Un enfoque de interdisciplinariedad contribuye sustancialmente al aprendizaje de los estudiantes, pues les permite aprender colaborativamente con otros estudiantes. De esta manera, se contribuye con el trabajo en equipo, comunicación asertiva y otras competencias que son altamente valoradas en el mercado laboral.

En el diseño de los cursos es importante incluir espacios de reflexión y retroalimentación, pues esto permitirá involucrar a los estudiantes en la construcción de su aprendizaje. Asimismo, estos espacios serán de utilidad para conocer las opiniones de los estudiantes acerca de las actividades planteadas, adoptando así un enfoque de mejora continua del curso. En caso sea pertinente, se pueden realizar ajustes a lo largo del desarrollo, así como plantear las mejoras en futuros ciclos académicos.

Actualmente, existen diversas herramientas virtuales que facilitan el proceso de enseñanza-aprendizaje y permiten desarrollar sesiones dinámicas e interactivas con los estudiantes. Al respecto, es importante mencionar que el uso de estos recursos también es un gran soporte para los profesores, quienes optimizan el tiempo empleando videos o pizarras virtuales en sus sesiones de clase.

Las actividades planteadas a lo largo del curso deben guardar relación con las tareas o funciones que desarrollarán los estudiantes, una vez egresados. En este sentido, es importante aterrizar los conceptos teóricos en actividades prácticas, principalmente, en cursos desarrollados en la Facultad.