Saltos
La cápsula sube lentamente. El hombre que va dentro, Felix Baumgartner, ha pasado del anonimato a la fama mundial en cuestión de días. Los comentarios sobre su intento van desde la admiración a la crítica. No falta quien lo interpreta como una genial estrategia de marketing de los patrocinadores. Hay apuestas. "¿Lo hará?" "¿No?" "¿Será capaz?" Algunos, con rechifla, piensan que el intento frustrado de unos días antes es mala señal y poco menos que esperan una retirada. Hay quien se indigna con la temeridad de un salto como ese: "¿Es que quiere matarse?" El caso es que, por un rato, olvidamos crisis y coyunturas políticas; olvidamos los deportes habituales; hacemos un parón en nuestras rutinas dominicales y con la emoción de las grandes ocasiones esperamos. Hasta ver al hombre abrir la puerta de la cápsula, y ponerse en pie, con el mundo a sus pies. Y le reconocemos la valentía para estar ahí, a esa altura, dispuesto a volar.
Luego, salta... Y su salto, de alguna manera, evoca todos los saltos de aventureros de todas las épocas; insensatos y soñadores que se han lanzado a lo desconocido. Buscadores de lo nuevo. Hombres y mujeres que han querido ir más allá de los límites establecidos. Movidos, a veces, por su orgullo, otras por el afán de riqueza; o por el deseo de superar barreras y lograr avances para el mundo. Desciende, y su descenso habla de locura, de valentía, de riesgo, de ambición... Cuando el paracaídas se abre y empieza a controlar el descenso respiramos con alivio y le vemos descender admirados.
Una vez completada la hazaña, hablaremos de ello durante unos días. Luego se irá apagando el eco. Volverán las rutinas, y las preocupaciones de siempre. Nos iremos olvidando de Baumgartner y su salto demencial. Pero, a veces necesitamos gente así, que nos recuerde que Dios nos ha creado capaces de avanzar y de hacer avanzar a la humanidad, de ir más allá de los límites conocidos, derribar barreras hasta alcanzar nuevas metas -científicas, morales, intelectuales, artísticas- que, ojalá, hagan del mundo un hogar.