La gestión de desastre sísmico: el terremoto de Ecuador de 1797

XXIV sesión Historia & Desastres

Armando Alberola Romá

Doctor en Historia Moderna y PDI de la Universidad de Alicante. Miembro del Grupo de Investigación en Historia y Clima de dicha universidad y colaborador del Grupo de investigación Discompose.

Semblanza del ponente

Su línea de investigación está relacionada con el análisis de los impactos socioeconómicos de los desastres de origen natural en el periodo preindustrial y las respuestas aplicadas desde las instituciones civiles y eclesiásticas. De este modo, ha realizado diferentes contribuciones para el periodo cronológico de la Edad Moderna en áreas geográficas tan distantes como España, Italia, México y Ecuador, en las que ha tratado sequías, inundaciones, plagas agrícolas, epidemias, terremotos y erupciones volcánicas.

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Resumen de la Ponencia 

Dentro de la Historia sísmica del actual Ecuador, el terremoto del 4 de febrero de 1797 está considerado como el más devastador en periodo histórico. Tanto es así que su propia intensidad XI en la escala MSK ya lo califica como catástrofe. Sus mayores impactos se produjeron en la Región Interandina, un área calificada como macrosísmica; no obstante, otros territorios más cercanos también sufrieron sus consecuencias. Por lo tanto, no debe sorprendernos que las pérdidas humanas y materiales fueron de un calado nunca conocido y que resultaran traumáticas entre sus pobladores. Este episodio sísmico de resultado catastrófico no solamente fue relevante por los diferentes impactos que tuvo y las largas secuelas que produjo, sino que debemos considerarlo como el cénit de una centuria marcada por la crisis. La Real Audiencia de Quito, parte del Virreinato de Nueva Granada desde el Setecientos, fue un territorio marginal dentro de las posesiones del Reino de España en América. Los motivos de su decadencia en el siglo XVIII fueron endógenos y exógenos. Dentro de los del primer tipo, destacaron sobremanera la aparición de fenómenos naturales de signo extremo: plagas agrícolas, epidemias, sequías, lluvias de alta intensidad horaria, erupciones volcánicas y terremotos. Los casos más importantes los localizamos en la segunda mitad del siglo. En este arco cronológico debemos resaltar los cambios atmosféricos regionales tras las erupciones de los volcanes Cotopaxi y Tungurahua, los episodios del ENOS y la incidencia de la Pequeña Edad del Hielo.

Esta investigación tiene como objetivo principal examinar la gestión dada por parte de la administración borbónica frente a un desastre telúrico de alta magnitud a finales del siglo XVIII. Un momento en que ya se habían asentado las reformas administrativas borbónicas y se disponía de una mayor experiencia a la hora de enfrentarse a este tipo de episodios contrarios en el territorio americano, caracterizado por el riesgo. Con esta base, pretendemos desgranar las actuaciones que se emprendieron desde los diferentes niveles administrativos (Tenencia y corregimiento, Real Audiencia, Virreinato de Nueva Granada, Consejo de Indias y Secretarías) desde la fase de emergencia, siguiendo con el profundo informe del desastre a las altas instancias y finalizando con las medidas tomadas para las reconstrucciones. De este modo, podemos diseccionar cómo circuló toda la documentación acerca del terremoto, qué trabas hubo en la aplicación de las decisiones en las diferentes esferas de poder, cómo se evaluó el papel desarrollado por parte de los funcionarios de la Corona en Ecuador, así como qué aciertos y qué déficits existieron en la gestión del desastre a todos los niveles. Las fuentes documentales utilizadas para esta investigación son las voluminosas de tipo oficial que se resguardan en el Archivo Nacional del Ecuador, el Archivo General de la Nación de Colombia y el Archivo General de Indias.