La Asociación de Abogados y Abogadas Laboralistas se propone agrupar a quienes ejercemos la profesión, considerando que el derecho laboral debe tener como postulado fundante la tutela de las personas que trabajan; se reconoce como ideológica y políticamente pluralista. Cobija en su seno a todas las expresiones del pensamiento político y se define como absolutamente independiente del Estado, de los partidos políticos y de las asociaciones sindicales. Es pluralista pero no es neutral.
Desde hace mucho tiempo tiene un claro perfil ideológico, que se alimenta con el pensamiento de la mayoría de su militancia. Pero como también es profundamente democrática, hay un respeto irrestricto por todos los que piensan diferente. Los años pasan, y las batallas se renuevan. No son las mismas, pero el compromiso permanece incólume.
La Asociación nació en 1958, aunque de manera informal, o sea sin haberse dado los pasos para su constitución como persona jurídica, lo que ocurrió recién en 1979. No es casual la oportunidad elegida por un grupo de abogados laboralistas, la mayoría vinculados a los sindicatos, para agruparse y desarrollar una tarea colectiva vinculada con el mundo del trabajo. 1958 fue un año de intensa actividad sindical y de conflictos colectivos de envergadura, enmarcados en un proceso político conducido por la autoproclamada “Revolución Libertadora”. Como históricamente ha ocurrido durante todos los gobiernos dictatoriales, los y las trabajadores y sus organizaciones gremiales sufrían el despojo de sus derechos, persecución y represión. Paralelamente se producía un hecho paradojal: la dictadura militar, debilitada, en retirada y muy a su pesar, posibilita la reforma constitucional de 1957 y la sanción del art. 14bis.
Quienes fundaron la Asociación entendieron que a la lucha contra la opresión había que sumarle la tarea de bajar a la realidad los postulados del constitucionalismo social, que se había frustrado cuando la dictadura derogó la Constitución de 1949. Si bien la mayoría de los sindicatos se identificaban con el peronismo, al igual que sus asesores legales, la Asociación era marcadamente pluralista, con una fuerte presencia de colegas no sólo peronistas, sino también comunistas, socialistas, intransigentes, radicales e independientes, todos con profundas convicciones democráticas. Creemos que en la historia argentina es muy difícil encontrar otros espacios políticos y sociales donde se haya dado un fenómeno de convivencia y tolerancia ideológica tan grande y durante tanto tiempo. Las cambiantes circunstancias políticas de nuestro país muchas veces la sometieron a tensiones internas muy fuertes que sin embargo la Asociación logró resistir.
Y esto seguramente se lo debemos a la sabiduría y a la grandeza de quienes supieron diferenciar y separar con absoluta claridad sus posiciones personales de los intereses y objetivos de la Asociación. Hoy, como ayer, sigue siendo un valor.
Somos y seremos un espacio de pensamiento crítico, que con objetividad aplaudiremos aciertos, pero también señalaremos errores y omisiones. Siempre desde la independencia que proclamamos, más allá de las posiciones personales de sus directivos. No hemos sido “oposición”, excepto respecto de las dictaduras y los gobiernos autoritarios; ejemplo reciente de ello es la nefasta década menemista o el gobierno macrista.
¿Qué se precisa para afiliarse? Para nosotros ser “laboralista” es quien, como dice el slogan de nuestra revista La Causa Laboral, piensa el Derecho del Trabajo desde el principio protectorio, desde los derechos humanos y hacia la transformación social.
El ejercicio profesional de la abogacía puede llevarte a ejercer la defensa de trabajadores o de empleadores; pero el derecho laboral es una rama del derecho que reconoce como postulado fundante la tutela de las personas que trabajan. Esa es nuestra convicción. Laboralistas agrupa a estos abogados y abogadas.
Sus puertas están abiertas para todes, sin más exclusiones que los corruptos o los defensores de los genocidas de la dictadura militar. Las reuniones del Consejo Directivo son públicas y admiten la participación plena de cualquier afiliado o afiliada. Todos los colegas que se arrimaron con ganas de trabajar, rápidamente encontraron un lugar en la Asociación. Todo se debate y todo se resuelve por consenso. En casos importantes no se rehúye la votación y quienes apoyaron la posición perdedora, democráticamente aceptan la decisión de la mayoría. Todo esto le ha permitido actuar durante décadas con una tremenda coherencia, documentada en centenares de declaraciones y comunicados, bajo cualquier gobierno, en cualquier circunstancia y durante diferentes conducciones.
¿Qué hacemos? La Asociación se moviliza, sin prejuicios, pruritos ni ataduras. La ocupación del espacio público para hacer visibles nuestras demandas y reclamos, ha sido una constante en nuestra praxis. Lxs viejxs asociadxs recuerdan los más de cien cacerolazos, marchas, escraches, raquetazos, escobazos, banderazos, etc., con los que demandábamos la remoción de la Corte menemista. Pero la Asociación también estuvo presente en centenares de actos y marchas vinculados con la defensa de los Derechos Humanos, de las libertades públicas, de la democracia y del sistema republicano de gobierno. En el pasado reciente la emergencia de la cuarta ola nos convocó en las movilizaciones por las luchas de las mujeres (Ni Una Menos, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la campaña por la ratificación del Convenio 190 de OIT). Todo ello le ha dado algo que podríamos llamar mística, que es lo que nos permite sentirnos orgullosxs cuando decimos que somos parte de ella. También ha generado en su interior una unión afectiva, que difícilmente se encuentre entre otras entidades similares. ¡Cuánto más fácil es avanzar en la lucha por la construcción de ese mundo mejor y más justo con el que soñamos, cuando a tu lado marchan tus amigues, tus hermanes, tus compañeres!
La tradición de lucha no nos hace descuidar la tribuna académica y el debate de las ideas. Nuestros cursos, Jornadas, mesas redondas, conferencias y debates, y nuestra revista La Causa Laboral, así lo atestiguan.
¿Cómo entendemos la gremialidad? La defensa de los derechos de los abogados y las abogadas laboralistas también ha sido uno de los objetivos permanentes de la Asociación. Pero siempre desde la concepción del título profesional como un bien social, no individual; por eso siempre hemos demandado un ejercicio ético de la profesión, repudiando enérgicamente todas las prácticas abusivas o directamente corruptas. En esto no se nos juega el espíritu corporativo: si se le exige al abogado ser honesto en el ejercicio de la profesión, la exigencia debe ser mucho mayor con el abogado o la abogada laboralista, particularmente cuando asesora o patrocina a personas que trabajan, en la mayoría de los casos personas vulnerables e indefensas. Aprovecharse de esta situación es un acto criminal que no debe ser aceptado.
Generación tras generación de abogados y abogadas laboralistas se suceden; las luchas se actualizan. Hoy enfrentemos nuevos desafíos. La deslaboralización de las relaciones de trabajo, la renovación de las luchas feministas (igual salario por igual tarea, reconocimiento de las tareas de cuidado, acoso en el lugar de trabajo, entre otras), la organización de las personas que trabajan son algunas.
A todes quienes militamos en AAL nos une un sueño: la construcción de un orden social justo, con una equitativa distribución de la riqueza, en el que la Justicia Social sea el criterio de reparto de cargas y beneficios, donde los hombres, las mujeres y las disidencias puedan vivir sin miedos y realizarse plenamente. Hemos elegido el mundo del trabajo para dar la batalla por el cambio porque compartimos una visión negativa de la actual estructura social desigual y patriarcal. Porque no habrá jamás un orden social justo, mientras las personas que trabajan sean tratadas como un instrumento más de los medios de producción, mientras el trabajo sea considerado como una mercancía, mientras las mujeres perciban salarios menores por igual tarea.
En tribunales, en la calle, en la academia, en la universidad defenderemos siempre a las personas más débiles.