Estudiar los desastres desde la historia

Entrevistada

Virginia García Acosta

Antropóloga social e historiadora mexicana, es profesora investigadora por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social – CIESAS y es miembro de Red GERIDE. 

Sus áreas de especialidad son antropología e historia del riesgo y de los desastres en México y América Latina.

Semblanza de la entrevistada

Virginia García Acosta es antropóloga social e historiadora mexicana. Profesora investigadora por el CIESAS desde 1973, fue su directora académica entre los años 1997 al 2000, y directora general entre los años 2004 a 2014. Sus áreas de especialidad son: antropología e historia del riesgo y de los desastres en México y América Latina. Ha recibido numerosos premios y reconocimientos por sus trabajos: “Francisco Javier Clavijero” del INAH (1987), Premios Casa Chata del CIESAS (1992, 1996, 1997 y 2001-2002), Palmas Académicas del Gobierno Francés (2010). Además, es miembro de número de la Academia Mexicana de la Historias donde ocupa el sillón número 5 (2013), de la Academia Mexicana de Ciencias (1987) y del Sistema Nacional de Investigadores desde 1987, donde tiene el nivel 3 desde 2004. Ha sido fundadora y miembro activo de varias redes internacionales; pertenece a diversos comités y comisiones académicas en diferentes países. Ha publicado como autora individual, como también, coordinadora de 24 libros, y más de un centenar de artículos y capítulos de libro en México y en el extranjero. Entre sus libros se encuentran los tres volúmenes de Historia y Desastres en América Latina, dos volúmenes de Los sismos en la historia de México y el primer volumen de Desastres agrícolas en México. En 2020 publicó The Anthropology of Disasters in Latin America. State of the Art (Routledge). Se encuentra en prensa, coordinado con Raymundo Padilla, Historia y memoria de los huracanes y otros episodios hidrometeorológicos en México. Cinco siglos.

 

En vista de su próxima participación en el Seminario Historia&Desastres, el Equipo Coordinador de Red GERIDE quiso conversar con la profesora García Acosta sobre Historia de los desastres y construcción social del riesgo.

Texto de la entrevista

Equipo Red GERIDE: Desde sus investigaciones ¿Cómo se puede graficar, históricamente, los efectos sociales generados por una crisis climática? ¿Existe un caso que sea paradigmático en ese sentido?

V. García Acosta: No suelo usar el término “crisis climáticas”, básicamente porque mi interés, y el de los estudiosos con los que colaboro hace años, está más en la sociedad que en las amenazas como tales, sean éstas naturales o biológicas. Es decir, en mis investigaciones relacionadas en términos generales con temas como clima o medio ambiente, me he centrado en los que hemos denominado desastres agrícolas que ocurrieron a lo largo de la historia de México. Algunos de ellos corresponden a lo que en la Escuela de los Annales se denominaban crisis agrícolas que llegaron a convertirse, en sociedades de base agrícola (antiguo régimen), en crisis generalizadas. En México existen dos ejemplos históricos paradigmáticos: la ocurrida en 1785-1786 y la que le siguió en 1809-1810, y que se asocia con el inicio de la guerra de independencia de 1810. 

Estas dos crisis han sido estudiadas particularmente por Enrique Florescano, a partir de los movimientos del precio del maíz, y por mí, a partir del movimiento de los precios del trigo. Sobre las dos mencionadas, y sobre muchas más existe información recopilada con material primario y secundario, publicado en los dos volúmenes de Desastres agrícolas en México. Catálogo histórico, tomo I: Épocas prehispánica y colonial (958-1822), y tomo II: Siglo XIX. El primero coordinado por mí junto con Juan Manuel Pérez Zevallos y América Molina del Villar y el segundo coordinado por Antonio Escobar Ohmstede. Ambos se publicaron por el Fondo de Cultura Económica y el CIESAS en 1993 y 2001, respectivamente. Hoy existe versión electrónica de ambos. 

Como mencioné antes, en realidad, nuestro interés no se ha centrado en estudiar la historia del clima como tal. Partimos del estudio de amenazas naturales como detonadores de desastres. Como reveladores de condiciones críticas pre-existentes que, ante la presencia de una determinada amenaza natural, detonan verdaderos desastres. Algunos de grandes magnitudes, dependiendo del contexto y las condiciones de vulnerabilidad y de exposición de la población afectada. Me refiero a amenazas que pueden ser de origen geológico (sismos o erupciones volcánicas), hidrometereológico (huracanes, exceso o escasez de agua que provoca inundaciones o sequías, granizadas, etc.), o incluso biológico, como la que actualmente estamos experimentando: la COVID-19, generada por un virus, el SARS-CoV-2, que se ha convertido en epidemia, en pandemia y cuyos efectos hemos de evaluar una vez que tengamos información confiable y suficiente. 

Equipo Red GERIDE: ¿Cuál es el corpus documental que utiliza para profundizar en los desastres? 

V. García Acosta: Dado que hemos trabajado información desde la época prehispánica hasta la actualidad, nuestras fuentes documentales son amplias y variadas. Usamos tanto fuentes primarias como secundarias. Como siempre privilegiando las primeras y de ellas, las fuentes de archivo. También usamos intensivamente fuentes hemerográficas (incluyendo periódicos y revistas), a partir del siglo XVIII, que es cuando inicia el periodismo en México, y sobre todo del siglo XIX en adelante. 

Los repositorios en los que hemos incursionado son de tres tipos y en ellos existen tres niveles. Se trata de archivos, hemerotecas y bibliotecas, en cada caso tanto nacionales como estatales y municipales. Para la época colonial el Archivo General de Indias ha sido de enorme importancia, y el Archivo General de Centroamérica para información del sureste mexicano. 

Las fuentes bibliográficas no han sido menos importantes. Los códices y anales, en ocasiones únicas fuentes escritas para épocas en que no contamos con ningún otro registro, además de ser una fuente exclusiva de Mesoamérica. Las Relaciones Geográficas del siglo XVI al XVIII, que constituyen la respuesta de las autoridades locales a cuestionarios enviados desde la Corona sobre diversos aspectos económicos, políticos y sociales de los pueblos novohispanos. Las crónicas escritas por soldados o por misioneros, algunas de ellas muy tempranas que dan cuenta de la situación y de eventos ocurridos antes de la conquista. 

Muy ricos han sido los escritos de los así denominados “diaristas”, que se conocen como “Diarios de sucesos notables”, que en ocasiones alcanzando periodos largos detallan lo ocurrido en casos de desastres pequeños, medianos o grandes que afectaban la cotidianidad que relataban. También los escritos de viajeros extranjeros que, con sus ojos no acostumbrados al acontecer natural y social mexicano, muchas veces exageraban lo ocurrido; estos son muy ricos sobre todo para el siglo XIX. Entre estos viajeros, a diferencia del resto de autores, figuran algunas mujeres.

Para documentar el siglo XX, lo cual es particularmente rico en la publicación que pronto aparecerá sobre huracanes en México, hemos también incluido información de primera mano obtenida a partir del trabajo etnográfico propiamente antropológico. La publicación a la que me refiero es la siguiente: Virginia García-Acosta y Raymundo Padilla Lozoya, coords., en prensa, Historia y memoria de los huracanes y otros episodios hidrometeorológicos en México. Cinco siglos. Incluye tanto información primaria (un catálogo histórico) como analítica (un estudio introductorio, uno sobre cronologías de ciclones en este país y cuatro estudios de caso) a lo largo de, como su título lo dice, cinco siglos a lo largo de los cuales se han presentado huracanes y otros fenómenos que podríamos denominar climáticos en la historia de México.


Equipo Red GERIDE: Hablando de desastres y sociedad, ¿podría explicarnos a que se refiere el científico social cuando habla de construcción social del riesgo? 

V. García Acosta: El concepto de construcción social asociado con los riesgos ha demostrado una utilidad analítica cada vez mayor entre los estudiosos de los desastres. Sin embargo, como es natural que ocurra en la generación y evolución de planteamientos teóricos para la interpretación de la realidad, a dicho concepto se le han atribuido significados diversos. Lo anterior ha contribuido en algunos casos a confusiones en su utilización. Resulta importante esclarecer algunas de las variaciones en el uso del concepto construcción social del riesgo, por medio del estudio y revisión de los principales manejos y contenidos que se le han dado, particularmente dos de ellos: el que lo asocia con la percepción y el que lo hace con la vulnerabilidad. 

El concepto de construcción social del riesgo que utilizo y que se ha generalizado en los últimos años, se relaciona con la vulnerabilidad y la desigualdad, con la vulnerabilidad acumulada y diferencial, en suma, con la construcción material de riesgos. Este contenido, que remite a la producción y reproducción de las condiciones de vulnerabilidad que incrementan los efectos negativos ante la presencia de una amenaza, se deriva del reconocimiento de que los desastres son procesos históricamente construidos, producto de la acumulación de riesgos y de vulnerabilidades, relacionados con y derivados del tipo de sociedad y de economía que se ha ido desarrollando con el paso del tiempo y no de la presencia cada vez mayor en frecuencia y magnitud de amenazas de origen natural. La construcción social del riesgo, desde esta perspectiva, remite en su esencia tanto a las formas en que la sociedad construye contextos frágiles que se asocian e incrementan las dimensiones de la vulnerabilidad. Todo ello se traduce en una falta de adaptación al medio físico provocando, incluso, que el propio medio se convierta en una amenaza e, incluso, en un factor de generación de riesgo. Para un análisis más detenido del asunto reenvío a un artículo que escribí en 2015 y que se puede encontrar fácilmente en línea, intitulado “El riesgo como construcción social y la construcción social de riesgos”, y publicado en el número 19 de Desacatos. Revista de Antropología Social.