Enfermedades, médicos y gestión sanitaria. Chile, siglo XVIII

Mariana Labarca Pinto

Académica del Departamento de Historia de la Universidad de Santiago de Chile. Doctora en Historia y Civilización por el European University Institute (Italia)

Semblanza de la colaboradora

Mariana Labarca Pinto es académica del Departamento de Historia de la Universidad de Santiago de Chile, Doctora en Historia y Civilización por el European University Institute (Italia) e investigadora ANID, Fondecyt Postdoctoral Nº3180684, “Enfermedades mentales y emociones en Chile (1750-1830): circulación de ideas y nociones médicas, jurídicas y culturales”. Sus líneas de investigación giran en torno a la historia social y cultural de la medicina, historia de las emociones, historia de las ciencias, historia del libro y de la circulación de saberes en la Época Moderna.

Texto

Estar enfermo o enferma en el siglo XVIII era una experiencia llena de incertidumbres y temores. Era una experiencia individual, pero muchas veces alcanzó dimensiones colectivas en momentos de epidemias, incentivando la acción de las autoridades de gobierno desde antes de la formación del Estado republicano. Un enfermo podía identificar síntomas y elaborar teorías respecto del mal que lo aquejaba, llegando a veces a un diagnóstico y aventurando estrategias caseras para curarse. Otras veces, el enfermo recurría a un practicante de la medicina, que podía ser un barbero o un curandero, pero también un cirujano o un médico, esperando de él un diagnóstico y una propuesta terapéutica para hacerle frente. La enfermedad despertaba el temor en la población porque el destino del o la enferma era incierto. Pero las enfermedades comportaban también un desafío para las autoridades, que debían gestionar el territorio, enfrentar episodios de enfermedad colectiva como las recurrentes epidemias, controlar la enfermedad de las tropas o bien hacerse cargo de la enfermedad de la población carcelaria. Preguntarse por cómo enfrentaban las autoridades, los practicantes de la medicina y los mismos enfermos la pérdida de la salud implica entonces adentrarnos en una experiencia que es a la vez pública y privada, que involucró la conformación de un lenguaje común y el diseño de diversas estrategias para hacerles frente. La propuesta esta vez es adentrarnos en el estudio del vocabulario para nombrar las enfermedades y en las situaciones contextuales en que estas que aparecen registradas, principalmente a partir de registros judiciales y documentación perteneciente a la administración pública. Esto permite examinar qué enfermedades son las que aparecen identificadas más frecuentemente, en qué circunstancias, qué estrategias se utilizaron para hacerles frente y qué indicios podemos encontrar respecto de la acción de autoridades y practicantes de la medicina


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