ACOGIENDO MIS LÍMITES
Si nos tomáramos en serio la tan repetida afirmación de que cada persona es única e irrepetible, habríamos de concluir, en primer término, que todos somos diferentes a… todos los demás.
Y diferentes en todo, también en nuestros defectos, en nuestras limitaciones… ¡y en nuestras diferencias! Pero una cosa es saberlo y otra vivirlo.
Si aprendemos a distinguir entre estas tres realidades nos ahorraremos muchos disgustos y bastantes problemas. Que todos somos limitados, las diferencias, sin más, no son defectos, Y solo entendiéndolo a fondo podremos llegar a ser quienes estamos llamados a ser: nuestra mejor versión.
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos”. Mc 12, 31
Terminamos nuestra oración pidiéndole al Señor que nos ayude a aceptarnos, a acogernos con nuestros límites y con nuestras fronteras...a intentar conseguir nuestra mejor versión.. porque Dios nos quiere como somos