La hiperqueratosis es el engrosamiento excesivo de la capa córnea de la epidermis, una respuesta que se adapta al organismo debido a la presión, fricción o sobrecarga mecánica crónica sobre determinadas áreas del pie. En el adulto mayor, este proceso tiene características fisiológicas particulares que reflejan los cambios propios del envejecimiento cutáneo y estructural.
🔬 Cambios fisiológicos asociados al envejecimiento
En la piel senil se producen transformaciones que predisponen al desarrollo de hiperqueratosis:
Disminución de la renovación celular epidérmica: las células del estrato basal se dividen con menor frecuencia, lo que genera una piel más fina y con menor capacidad de recuperación ante el trauma repetido.
Reducción de la actividad de los queratinocitos: esto altera el equilibrio entre la descamación y la producción de queratina, favoreciendo el acúmulo de corneocitos compactos.
Disminución del colágeno y la elastina dérmica: la piel pierde elasticidad y resistencia, aumentando el roce con el calzado y las prominencias óseas.
Menor producción de sebo y sudor: la xerosis (sequedad cutánea) aumenta la rigidez de la piel, potenciando la formación de callosidades.
Alteraciones biomecánicas del pie envejecido: la pérdida del tejido adiposo plantar, deformidades articulares (como hallux valgus o dedos en garra) y la redistribución del peso corporal generan puntos de presión anómalos.
⚙️ Mecanismo fisiopatológico
La hiperqueratosis se origina como un mecanismo de defensa: ante la presión o fricción repetida, los queratinocitos del estrato basal aumentan su tasa de replicación para reforzar la zona afectada.
Sin embargo, en el adulto mayor este mecanismo se vuelve ineficiente y desorganizado, generando un engrosamiento irregular y duro, que puede fisurarse o incluso ulcerarse si no se trata adecuadamente.
💡 Importancia clínica en podología
En el adulto mayor, las hiperqueratosis son un signo de alteración funcional y mecánica del pie, más que un problema exclusivamente cutáneo. Su presencia debe motivar la evaluación de:
El tipo de pisada y puntos de apoyo.
El calzado utilizado.
La integridad vascular y neurológica.
El tratamiento podológico se basa en:
Deslaminación controlada de la hiperqueratosis.
Hidratación intensiva con urea o ácido salicílico a bajas concentraciones.
Uso de ortesis plantares que redistribuyan la carga.
Educación del paciente en cuidado preventivo y elección de calzado adecuado.