Tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber.
— Mateo 25, 35
Tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber.
— Mateo 25, 35
A veces vamos tan rápido por la vida que se nos olvida algo muy básico. Mientras nosotros pensamos en exámenes, en entrenamientos, en qué plan habrá el finde o en la story que vamos a subir, hay personas —muy cerca— que están pensando simplemente en si hoy tendrán algo para cenar. Ese pensamiento existe en casas de nuestro barrio, entre familias que quizá vemos cada día sin darnos cuenta.
La Operación Kilo no va de traer comida sin más. Va de mirar alrededor, entender que no todo el mundo lo tiene fácil y decidir que tú no quieres vivir con los ojos cerrados. Va de convertir un gesto pequeño en un impacto real.
Y quizá pienses que lo tuyo es muy poco, que no vas a cambiar el mundo. Pero a veces lo que cambia el mundo de alguien es justamente lo poco de muchos: ese kilo que aportas, ese bote, ese paquete. Y eso sí transforma.
Por eso te pedimos esta mañana, Dios, que nos despiertes por dentro y nos abras los ojos. Que nos enseñes a ver a las personas, no solo a sus circunstancias; a reaccionar cuando alguien necesita ayuda; a no pasar de largo. Que esta Operación Kilo no sea una campaña más, sino un recordatorio de quiénes queremos ser: gente que mira, que cuida, que comparte y que hace de su vida un lugar donde otros también puedan encontrar esperanza. Y que este aprendizaje te lo lleves para SIEMPRE en tu vida.
Amén, que significa “así sea”, o incluso “vamos a por ello”. Lo importante no es la palabra final, sino el corazón con el que lo vivimos.
Para colaborar, podéis traer alimentos no perecederos: pasta, arroz, legumbres, conservas, aceite, galletas, leche en brick, cacao, tomate frito, etc. También son muy útiles los productos de higiene básica como gel, champú, pasta de dientes o pañales. Todo lo que aportéis, por pequeño que parezca, suma muchísimo. Basta con que cada uno traiga algo que una familia pueda necesitar en su día a día. Aquí, cada kilo cuenta.
Nadie se hace grande sin cuidar de los demás.
— Teresa de Calcuta
TODO ESTO DIOS LO PONEMOS EN TUS MANOS
Y AQUÍ TIENES LAS NUESTRAS