La epidemia de fiebre hemorrágica viral en Liberia de 2005 (Segunda parte) 

Autora del Texto

María Francisca Valdivieso Undurraga

Médico Cirujano. Ginecóloga Obstetra Universidad de los Andes. Magister Bioética y en Docencia. Académica Universidad Finis Terrae.

Semblanza de la colaboradora

44 años. Madre de tres niños. Médico Cirujano. Ginecóloga Obstetra Universidad de los Andes. Magister Bioética y en Docencia. Académica Universidad Finis Terrae.

Texto

Estuve desde marzo a diciembre del 2005 en Liberia, trabajando con médicos sin fronteras en un proyecto materno infantil, como ginecóloga. Estando en el proyecto, tuvimos un brote, de fiebre hemorrágica de lassa, una de las fiebres hemorrágicas virales que existen, así como el marburgo, el ébola, etc. El proyecto tuvo un giro brutal, transformándose en centro de derivación de enfermos de fiebre hemorrágica de lassa de la capital, Monrovia

En Liberia, escribía muchos mails a mis amigas, y a mi familia. Cuando me invitaron a participar de esta página, para escribir sobre mi vivencia en esa epidemia, me puse a leer los mails que envié en su minuto, para acordarme un poco de todo el contexto, lo vivido, y como me sentía; y poder escribir en esta columna. 

Finalmente, decidí que mas que escribir algo nuevo hoy, podría compartir esos extractos de mails, tal cual los escribí en ese minuto. 

Es interesante como bajo un mismo escenario, las personas reaccionamos distinto emocionalmente, nos conectamos unos con otros en forma diferente, y las herramientas psicológicas que usamos también son distintas. Creo que puede ser un aporte mostrar eso frente a lo que estamos viviendo hoy en día, por si algún lector se siente identificado. 

“Hace un par de semanas estuvimos súper estresados, porque empezamos a tener casos de pacientes con fiebre hemorrágica, nadie tiene idea que es, a cuál de las fiebres hemorrágicas pertenece. La cosa, es que te morís la histeria…………trabajamos vestidos llenos de protecciones, estilo astronautas, salas de aislamiento, uf !!,  no quiero volver a vivir algo así en mi vida nunca mas !!, no se, si sabes algo de estas malditas fiebres, pero, las típicas son fiebre amarilla (de la que estamos vacunados a si que da igual), fiebre de lassa, que es endémica en esta zona, ébola,  marburgo etc. Nunca había visto algo así en mi vida……, gente sangrando por todos lados, fiebre, y se mueren como si nada……empezamos a tener casos, y mas casos, y esta quedando realmente el caos. Empezamos a preparar un campamento, porque en el hospital ya no los podías tener. 

“Bueno… vamos al punto más estresante de la semana. La maldita fiebre hemorrágica. Hemos tenido unos casos de fiebre, sangrando por las mucosas, boca, nariz, ojos, oídos, hematemesis, hematuria, y los que la padecen, se mueren como si nada. Esta es una zona endémica de esta enfermedad, pero, aun así, cuando tuvimos el primer caso, nadie pensó en esto. Al tercer día, cuando se murió otro paciente de la misma pieza, de igual forma, y luego otro, y otro…, ocho muertos en cinco días de la misma manera, …empezó la histeria.

Aislamientos entre pacientes y entre nosotros. Nos preguntábamos si quemar o no los cadáveres, si nos poníamos los trajes de astronautas para ver a los pacientes. ¡¡¡Uf!!! ¡¡Ni te imaginas lo que es usar esto con 38 C, y con la humedad que hay aquí!!

Además, el pediatra empezó con fiebre, y yo con vómitos que no paraban. Carlos, coordinador del proyecto, y quien, además, está a cargo de los diez que vivimos en esta casa, no paró ni un minuto. Si hay algo rescatable, y por lo que lo admiro, es su capacidad de trabajar, sin parar, y montar todo un sistema en solo un día. Aislamiento full, construimos tres piezas más hospitalarias, y montamos todo un programa de manejo de fiebres hemorrágicas. Carlos, trabajó como un animal, entretanto yo cerré la maternidad, él y otros médicos cerraron los pabellones, mientras que para mí fue la semana más relajada en cuanto a trabajo, para él, fue realmente heavy.

Las muestras de sangre de los pacientes las mandamos a Alemania, porque acá, no hay ni para hacer un hemograma, y bueno, siguen en Guinea hasta ahora…, no me preguntes que hacen ahí, pero ya las dimos por perdidas, por lo que tenemos que suponer, hasta enviar otras nuevas, que efectivamente es un brote de fiebre hemorrágica de Lassa, y seguir con todas las medidas, hasta la confirmación. 

Este lunes, abro de nuevo los pabellones, ¡para volver a cerrarlos el viernes porque me voy de vacaciones, al fin! Después de tres meses seguidos de trabajar de lunes a domingo, 24/7 con solo un domingo cada 15 días de descanso, cuento los días para mi semana completa de vacaciones. Como no hay nadie más que se haga cargo del trabajo como ginecóloga, se tienen que cerrar. Es terrible…estos pocos días con pabellones cerrados, y sin operar, han sido espantosos para las pacientes.... Está Carlos, pero ya con la pega que tiene de coordinador esta full, y más ahora con este brote, así que, se cerrarán no más.

Yo por mi lado estoy mucho mejor de la gastroenteritis que me agarré, aún no sé qué será lo que tengo. Algún parasito probablemente. He estado una diarrea crónica intermitente, y unas náuseas horrorosas, ¡¡como si estuviera embarazada!!, probé con albendazol, pero no pasa nada, así que yo creo que esta semana empiezo con ciprofloxacino y metronidazol, a ver si con eso se me va. Aunque, mientras siga comiendo esta comida, creo que da igual, porque debo comer mierda todos los días en ella…sin saberlo, jajaja.

El día que vomitaba tuve la “brillante” idea de llamar a mi casa, me sentía como las pelotas, quería escuchar a mi mamá. Le conté algo de las posibles fiebres hemorrágicas, yo enferma… no sabía que mi papá estaba al lado escuchando la conversación… ¡¡uf!! Te imaginarás al pobre, el estrés con que quedó. Se me olvida que sabe mucho de medicina, nunca pensé que conocería la fiebre hemorrágica de Lassa.


La verdad, es que yo también estaba súper asustada ese día, esta fiebre no tiene ni vacuna ni tratamiento aquí, ¡¡y unas mortalidades horrorosas!! cercanas al 98% en este lugar.

En resumen, la situación actual es: seguir con los aislamientos, transpirar como animal con esos trajes de aislamiento, y mantener toda la parafernalia de circuitos de entrada y salida. En la casa, con aislamiento de platos, vasos, cubiertos entre nosotros. El pediatra, por suerte, tenía malaria, y de ahí la fiebre. Al pobre lo tuvimos aislado en su pieza, solo. Muy duro. Imagínate estar con fiebre, sintiéndote pésimo, enfermo, y solo cuando te llevan comida ves a alguien un par de minutos. ¡No te imaginas como lo eché de menos esos días! ya está recuperado, ¡por suerte! Lo que es yo, me mejoré de mis vómitos, me dejan irme de vacaciones, (en un minuto, pensé que me quedaba encerrada en esta ciudad sin poder salir por ser posible contagio). Pues ya lo sabes: No soy posible contagio. ¡¡¡No puedo más de felicidad!!! ¡¡Necesito un descanso!!”



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