texto de la entrevista (Español)

Equipo Red GERIDE: ¿Cómo van las cosas en Italia? Al parecer, el país tiene una de las tasas de contagio más baja de toda la Unión Europea.  ¿Qué hizo diferente el gobierno italiano, respecto a sus vecinos, pensamos a España o Francia?

Somoza: Italia fue el primer país europeo en registrar numerosos contagios y muertes en el período febrero-mayo 2020. El gobierno nacional reaccionó rápidamente sin medir la impopularidad que podían generar las restricciones que se impusieron. Este decisionismo produjo que el mensaje relativo a la gravedad de la situación llegara inmediatamente a la gente, la que reaccionó positivamente como pocos hubieran podido esperar. Contribuyó a esta reacción las imágenes de las caravanas del ejército transportando los cuerpos de muertos por Covid19 desde Bérgamo, epicentro de la pandemia, hacia crematorios en otras provincias.

Lamentablemente, y como es bien sabido, más del 80% de los fallecimientos se registraron en tres regiones italianas del norte de la península: Lombardia, Piemonte y Emilia Romagna, mientras algunas regiones del Sur de Italia fueron casi inmunes. A pesar de esto, las medidas de precaución fueron respetadas a nivel nacional. Otros países europeos negaron por mucho tiempo la entidad de la pandemia, como Bélgica o Gran Bretaña, o fueron tímidos a la hora de aplicar restricciones, como Francia o España, los que apostaron en circunscribir la infección a determinadas regiones o ciudades, cuestión que conllevó mayores contagios.  Hoy Italia es un ejemplo en materia de prevención y los casos que se han registrado desde julio en adelante son sobre todo debidos a contagios contraídos por turistas italianos en el extranjero.

Ahora bien, por efecto de la pandemia, se ha abierto un gran debate sobre el modelo sanitario, fuertemente basado en la centralidad del hospital, con miras a solicitar una mayor inversión en la medicina territorial y preventiva. Otra criticidad que se logró superar fue la tensión entre los gestores de la sanidad, las regiones, y el estado central.  El mayor problema para Italia, ahora, se concentra es el aspecto económico debido a la pandemia. La Unión Europea ha elaborado una serie de instrumentos económicos-financieros, a fondo perdido y a préstamo, para aliviar la situación. Los daños mayores se registran en el sector del turismo y de los servicios. En Italia el turismo equivale a 13 puntos de PNL y genera el 11% de los empleos. En este momento, la situación está congelada porque el Estado está erogando fondos para evitar despidos en masa y cierres, y están llegando los fondos europeos para la “reconstrucción”. Sin embargo, son ya 90.000 las actividades económicas de diferente tipo que han quebrado. Italia y Europa no han salido todavía de la fase más problemática, pero mucho se aprendió para hacer frente a una situación como la que generó la pandemia y que diversos expertos aseguran se repetirá en el futuro.

Equipo Red GERIDE: La cuarentena fue una de las principales medidas que los gobiernos adoptaron para intentar frenar la propagación del Covid-19. Y no hay duda que en Italia y Argentina se decidió recurrir a ella de manera muy rigurosa. Usted es argentino de nacimiento, pero vive en Italia hace muchos años. Por favor, ¿podría decirnos cuáles fueron las principales diferencias que notó entre la gestión argentina y la italiana de la emergencia?

A. Somoza: En un cierto sentido, las medidas tomadas en Italia y Argentina fueron similares. O sea, el lockdown rigoroso como única medida eficaz para evitar el contagio. Argentina empezó incluso antes que existiera el problema, sobre todo por el riesgo que presentaba la situación fuera de control en Brasil, país con el que comparte fronteras. Italia, país pequeño territorialmente y centralizado, aplico el lockdown generalizado, incluso en las zonas donde no existía ningún positivo. No tenía alternativas. Argentina, país inmenso territorialmente y organizado en modo federal, actuó del mismo modo, equivocándose. Por muchísimo tiempo los casos registrados en Argentina se concentraron, el 90% aproximadamente, en la Ciudad de Buenos Aires y en su periferia. El lockdown generalizado paralizó un país entero sin ningún sentido. ¡Pensemos en la Patagonia, donde el distanciamiento social es una ley impuesta por la naturaleza! La emergencia puso nuevamente en evidencia que para las autoridades argentinas los problemas de Buenos Aires se convierten automáticamente en los problemas de toda la nación. Se perdió una ocasión excepcional para dar sentido y contenido a un Estado federal, autorizando a los gobernadores a decidir autónomamente a base de la situación local. La segunda diferencia importante es el peso de la pobreza en Argentina que obstaculiza cualquier tipo de prevención por motivos de falta de servicios básicos: como el agua corriente; la posibilidad de distanciarse por el tipo de vivienda; o gozar de una sanidad pública eficiente. En Italia la pobreza es más limitada, pero existe, la diferencia es que los ciudadanos italianos de bajos recursos tienen generalmente accesos a la mayoría de los servicios básicos y el derecho a una sanidad pública gratuita de alto nivel. En el caso italiano, otra diferencia, es que forma parte de una comunidad económica y política, la UE, que ha amortizado y menguado los efectos económicos de la pandemia, disponiendo fondos para hacer frente a la emergencia. A su vez, el clima político en Italia ha sido de unidad en los momentos más problemáticos de la pandemia, mientras en Argentina el nivel de conflictividad entre gobierno y oposición ha crecido. Son tantas las diferencias, con todo, una cosa ha hecho seguramente bien Argentina: tomar muy en serio la cuestión, a diferencia de la situación increíble que se vivió por ejemplo en México, donde se evitaba enfrentar el problema, o en Estados Unidos y Brasil, espacios en que los presidentes incitaban activamente a la población a no tomar precauciones. La diferencia principal entre los dos países, en resumen, fueron el peso de la pobreza y sus secuelas, la calidad y universalidad de la sanidad, el clima político y el estar adentro o afuera de una red de naciones que cooperan, como la UE para Italia.  

Equipo Red GERIDE: ¿Cómo cambiará el Covid-19 -sino cambió ya- los equilibrios internacionales?

A. Somoza: Como ya había pasado en la Europa de la peste negra del siglo XIV, también la pandemia del 2020 está premiando algunos sectores de la economía y penalizando otros. La cadena de valor de los “vencedores” se abre con las grandes multinacionales, mientras por el otro lado han quebrado las PYMES, los comerciantes y los artesanos. En la primera fila, de los sujetos que ganaron, encontramos las grandes cadenas de supermercados, que disponen de gran capacidad de logística, de espacio para distanciar los clientes, de capitales para aplicar las normas de precaución sanitaria. Pero aún más beneficiadas fueron las plataformas online de ventas. Jeff Bezos, propietario de Amazon, desde el inicio del 2020, ha visto crecer su patrimonio de 25.000 millones de dólares. Otra vencedora es la industria del entretenimiento en streaming, como Netflix. Lo mismo vale para la galaxia de las redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter, etc. Las compras online se pagan con tarjeta de crédito, y por lo tanto son negocios dorados para Visa y Mastercard. Ultimo anillo de esta cadena de ganadores toca a las empresas de logística que entregan a domicilio, como UPS, DHL, Deliveroo o Just Eat.

El cuadro no es simple, porque no solamente se reforzaron las grandes empresas, sino también los Estados. Y esto no podía imaginarlo nadie. La pandemia ha obligado a imponer reglas, ejercitar el control y la represión, sostener económicamente ciudadanos y empresas. Después de decenios de “desmontaje” del rol de la política, se ha pedido al Estado garantizar la seguridad y la salud de los ciudadanos y de ayudar a los sectores más golpeados de la economía. Es decir, de volver a hacer política. Y esto pasó paralelamente a la aceptación, casi colectiva, de la más grande restricción de las libertades personales que se recuerde, por lo menos en las democracias europeas. La clase política mundial se ha inclinado rápidamente hacia un intervencionismo económico de tipo keynesiano, algo que hasta hace un año era impensable. Pero las maniobras expansivas tendrán que ser financiadas con impuestos cuando el nivel de endeudamiento sea insostenible, y aquí surge la contradicción que nos espera. Dicho de otro modo, la incompatibilidad de intereses entre los “vencedores”, multinacionales que prácticamente no pagan impuestos, y Estados que tienen la necesidad urgente de impuestos. En la lista de las 100 primeras entidades económicas del mundo, 31 son Estados y 69 multinacionales. Muchísimas empresas son más importantes que varios países juntos. Por esto es urgente repensar las reglas (o las no-reglas) de la globalización de los mercados, que, si bien ha liberado recursos impensables, también ha desreglamentado de modo insostenible los derechos y la economía, creando nuevas pobrezas y marginalizaciones. Un nuevo pacto entre Estados post-Covid19 y capital globalizado es urgente, antes que se genere una deriva social y económica generalizada que podría ser más peligrosa que la pandemia misma.

Testo dell'intervista (italiano)

Team di Red GERIDE: come vanno le cose in Italia? Sembra che il paese stia registrando uno dei tassi di contagio più bassi dell'intera Unione europea. Cosa ha fatto di diverso il governo italiano rispetto ai suoi vicini, pensiamo a Spagna o Francia?

A. Somoza: L'Italia è stato il primo Paese europeo a registrare numerosi contagi e decessi durante il periodo febbraio-maggio 2020. Il governo nazionale ha reagito prontamente, senza preoccuparsi dell'impopolarità che le restrizioni imposte avrebbero potuto generare. Questo decisionismo ha fatto sì che la gravità della situazione arrivasse immediatamente ai cittadini, i quali hanno reagito positivamente, come pochi avrebbero potuto aspettarsi. Una reazione fortemente influenzata, non vi è dubbio, dalle immagini di carovane dell'esercito che trasportavano le salme delle vittime del Covid19 da Bergamo, epicentro della pandemia, ai crematori di altre province.

Purtroppo, come è noto, oltre l'80% dei decessi si è registrato in tre regioni italiane del nord della penisola: Lombardia, Piemonte ed Emilia-Romagna, mentre alcune regioni del sud Italia ne sono state pressoché immuni. Nonostante ciò, l'adesione alle misure precauzionali è stata rispettata a livello nazionale. Altri paesi europei hanno negato a lungo l'entità della pandemia, come il Belgio o la Gran Bretagna, o sono stati timidi quando si trattava di applicare restrizioni, come la Francia o la Spagna, che hanno scommesso sul circoscrivere l'infezione a determinate regioni o città: decisione che ha portato a una maggiore diffusione dei contagi. Oggi l'Italia è un esempio in termini di prevenzione, e i casi che si sono registrati da luglio in poi sono principalmente dovuti a turisti italiani che hanno contratto il Covid19 all'estero.

Tuttavia, per effetto della pandemia, si è aperto un grande dibattito sul modello sanitario, improntato sulla centralità dell'ospedale, che punta a richiedere maggiori investimenti nella medicina territoriale e preventiva. Un'altra criticità, già risolta, è stata la tensione tra i dirigenti sanitari, le regioni e lo Stato centrale. Il problema più grande per l'Italia, ora, è legato alla situazione economica derivata dalla pandemia. L'Unione Europea ha sviluppato una serie di strumenti economico-finanziari, a fondo perso e a prestito, per alleviare la situazione. I danni maggiori si registrano nei settori del turismo e dei servizi. In Italia il turismo equivale a 13 punti PNL e genera l'11% dei posti di lavoro. In questo momento la situazione è congelata, in quanto lo Stato sta utilizzando le proprie risorse per evitare licenziamenti di massa e chiusure, e stanno arrivano fondi europei per la "ricostruzione". Tuttavia, sono già 90.000 le attività economiche che sono state costrette a chiudere. Italia ed Europa non sono ancora uscite dalla fase più problematica, ma si è appreso molto per affrontare una situazione come quella generata dalla pandemia, scenario che vari esperti assicurano si ripeterà nel futuro.

Team di Red GERIDE: La quarantena è stato uno dei principali provvedimenti adottati dai governi per cercare di fermare la diffusione del Covid19. E non c'è dubbio che in Italia e in Argentina si sia deciso di usarlo in modo molto rigoroso. Lei che è argentino di nascita, ma vive in ​​Italia da molti anni, può raccontarci quali sono state le principali differenze che ha notato tra la gestione dell'emergenza argentina e quella italiana?

A. Somoza: In un certo senso, le misure prese in Italia e in Argentina sono state simili: un rigoroso lockdown come unica misura efficace per evitare il contagio. L'Argentina ha iniziato ancora prima che il problema esistesse, soprattutto a causa del rischio che rappresentava la situazione fuori controllo in Brasile, paese con cui condivide i confini. L'Italia, paese territorialmente piccolo e centralizzato, ha applicato un lockdown generalizzato, anche nelle aree dove non era presente nessun contagio. Non aveva alternative. L'Argentina, un paese immenso territorialmente e organizzato su base federale, ha agito allo stesso modo, sbagliandosi. Per molto tempo, i casi registrati in Argentina si sono concentrati, circa il 90%, nella città di Buenos Aires e nella sua periferia. Il lockdown generalizzato ha paralizzato un intero paese senza alcun motivo. Pensiamo alla Patagonia, dove il distanziamento sociale è una legge imposta dalla natura stessa! L'emergenza ha reso ancora una volta chiaro che per le autorità argentine i problemi di Buenos Aires diventano automaticamente i problemi dell'intera nazione. Si è persa un’occasione eccezionale per dare senso e contenuto allo Stato federale, autorizzando i governatori locali a decidere autonomamente, in base alla propria situazione locale. La seconda differenza importante è il peso della povertà in Argentina, che ostacola ogni tipo di prevenzione a causa della mancanza dei servizi di base: l'acqua corrente; l’impossibilità di attuare il distanziamento sociale all’interno della propria abitazione a causa del tipo di alloggio; l’accesso a una salute pubblica efficiente. In Italia la povertà, pur esistendo, è più limitata, la differenza è che i cittadini italiani che rientrano nella soglia di povertà hanno generalmente accesso alla maggior parte dei servizi di base e diritto a un'assistenza sanitaria di alto livello, pubblica e gratuita. Nel caso italiano, un'altra differenza è che il paese fa parte di una comunità economica e politica, l'UE, che ha ammortizzato e attenuato gli effetti economici della pandemia, fornendo risorse per far fronte all'emergenza. A sua volta, il clima politico in Italia è stato improntato all’unità nei momenti più problematici della pandemia, mentre in Argentina si è aggravato il conflitto tra governo e opposizione. Sono molte le differenze tra i due paesi, però, una cosa l'Argentina ha sicuramente fatto bene: prendere molto sul serio la questione, a differenza dell'incredibile situazione che si è verificata, ad esempio, in Messico, dove le autorità hanno evitato di affrontare il problema, oppure negli Stati Uniti e in Brasile, dove i presidenti hanno incoraggiato attivamente la popolazione a non prendere precauzioni. La principale differenza tra Italia e Argentina, in breve, è stato il peso della povertà e le sue conseguenze, la qualità e l'universalità del sistema sanitario, il clima politico, e l’appartenenza o meno a una rete di nazioni che cooperano tra loro, come l’UE per Italia.


Team di Red GERIDE: Come cambierà il COVID19, o ha già cambiato, gli equilibri internazionali?

A. Somoza: Come accadde nell'Europa della peste nera del XIV secolo, la pandemia del 2020 premia alcuni settori dell'economia e ne penalizza altri. Sul gradino più alto del podio dei “vincitori” troviamo le grandi multinazionali, mentre gli “ultimi arrivati”, a rischio di fallimento o già falliti, sono le piccole e medie imprese, i commercianti e gli artigiani. In prima fila, tra i vincitori, troviamo le grandi catene di supermercati, che possiedono grandi capacità logistiche, spazio per distanziare i clienti e capitali sufficienti per ammodernare le loro strutture in conformità con nueve le norme sanitarie. Ma le aziende che più hanno beneficiato della pandemia sono state le piattaforme di vendita online. Jeff Bezos, proprietario di Amazon, dall'inizio del 2020 ha visto il suo patrimonio crescere a 25 miliardi di dollari. Un altro vincitore è l'industria dell'intrattenimento streaming, come Netflix. Lo stesso vale per la galassia dei social network, come Facebook, Instagram, Twitter, ecc. Gli acquisti online sono pagati con carte di credito, che quindi generano affari d'oro per Visa e Mastercard. L'ultimo anello di questa catena di vincitori sono le società di logistica che effettuano consegne a domicilio, come Ups, DHL, Glovo, Uber Eats, ecc.

Il quadro non è semplice, perché non solo si rafforzano le grandi imprese, ma anche gli Stati. E questo nessuno avrebbe potuto immaginarlo. La pandemia ha obbligato le autorità statali a imporre regole, esercitare controllo e repressione, sostenere finanziariamente i cittadini e le imprese. Dopo decenni di “smantellamento” del ruolo della politica, allo Stato è stato chiesto di garantire la sicurezza e la salute dei cittadini, e di aiutare i settori più colpiti dell'economia. Cioè, di tornare a fare politica. E questo è accaduto in parallelo con l'accettazione quasi collettiva della più grande restrizione alla libertà personale che si possa ricordare, per quanto riguarda le democrazie europee. La classe politica mondiale si è mossa rapidamente verso un interventismo economico di tipo keynesiano, azione che fino a un anno fa era impensabile. Ma queste manovre espansionistiche dovranno essere finanziate con le tasse quando il livello di indebitamento raggiungerà un livello insostenibile, e qui sorge la contraddizione che ci attende nel prossimo futuro. Detto in un altro modo, l'incompatibilità di interessi tra i "vincitori", multinazionali che praticamente non pagano tasse, e gli Stati che hanno urgente bisogno di tasse. Nella lista delle prime 100 entità economiche del mondo, 31 sono Stati e 69 sono multinazionali. Molte multinazionali sono più importanti che diversi paesi messi insieme. Per questo è urgente ripensare le regole (o non regole) della globalizzazione dei mercati, che pur avendo liberato risorse impensabili, ha deregolamentato in modo insostenibile i diritti e l'economia, creando nuova povertà ed emarginazione. Urge un nuovo patto post-Covid19 tra gli Stati e il capitale globalizzato, prima che si arrivi ad una deriva sociale ed economica generalizzata che potrebbe essere più pericolosa della pandemia stessa 


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